N¨ªger: la nueva frontera europea
La Uni¨®n Europea intenta frenar los flujos migratorios irregulares hacia el continente con inversiones millonarias en pa¨ªses como N¨ªger, convertido en la ¨²ltima barrera de la fortaleza
La imagen de Aylan, el peque?o ni?o kurdo muerto a orillas del mar Mediterr¨¢neo en 2015, conmocion¨® al mundo por la impasividad de la comunidad internacional ante una guerra que desangra Oriente Pr¨®ximo. El desierto del Sahara, sin embargo, sirve de fosa com¨²n a centenares de Aylanes sin que la impavidez de los actores internacionales ruborice a la gran mayor¨ªa. Un n¨²mero inexacto de rostros invisibles yace bajo la arena africana tras sucumbir a muros imaginarios y otrora inimaginables que acortaron su traves¨ªa. Europa se repliega por el Este con acuerdos como el de Turqu¨ªa, pero tambi¨¦n por el sur, donde se esfuerza a base de inversiones millonarias en controlar los flujos en circulaci¨®n por el Sahel.
La Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM) estima que cerca del 90% de las personas llegadas a Libia transitar¨¢n por N¨ªger este a?o, en un momento de revitalizaci¨®n de la ruta mar¨ªtima desde el pa¨ªs magreb¨ª, en la que ya han muerto alrededor de 3.000 personas en lo que va de a?o, los peores datos conocidos en un periodo tan corto de tiempo. El pa¨ªs saheliano se convierte as¨ª en un enclave de importancia geoestrat¨¦gica, vital para Europa y prioritario en su lucha contra la migraci¨®n irregular y el tr¨¢fico de personas. Por eso, precisamente, es el mayor beneficiario del mundo en ayuda europea por habitante en 2016, seg¨²n el embajador de la UE en el pa¨ªs, Raul Mateus.
La Uni¨®n Europea es el principal socio del considerado pa¨ªs m¨¢s vulnerable del planeta, seg¨²n la ONU, y trabaja para ¡°crear condiciones de vida dignas, desmantelar el tr¨¢fico y controlar las fronteras¡±, apunta su representante. N¨ªger funciona as¨ª como el nuevo conf¨ªn de la fortaleza cada d¨ªa menos fuerte de Europa. Si antes fueron Gaddafi y otros dirigentes autoritarios quienes se abonaron a la rentabilidad de erigirse como gendarmes de las migraciones, ahora nuevos cabecillas aprehendieron la elecci¨®n, conscientes de su progresiva relevancia y de las necesidades de sus pueblos maltratados, hist¨®rica y parad¨®jicamente, por los que ahora se presentan como financiadores ansiosos de barreras.
El Gobierno de N¨ªger reclama m¨¢s de 1.000 millones de euros para luchar contra la migraci¨®n clandestina, mientras la Uni¨®n Europea ya desembols¨® el pasado a?o 1.150 millones de euros, gran parte destinada a combatir los desplazamientos clandestinos. El m¨¢ximo objetivo del viejo continente, en palabras de su embajador, es ¡°dar alternativas a la gente para que pueda quedarse y no caigan en el anzuelo de los extremistas¡±. La perspectiva de desarrollo y seguridad gu¨ªa la tarea de la Uni¨®n en un contexto de inestabilidad regional y expansi¨®n de grupos yihadistas tanto en el norte como en el sur del territorio, con ataques casi diarios del temido Boko Haram, y la fuerte y r¨¢pida penetraci¨®n de la ideolog¨ªa salafista en toda la zona. Para enfrentarse al reto, Europa acaba de renovar el mandato de su misi¨®n civil de refuerzo y formaci¨®n de operativos contra c¨¦lulas terroristas. A su vez, trabaja tambi¨¦n con la OIM para sensibilizar a favor de una migraci¨®n ¡°regular¡± y proyectos de retorno y reinserci¨®n en el pa¨ªs de origen. La responsable de programas de la organizaci¨®n en N¨ªger, Fatou Ndiaye, asegura que dan asistencia a quienes lo necesitan, respetando el derecho universal a la circulaci¨®n, y bas¨¢ndose, por tanto, ¡°en la voluntad individual¡± a adherirse a sus acciones.
El esfuerzo internacional, explicitado en la Cumbre europea de la Valeta en 2015, para disuadir y frenar los flujos a trav¨¦s del fomento del desarrollo es di¨¢fano, aunque el axioma es rebatible. Algunas dudas afloran en una mesa redonda en Niamey, donde actores de la sociedad civil nigerina, como Radio Alternative, defienden la libre circulaci¨®n de personas y reclaman el cumplimiento de los protocolos regionales e internacionales que la estipulan. Otros, como el responsable de migraciones de la cooperaci¨®n suiza, Serge Oumow, cuestiona la m¨¢xima extendida de pensar que ¡°cuanto m¨¢s desarrollo existe, se producen menos migraciones¡±. Buena parte de la bibliograf¨ªa acad¨¦mica sustentan su teor¨ªa al enmarcar los flujos en variables amplias m¨¢s all¨¢ de aspectos econ¨®micos y de seguridad. Tambi¨¦n lo hacen intelectuales como el burkin¨¦s Antoine Sawadogo, quien pide a los organismos ¡°no temer a la migraci¨®n, sino acompa?arla¡±. Las complejidades de los procesos migratorios se ejemplifican en los titulares diarios que certifican el ¨²nico proverbio confirmado hasta ahora: la historia de la humanidad se basa en las migraciones y ning¨²n muro, desierto o mar impedir¨¢ que as¨ª siga siendo.
Dunas en movimiento
¡°Tengo muchos amigos en Europa que ayudan a la familia. Yo estaba en Guinea sin hacer nada y decid¨ª emprender el viaje. Por muy mal que se est¨¦ all¨ª, la situaci¨®n nunca ser¨¢ tan dif¨ªcil como la de ?frica¡±. Directa y atronadora suena la revelaci¨®n de Mahamadou, en una de las estaciones de buses de Niamey. Abou, por su parte, no sabe ni tan siquiera si su objetivo es Europa. ¡°Somos conscientes de que all¨ª hay maltrato y que la situaci¨®n en Libia es dif¨ªcil, pero el camino s¨®lo lo marca Dios¡±. A su alrededor, Saidou asiente y revela entre l¨¢grimas su mayor deseo: abrazar a su madre. Lo har¨¢ pronto, ya que en pocos d¨ªas regresar¨¢ a Senegal, su pa¨ªs de origen, tras ser torturado y encarcelado durante meses en Libia. ?l es uno de tantos que decide regresar a casa tras no alcanzar lo que buscaba. No descarta volver a emigrar en el futuro, pero por ahora prefiere recular. Su camino de retorno y su sufrimiento se entrecruzan con la ilusi¨®n y la determinaci¨®n de muchos de sus compatriotas en direcci¨®n al norte que, lejos de ablandarse con su historia, mantienen el arrojo ¡°de salir a buscar¡±.
N¨ªger es el mayor beneficiario del mundo en ayuda europea por habitante en 2016
Unos vienen y otros se van. Cada uno procura por su proyecto, sin que la sensaci¨®n de grupo, aunque temporal, deje de invadir el ambiente vol¨¢til del lugar. Por cercan¨ªa nacional y/o ling¨¹¨ªstica, se dividen las tareas con ordenaci¨®n sorprendente. Algunos cocinan, mientras otros barren o preparan el t¨¦. La autorizaci¨®n de dos d¨ªas para quedarse en el apeadero se ha convertido para algunos en una parada demasiado larga. Mohammed lleva un mes esperando encontrar financiaci¨®n para continuar. Ibrahim, Saigou y Mamadou, en cambio, siguen aguardando la repatriaci¨®n por parte de la OIM. Ellos no han pasado por el centro de tr¨¢nsito de la organizaci¨®n en Niamey, puesto que su aforo est¨¢ completo. S¨ª permanece en ¨¦l la familia de Abdelaziz que, entre colchones en el suelo y algunos ventiladores, es informada de la posibilidad de acceso a una prestaci¨®n de reintegraci¨®n en su sociedad de origen.
M¨¢s all¨¢ de la capital, en Agadez, la ciudad hist¨®rica convertida en intersecci¨®n de las principales v¨ªas africanas, cientos de migrantes se alojan en otro centro de la OIM. Con capacidad para 300 personas, el espacio a las puertas del desierto acoge a ¡°migrantes fracasados en su proyecto migratorio o a los que se dirigen a Argelia y Libia¡± procedentes de pa¨ªses de la Comunidad Econ¨®mica de Estados de ?frica Occidental (CEDEAO), en especial de Nigeria, Gambia y Senegal, seg¨²n su director, Azaoua Maman. Su cometido es informarles de los peligros de la ruta para desaconsejarles, aunque sin demasiada fortuna en su empresa. Por lo que respecta a los retornados, se les ofrece cobijo durante 72 horas, cuidados psicol¨®gicos, sanitarios y tres comidas al d¨ªa, mientras se prepara su regreso.
¡°Fui detenido en Argelia, soy alba?il y mi objetivo era montar un restaurante en Tamanrasset¡±, asegura Bayfal, procedente de la ciudad santa de Touba, en Senegal. Como ¨¦l, Emanuelle, de Camer¨²n o Djem¨¦, de Burkina, probaron suerte sin encontrarla en Argelia, un destino revalorizado tras la ca¨ªda de Gaddafi y el caos en Libia. Entre ellos, miles de ciudadanos nigerinos y de Mali, pa¨ªses fronterizos, tambi¨¦n cruzaron las dunas hacia ese destino, con desventura desigual, seg¨²n las frecuentes informaciones sobre muertes de familias enteras a las que nadie pudo salvar. Tampoco la OIM, a pesar de contar con centros en Arlit y Dirkou ¡ªenclaves imprescindibles de los recorridos¡ª y realizar misiones al desierto para captar y asistir a migrantes vulnerables.
El aumento de estos flujos en los ¨²ltimos a?os ha sido exponencial a la creciente peligrosidad del trayecto y a la degradaci¨®n del tratamiento por parte de las autoridades argelinas, culminado en deportaciones masivas de migrantes nigerinos en virtud del pacto entre el Gobierno de Niamey y el de Argel de 2015. La OIM niega su participaci¨®n en ellas, pero admite la prestaci¨®n de auxilio en los casos m¨¢s precarios que, no obstante, configuran la mayor¨ªa de ellos.
Estas corrientes intra-africanas, a menudo estacionales y de matriz circular ¡ªida-vuelta-ida¡ª son mayoritarias, muy por encima de los desplazamientos m¨¢s atendidos con destino Europa. De hecho, el Banco Mundial establece que el 75% de los migrantes de los pa¨ªses al sur del Sahara emigran a pa¨ªses vecinos, lo que desmitifica el discurso de ¡°invasi¨®n¡± de inmigrantes africanos en costas europeas. El mismo embajador de la UE admite la proporci¨®n ¡°residual¡± de ciudadanos nigerinos en el viejo continente, aunque enfatiza la importancia del pa¨ªs en relaci¨®n al tr¨¢nsito y a todo el negocio informal que de ¨¦l se deriva. Ciertamente, los flujos tanto internos en la regi¨®n, como internacionales que atraviesan el pa¨ªs, participan de una manera u otra del engranaje migratorio contra el que la Uni¨®n Europea dice luchar, afincado en buena parte en Agadez.
¡°Yo para Occidente soy mafia"
¡°Occidente no sabe nada, para ellos todos somos mafia¡±, afirma Sall¨¦ (nombre ficticio), pocas horas antes de embarcar en su todoterreno a veinte migrantes con destino a Libia. De etnia tubu y mediana edad, lleva m¨¢s de diez a?os haciendo de conductor entre Agadez y Sebha, en el sur libio, de donde es originario. Tras dejar sus estudios de piloto, empez¨® su tarea como pasador durante los veranos y luego hizo de ella su principal actividad. Su tarea consiste en ponerse en contacto con el intermediario en Agadez, quien re¨²ne y cobra el pasaje a los migrantes. A ¨¦l se le paga la mitad de su sueldo antes de salir y la otra mitad a la llegada. Su funci¨®n se limita a conducir, aunque a tenor de los riesgos que entra?a el mar de arena, a nivel de clima, hacinamiento, falta de suministros, ataques de bandidos o antiguas minas desperdigadas preparadas para explotar, su tarea es la ¨²nica garant¨ªa de vida para los migrantes. A ella se aferran, temerosos de que no les abandone en medio del desierto, como hacen con frecuencia otros transportistas.
¡°Los trat¨¢is como mafia, pero lo ¨²nico que hacen es intentar ganarse la vida¡±, intercede un amigo del driver. Sall¨¦ asegura no haber participado nunca del negocio de trata de personas presente en la zona, conocido en lengua hausa como Gidanbashi (casa de cr¨¦dito). Se trata de una red de la que se benefician, en menor o mayor medida, desde intermediarios y conductores hasta ciertas familias y autoridades, tanto nigerinas como libias, que utilizan su poder para lucrarse. ¡°Yo nunca he participado de eso. Tengo compa?eros que lo hacen y ganan much¨ªsimo dinero. Con un solo trayecto pueden comprarse un coche nuevo, pero para m¨ª es haram (pecado)¡±, afirma. Seg¨²n Hassan, residente en Libia durante diez a?os, ¡°el Gidanbashi empez¨® cuando los migrantes decidieron coger el camino sin financiaci¨®n y empezaron a entrar en las casas de cr¨¦dito para llamar a sus parientes y pedir dinero para seguir el periplo¡±. Con el tiempo, el negocio degener¨® y se convirti¨® en una especie de prisi¨®n, donde los migrantes son encerrados, maltratados e incluso asesinados, siendo v¨ªctimas as¨ª de un complejo entramado del que muchos sacan tajada.
El Banco Mundial establece que el 75% de los migrantes de los pa¨ªses al sur del Sahara emigran a pa¨ªses vecinos, lo que desmitifica el discurso de ¡°invasi¨®n¡± a Europa
Agadez se ha convertido en uno de los epicentros de tr¨¢fico de ?frica por el que pasan todo tipo de drogas y productos ilegales hacia Europa. Los camiones, encargados de transportar las sustancias, ya sea tabaco, alcohol o coca¨ªna, parten los viernes, mientras los migrantes, en la actualidad a bordo de pick ups, se van los lunes. El trasiego constante de una ciudad din¨¢mica es el poso cultural de un pueblo tuareg acostumbrado a tejer puentes entre norte y sur, como ya hizo en las m¨ªticas caravanas de la Edad Media. M¨¢s tarde, el turismo propici¨® su expansi¨®n, a trav¨¦s del conocimiento en artes manuales como la joyer¨ªa o la herrer¨ªa. Sin embargo, la presencia y actuaci¨®n de grupos yihadistas a finales de los a?os 2000, sumi¨® la regi¨®n en una crisis profunda, despu¨¦s de que Francia y Occidente declararan la zona de riesgo cr¨ªtico y recomendaran a sus conciudadanos no visitarla. A esa decisi¨®n muchos se agarran ahora para justificar su participaci¨®n del tr¨¢fico. ¡°Bruselas, Par¨ªs, Madrid, Londres, todas estas ciudades han sufrido ataques terroristas, ?porqu¨¦ a nosotros nos tienen en zona roja?¡±, se cuestiona un vecino de la ciudad.
¡°Si los occidentales quieren parar el tr¨¢fico, tienen que crear puestos de trabajo, pero no dando el dinero a Niamey, sino viniendo aqu¨ª¡±, asegura Sall¨¦, en una reivindicaci¨®n viva en las calles. La Uni¨®n Europea junto a la OIM ha puesto en marcha programas de integraci¨®n comunitaria fomentando cooperativas de artesanos y joyeros para sacar a centenares de personas del tr¨¢fico. Sin embargo, el comercio informal contin¨²a y se diversifica con clara connivencia pol¨ªtica, que contribuye tambi¨¦n al auge de migrantes por la zona. ¡°No se les ve, pero representan un n¨²mero mayor que los propios habitantes de la ciudad¡±, asegura Hamed. Y apostilla: ¡°El mayor problema de N¨ªger es la polic¨ªa y la corrupci¨®n¡±. Ante eso, un compa?ero de Sall¨¦, sentencia indignado: ¡°Los europeos cog¨¦is nuestra riqueza (N¨ªger es el cuarto exportador mundial de uranio, explotado b¨¢sicamente por Francia, a pesar de contar con una infraestructura el¨¦ctrica dependiente y precaria) y luego os quej¨¢is porqu¨¦ venimos a vuestros pa¨ªses. Pero, ?qu¨¦ quer¨¦is que hagamos?¡±.
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