Caracas se desmenuza lentamente
Cuando se visita de nuevo una ciudad despu¨¦s de unos cuantos a?os, es importante reflexionar -entre otras muchas cosas- sobre los grados de humanizaci¨®n de la misma. Esto significa analizar en qu¨¦ grado se est¨¢n garantizando las condiciones para que a los ciudadanos no les cueste vivir en la urbe, trasladarse, acceder a servicios b¨¢sicos y poder disfrutar de espacios de ocio equipados con unos est¨¢ndares m¨ªnimos de calidad; adem¨¢s, considerando otros derechos tales como la luz natural, el silencio, la privacidad, la seguridad, etc.
Caracas podr¨ªa presentarse como un ejemplo de ciudad donde los grados de humanizaci¨®n han ido en declive desde hace unos cuantos a?os. La capital venezolana ha ido desintegr¨¢ndose poco a poco hasta llegar a unos extremos de estanquidad y tensi¨®n social que han generado el abandono casi total de la mayor¨ªa de las ¨¢reas de la ciudad.
Tras esta observaci¨®n, es necesario evaluar no solo los factores que dificultan el poco di¨¢logo institucional sino tambi¨¦n repensar las concepciones y maneras de relacionar a los ciudadanos a la hora de pensar la ciudad.
Son muchos los derechos que hoy en d¨ªa se ven alterados y vulnerados por una ciudad que crece sin cesar de una forma desigual y poco sustentable, con una legislaci¨®n urbana que presenta una serie de vac¨ªos adem¨¢s de mecanismos de participaci¨®n ciudadana atrasados respecto al grado de madurez y conocimiento de la sociedad venezolana; y consecuentemente como resultado, surgen una serie de conflictos urbanos, un reflejo del malestar creciente de la sociedad y una baja calidad de vida con grados muy bajos de humanizaci¨®n.
Una de las calles del Este de Caracas. Cr¨¦ditos: Teresa Garc¨ªa Alcaraz
En Venezuela, el avance y el progreso est¨¢n principalmente basados en grandes obras e inversiones y no en una gesti¨®n integrada, como podr¨ªa ser el trabajo de calidad a peque?a escala con la involucraci¨®n de comunidades locales en el proceso de hacer ciudad (sin tener en cuenta el color pol¨ªtico).
Parece que hay una falta de inter¨¦s en la regulaci¨®n del desarrollo urbano, unos mecanismos d¨¦biles de internalizaci¨®n de impacto as¨ª como un sistema urban¨ªstico que sigue bas¨¢ndose en la zonificaci¨®n sin considerar dentro de su planificaci¨®n el monitoreo real de proyectos de ciudad, ya que existe una total superposici¨®n de poderes, politizaci¨®n y polarizaci¨®n de todas las instituciones y ¨®rganos de gobierno.
Este escenario, adem¨¢s de socializar muchos problemas -principalmente por la magnitud de los proyectos en desarrollo en la ciudad (edificios p¨²blicos y misiones vivienda) y por la magnitud del impacto social que est¨¢n causando-, se enfrenta a un cambio de paradigma respecto a c¨®mo las personas se hacen cargo de los conflictos urbanos, pasando por alto la l¨®gica colectiva y entendiendo que gran parte de las demandas a las que hoy se enfrentan los caraque?os son m¨¢s bien por bienes p¨²blicos que por bienes a los ciudadanos.
La cruda realidad nos muestra una ciudad en la que, no solo son los centros hist¨®ricos y barrios populares los que est¨¢n degradados sino tambi¨¦n otras vecindades de la ciudad; urbanizaciones como Los Palos Grandes, Colinas de Bello Monte, las Mercedes ¨C de clase media y alta- son un ejemplo donde se hacen carentes servicios b¨¢sicos tales como agua, electricidad y gas. Hay un total descontrol y despreocupaci¨®n por mantener la ciudad limpia y segura, as¨ª como garantizar un adecuado mantenimiento y reparaci¨®n de los servicios b¨¢sicos.
Antes se hablaba del favorecimiento de la fragmentaci¨®n de la ciudad en zonas divididas por el nivel econ¨®mico y adquisitivo de sus habitantes. A d¨ªa de hoy, se podr¨ªa hablar de una ciudad que poco a poco va desintegr¨¢ndose y desmenuz¨¢ndose en pedazos.
Ante esta situaci¨®n, estamos delante de una cultura de ciudad individualista y agresiva, donde la proliferaci¨®n de rejas, paredes y muros va creciendo exponencialmente ocupando v¨ªas p¨²blicas y aceras; Caracas se ha convertido en una ciudad hostil, oscura y solitaria al atardecer, donde la 'prevenci¨®n al riesgo' y ¡®la sensaci¨®n de miedo¡¯ es ya un rasgo intr¨ªnseco de todos los caraque?os. Una ciudad que carece de servicios b¨¢sicos, alimentos al alcance de todos, seguridad y espacios p¨²blicos de calidad que favorezcan el encuentro, el di¨¢logo y la reflexi¨®n.
?Ser¨¢ la Caracas de hoy el modelo de ciudad so?ada por las instituciones? ?Cu¨¢ndo y c¨®mo se podr¨ªa recuperar la sensibilidad del entorno urbano y la apreciaci¨®n por la ciudad?
La relaci¨®n estado- ciudadan¨ªa es esencial para hacer ciudad; pero a d¨ªa de hoy, el grado de deshumanizaci¨®n de Caracas viene a ser una consecuencia directa del predominio de los intereses estatales y de mercado sobre los intereses de la poblaci¨®n. Pero sobre todo, es el fruto de la dejaci¨®n de responsabilidad y di¨¢logo por parte de muchas autoridades e instituciones lo que ha generado el retroceso de una gran ciudad.
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