La tarea del mediador
Docentes o periodistas siguen siendo indispensables por dar contexto a los datos e interpretarlos para el receptor
Los cambios en las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n est¨¢n propiciando a su vez cambios profundos en el mercado laboral. Si muchas profesiones parecen ahora innecesarias, otras deben redefinirse para adaptarse a los nuevos tiempos. Algunas profesiones del ¨¢mbito de las ciencias sociales, en concreto las de la mediaci¨®n intelectual, son un buen ejemplo de esto ¨²ltimo.
La confusi¨®n generalizada y la falta de discriminaci¨®n entre lo que solo es el acceso a los datos y el conocimiento como tal, ha llevado a muchos a pensar, err¨®neamente a mi juicio, que actividades como la docencia, el periodismo o la edici¨®n, ya no son necesarias: ?Qu¨¦ sentido tiene la labor del docente cuando los discentes tienen acceso directo a los datos?, ?y c¨®mo justificar la labor del periodista cuando el ciudadano puede ¡°conocer¡± directamente los hechos?, ?son, en fin, necesarios los editores, cuando cada uno puede publicar sus textos y difundirlos en la web?
En un contexto en el que las tecnolog¨ªas de la comunicaci¨®n propician la relaci¨®n directa entre la fuente (de conocimiento, de informaci¨®n, de creaci¨®n) y los individuos de la sociedad (en calidad de estudiantes, ciudadanos o lectores)¡ ?Qu¨¦ sentido tiene la mediaci¨®n?
Si la tecnolog¨ªa propicia la relaci¨®n directa entre la fuente y los individuos, ?qu¨¦ sentido tiene la mediaci¨®n?
Si puedo escuchar directamente a Chomsky, argumentan mis alumnos de ling¨¹¨ªstica, ?para qu¨¦ necesito que el profesor de lengua me explique la gram¨¢tica generativa? Si el usuario de una red social es capaz de generar y difundir una noticia, ?para qu¨¦ tengo que informarme a trav¨¦s de determinado medio? ?Para qu¨¦, en fin, es necesario un sello editorial si cualquiera puede auto editar y publicar sus textos?
Estos razonamientos, a mi entender, pasan por alto la diferencia existente entre datos, informaci¨®n y conocimiento. Si bien las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n hacen posible el acceso a los datos (la conferencia de Chomsky, los cables de Wikileaks, el poemario o la novela auto editados), para transformarlos en informaci¨®n hace falta dotarlos de contexto; igual que para llegar al conocimiento hace falta interpretar la informaci¨®n. Son precisamente la contextualizaci¨®n y la interpretaci¨®n las tareas de la mediaci¨®n intelectual, las actividades que redefinen las profesiones a las que alud¨ªamos arriba y las que las hacen hoy m¨¢s necesarias que nunca (o tan necesarias como siempre lo han sido), en un contexto tecnol¨®gico que facilita extraordinariamente el acceso a los datos.
Contextualizar implica situar los datos en el ¡°paisaje¡± en el que van a ser recibidos, darles el peso y la dimensi¨®n apropiados en relaci¨®n con otros
Contextualizar implica situar los datos en el ¡°paisaje¡± en el que van a ser recibidos, darles el peso y la dimensi¨®n apropiados en relaci¨®n con otros. El dato contextualizado es ya informaci¨®n, es decir, se convierte en un hecho ¡°encajado¡± en las circunstancias y el entorno en el que se difunde. En este sentido, cuando un editor literario incluye una obra en una colecci¨®n de un cat¨¢logo determinado, est¨¢ dando a esa obra de creaci¨®n un contexto, la est¨¢ insertando en un paisaje en el podr¨¢ leerse junto a otras que la enriquezcan y a las que a su vez pueda enriquecer. Otro ejemplo de la importancia que puede tener la contextualizaci¨®n (o su ausencia), nos lo ofrec¨ªa Terry Eagleton en una entrevista que recientemente publicaba Babelia. Se?alaba en ella el pensador y ensayista brit¨¢nico que el fundamentalismo, cualquier fundamentalismo, es sobre todo un error de lectura, pues trata de leer los textos como si su significado fuera inmutable, ajeno al entorno que los recibe, cuando precisamente es propio de los signos su adaptabilidad al contexto, su posibilidad de integrarse en situaciones nuevas.
La informaci¨®n interpretada se convierte en conocimiento. Interpretar es pues dar sentido a las informaciones, formarse un juicio razonado sobre unos hechos determinados. Lo propio de una ciudadan¨ªa formada es esta capacidad de interpretar razonadamente la realidad. El docente (como el periodista) tiene que proporcionar el contexto de los datos y ofrecer los medios para que los estudiantes (como los receptores de los medios de comunicaci¨®n) se formen su propia interpretaci¨®n de ellos, con independencia de que les brinde adem¨¢s la suya propia.
Daniel Innerarity escrib¨ªa hace unos a?os acerca de una ¡°sociedad de int¨¦rpretes¡±, aludiendo a que el desaf¨ªo de nuestro tiempo es ¡°interpretar para obtener experiencias a partir de los datos¡±. Las ciencias humanas y sociales, para muchos prescindibles en estos tiempos, son precisamente las que se especializan en la interpretaci¨®n y en la generaci¨®n de sentido. As¨ª concebidas, las profesiones de la mediaci¨®n intelectual encuentran su sitio en nuestra sociedad y adquieren en ella la importancia que merecen.
Luis Guerra Salas es catedr¨¢tico de Lengua Espa?ola en la Universidad Europea de Madrid.
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