M¨¦xico no descansa para despedir a Juan Gabriel
Los l¨ªderes pol¨ªticos, ausentes en el multitudinario adi¨®s al cantante que se ha prolongado durante 29 horas en el Palacio de Bellas Artes
Una interminable verbena popular se ha montado a las puertas del Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de M¨¦xico para despedir a Juan Gabriel. La urna con los restos del cantautor ha hecho un largo viaje desde Los ?ngeles, donde el Divo de Ju¨¢rez muri¨® el pasado 28 de agosto, hasta el centro de los homenajes culturales de M¨¦xico. A Alberto Aguilera Valadez, cuentan sus seguidores, le hubiera gustado una fiesta para celebrar su muerte en lugar de un triste sepelio. La riada de gente que ha despedido al cantante lunes y martes honra los deseos del artista, un tributo a su imagen como icono de la m¨²sica popular mexicana. Pese a los rumores, parece que el presidente, Enrique Pe?a Nieto, no acudir¨¢ finalmente a la celebraci¨®n, seg¨²n ha informado la prensa mexicana. El secretario de Cultura, Rafael Tovar, ha informado de que los festejos concluyen este martes a las 21.30.
Al ritmo del Noa Noa, un imitador de Juan Gabriel animaba a quienes desde la ma?ana de este lunes se reunieron para despedir a su ¨ªdolo. Con peluca, lentejuelas, lentes oscuros, los movimientos cl¨¢sicos del Divo y un ritmo al que es muy dif¨ªcil resistirse. La pena de perder a un s¨ªmbolo de M¨¦xico se olvida por un momento cantando sus canciones: La diferencia, Si quieres, Caray, Amor Eterno... Revistas y afiches con la imagen del int¨¦rprete inundaron la fila, tambi¨¦n muchas flores. A los mexicanos les gustan las filas largas y los seguidores de Juan Gabriel han hecho de la espera un modo de vida.
En la punta de la fila est¨¢n Marisela Z¨²?iga y Tina Trist¨¢n. Han viajado desde Monterrey (Estado de Nuevo Le¨®n, en el norte de M¨¦xico) y han esperado casi 24 horas para poder despedirse de su ¨ªdolo en la Ciudad de M¨¦xico. Se hicieron amigas por ¨¦l en 1992, cuando ambas esperaban que Juan Gabriel saliera de su hotel para dar un concierto. "No solo ha sido un artista excepcional, se nos ha ido un gran ser humano que nos daba nuestro lugar como fans, como ning¨²n cantante lo hace ya en M¨¦xico", dice Marisela con l¨¢grimas en los ojos.
Cuando Tina ten¨ªa 16 a?os conoci¨® a Juan Gabriel y comenz¨® un periplo de 30 a?os para acompa?arlo a todos sus conciertos. "Mi mam¨¢ ya sab¨ªa que si Juan Gabriel visitaba Monterrey, yo iba a faltar a la escuela y que entonces me ten¨ªa que escribir una nota para la maestra", cuenta con nostalgia. Para ella, la muerte del cantante es el fin de un ciclo en su vida, de largas esperas y ansias por verlo cantar en el escenario. La ¨²ltima vez fue hace dos meses en Sonora, Juan Gabriel reuni¨® a un selecto grupo de sus m¨¢s fieles seguidores para celebrar sus 45 a?os de carrera art¨ªstica. Salud¨® personalmente a todos y les agradeci¨® su afecto.
Los mexicanos recibieron a las 16.00 (23.00 horas espa?ola) los restos de Juan Gabriel en las puertas del Palacio de Bellas Artes entre aplausos. Las calles del centro de la Ciudad de M¨¦xico se llenaron de gente que quer¨ªa ver el paso del cortejo f¨²nebre del Divo de Ju¨¢rez. Una escena poco com¨²n en la historia contempor¨¢nea del pa¨ªs. Todos con m¨®vil en mano quer¨ªan captar ese momento. Minutos antes de que la carroza con sus cenizas llegara al Palacio una ligera lluvia cubri¨® a sus seguidores, que no dudaron un momento y resistieron en la espera.
El adi¨®s con su m¨²sica
El gran retrato que presid¨ªa el homenaje mostraba a Juan Gabriel mirando al cielo con los brazos abiertos. En una mano sosten¨ªa un micr¨®fono. La imagen imitaba el gran mural de la planta superior, pintado por David Alfaro Siqueiros. La nueva democracia muestra una mujer con los pechos al descubierto mirando al cielo tras haberse liberado, estirando los brazos tras haber roto las cadenas que la amarraban.
El mariachi Mi Tierra aguardaba en las escalinatas de Bellas Artes. Los quince m¨²sicos que acompa?aron a Juan Gabriel en su ¨²ltima gira vest¨ªan un elegante traje de charro color azul el¨¦ctrico con detalles en blanco y plata. En el brazo izquierdo ten¨ªan bordados dos grandes letras: JG. Algunos metros atr¨¢s, el tenor Fernando de la Mora calentaba la garganta con ejercicios vocales a la espera de que el ¨ªdolo hiciera su ¨²ltima aparici¨®n en el palacio que hizo suyo tres veces en vida.
Cuando las puertas de la sala principal del Palacio se abrieron el primero en salir fue Iv¨¢n Gabriel Aguilera, uno de los hijos de Juan Gabriel. Sus manos cargaban lo que todo M¨¦xico esperaba, una caja color caoba con una virgen de Guadalupe en relieve que conten¨ªa las cenizas de su padre. Al joven lo acompa?aba Jes¨²s Salas, el representante del artista. A la primera guardia de honor la flanqueaba varias coronas de flores. Una enviada por la presidencia de M¨¦xico, otra de la secretar¨ªa de Cultura y una m¨¢s, compuesta enteramente de rosas blancas, enviada por Luis Miguel.
La urna se deposit¨® en un pedestal negro en una alfombra roja. Los aplausos de los invitados especiales se confundieron entonces con las primeras notas de Amor eterno, la canci¨®n que?compuso tras la muerte de su madre en 1974 y?que se ha convertido en el himno de despedida del artista. ¡°Prefiero estar dormido a estar despierto de tanto que me duele que no est¨¦s¡±, cantaba de la Mora. Con los acordes comenzaron a desfilar frente a la urna las primeras personas de las miles que hicieron fila con la esperanza de dar su ¨²ltimo adi¨®s a Juan Gabriel.
A De la Mora sigui¨® A¨ªda Cuevas, una cantante que tuvo una intensa amistad con Juan Gabriel y que rechaz¨® tres veces las propuestas de matrimonio que le hizo el cantautor. Cuevas interpret¨® Te lo pido por favor y Te sigo amando. Al homenaje acudieron tambi¨¦n figuras del espect¨¢culo y la pol¨ªtica. El Gobernador de Chihuahua, C¨¦sar Duarte, abandon¨® el Palacio de Bellas Artes por una puerta lateral tras montar una guardia de honor. Alguien desde el tumulto le grit¨® ¡°?corrupto!¡±. Los mexicanos de a pie recordaron as¨ª a los pol¨ªticos que amor solo hab¨ªa para el Divo de Ju¨¢rez.
El regreso del Divo al Palacio de Bellas Artes
Se prev¨¦ que el homenaje sea maratoniano. A las 22.00, cuando el concierto a las puertas del recinto ya hab¨ªa concluido, a¨²n quedaban r¨ªos de personas que daban la vuelta al parque de la Alameda. Como Jorge, Paula y su beb¨¦, Raul. "Aun nos quedan m¨¢s de tres horas. Pero no nos vamos hasta que nos despidamos de Juan Grabriel".?
Al finalizar el concierto, todos los miembros de su banda, mariachis, coristas, hasta los t¨¦cnicos de sonido, posaron desde las escalinatas tocadas con la alfombra roja, frente a la urna con los restos del Divo. Volvi¨® a sonar?Se?ora, en una grabaci¨®n del apote¨®sico y pol¨¦mico concierto que Juan Gabriel dio en este mismo recinto en 1990.
Era la primera vez que un artista eminentemente popular tocaba en el sacro recinto de la alta cultura mexicana. Como dijo Carlos Monsiv¨¢is en su cr¨®nica de entonces, los polic¨ªas de la "Mirada del Comportamiento Decente" no perdonaron el sacrilegio. Y como respuesta, otra vez, Monsiv¨¢is,?"Juan Gabriel en Bellas Artes acomete lo que en ¨¦l es inevitable, el Desplante, el movimiento desafiante de los hombros, la agresividad rumbera, el aprendizaje confeso de las divas, la majestuosidad de quien va hacia la gloria entre la rechifla de los condenados".
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