Tarugos

Lo vi en la tele, el mes pasado. En una playa levantina se hab¨ªa ahogado un ba?ista, que se intern¨® en el mar con bandera roja y fue arrastrado por la resaca. Al d¨ªa siguiente, en las mismas condiciones, una pareja de mediana edad estuvo tambi¨¦n a punto de perecer pero fueron rescatados con gran esfuerzo y peligro por el equipo de salvamento de la playa. En la orilla, la mujer cuenta su peripecia al periodista, con asombro y algo de orgullo: ¡°Oye, una barbaridad. El agua nos arrastraba que no te lo puedes creer...¡±. Por lo visto, la buena se?ora pensaba que la bandera roja se izaba porque la playa era comunista. El periodista record¨® que el d¨ªa anterior se hab¨ªa ahogado otra persona. ¡°?Claro, es verdad! Pero si est¨¢bamos nosotros aqu¨ª mismo. ?Te acuerdas, Pepe?¡±. El marido asiente con la cabeza, muy satisfecho por su buena memoria. Todo en lugar de estar arrodillados ante sus salvadores, pidiendo perd¨®n por su imprudencia y por haberles obligado a arriesgar su vida. Varias personas en atuendo playero escuchaban la entrevista. Pregunta a uno cualquiera: ¡°?Usted se ba?ar¨ªa a pesar de la bandera roja?¡±. Respuesta ufana, seguro de sus derechos: ¡°?Pues claro que s¨ª! Voy a meterme ahora mismo. Yo he venido aqu¨ª para ba?arme... ?Para cinco d¨ªas que tiene uno!¡±. Al fondo, los de salvamento, tratando de recuperar el aliento...

Estos tarugos de la gente soberana, por encima de toda norma, dispuestos a hacer su real gana porque si algo va mal ya les salvar¨¢n quienes cobran para eso... son el verdadero peligro que amenaza nuestros valores y a las democracias occidentales, no esa nader¨ªa del burkini que casi logra ridiculizar al laicismo y la Ilustraci¨®n de mi vieja maestra, la Francia republicana.