"Cuando aparece el primer 'cupcake' ya podemos hablar de gentrificaci¨®n"
Hablamos con los autores del libro 'First we take Manhattan. La destrucci¨®n creativa de las ciudades', en el que analizan el caso de barrios que, tras su regeneraci¨®n hipster, han acabado convirti¨¦ndose en zonas caras y aburguesadas
Aunque es el t¨¦rmino de moda, todav¨ªa conviene explicarlo antes de meternos en harina. La gentrificaci¨®n (algo as¨ª como aburguesamiento o elitizaci¨®n) es el proceso por el que en ciertas zonas del centro de las ciudades de todo el planeta se sustituyen las clases que tradicionalmente lo habitaban por otras de rentas m¨¢s altas. Son lugares que se ponen de moda, en los que sube el precio de la vivienda y del que los pobres se ven obligados a marcharse para dejar paso a los ricos. En la fachada del proceso lo que se ve es algo as¨ª como la hipsterizaci¨®n del barrio: los nuevos residentes son j¨®venes, creativos y modernos y florecen las grandes barbas, los turistas y los bares con grandes mesas de madera avejentada, bombillas vintage y zumos ecol¨®gicos a un precio desorbitado.
En el libro (atenci¨®n al homenaje a Leonard Cohen en el t¨ªtulo) First we take Manhattan. La destrucci¨®n creativa de las ciudades (Catarata), el soci¨®logo Daniel Sorando y el arquitecto ?lvaro Ardura hacen un repaso a las diferentes fases del proceso (abandono, estigma, regeneraci¨®n, mercantilizaci¨®n) y estudian casos fuera y dentro Espa?a, de Manhattan y el Bronx, en Nueva York, o Belleville, en Par¨ªs, a Chueca, Malasa?a, Lavapi¨¦s (Madrid) o el Raval (Barcelona), con especial atenci¨®n a casos menos conocidos como el del barrio de la Magdalena en Zaragoza, el barrio de San Francisco en Bilbao o el Cabanyal en Valencia.
Lo primero que viene a la mente del ciudadano de a pie al hablar de gentrificaci¨®n son los sitios cuquis, el cupcake, el zumo verde, la tosca mesa de madera avejentada. Pero la gentrificaci¨®n, antes que estos cambios digamos est¨¦ticos, es un proceso de otra ¨ªndole, ?cierto?
?lvaro Ardura. Cuando aparece el primer muffin ya podr¨ªamos decir que estamos al 75% del proceso de gentrificaci¨®n. Las cuatro fases son degradaci¨®n, estigmatizaci¨®n, resignificaci¨®n y mercantilizaci¨®n. El cupcake pertenece a alg¨²n punto entre la resignificaci¨®n y la mercantilizaci¨®n
Daniel Sorando. Para que haya un diferencial de renta que se pueda aprovechar, es decir, para que se puedan comprar inmuebles baratos y venderlos caros, hace falta que un lugar deprimido se haya vuelto apetecible.
Una de las primeras fases es "cuando un barrio se degrada y pierde valor". ?Esta degradaci¨®n ocurre de forma natural o ya existe la voluntad de alguien para, en un futuro a medio plazo, ganar dinero especulando??
"Se ha llegado a dejar una manguera goteando en el ¨¢tico para que pudra todo el edificio"
A.A. Un barrio puede degradarse de manera natural, por el propio devenir hist¨®rico, pero hay casos en los que alguien tiene la voluntad de degradarlo. Es el caso del barrio valenciano de El Cabanyal, un barrio de clases trabajadoras ligadas a la pesca que ten¨ªa un nivel de mantenimiento no ¨®ptimo pero vivible. Cuando se pone el foco especulador sobre esa zona, porque se quiere hacer una operaci¨®n urban¨ªstica dirigida desde lo p¨²blico, se fuerza una degradaci¨®n de las zonas por la que se va abrir una avenida hasta el mar: no se conceden licencias para reformas, proliferan los solares sin edificar que le dan un aspecto de zona bombardeada... hay un motor detr¨¢s: el ayuntamiento de Rita Barber¨¢. Lavapi¨¦s, por el contrario, ha sido una zona tradicionalmente de clases bajas.
D.S. En otras ocasiones la voluntad de degradar no es de los ayuntamientos sino de los propietarios privados. Lo estudi¨¦ en Zaragoza: algunos propietarios de edificios sab¨ªan que no pod¨ªan echar a los inquilinos con renta antigua y lo que hac¨ªan era degradar el propio edificio hasta que no hubiera m¨¢s remedio que derribarlo. En algunos lugares se han llegado a provocar incendios o a dejar una manguera goteando en el ¨¢tico para que pudra todo el edificio.
Tambi¨¦n existe diferencia entre una gentrificaci¨®n que se hace por oferta, es decir, un promotor interviene en el proceso (como en el caso de la zona de TriBall en Malasa?a) o por demanda, cuando es el propio p¨²blico con sus demandas el que va gentrificando el barrio.
A.A. En ese ¨²ltimo caso, la plusval¨ªa, ese comprar barato y vender caro, se la apropia cada peque?o emprendedor, cada pionero urbano (como le dicen en EE. UU). Es bastante normal que quieras comprar tu casa barata y que se revalorice. Cuando entra el capital a lo bestia es otra cosa, se cambia de modelo.?
D.S. Son dos formas de interpretar el fen¨®meno. Hay personas que dicen que en la nueva estructura social est¨¢ creciendo el peso de profesiones liberales, j¨®venes con estudios universitarios cuyo gusto es af¨ªn a este tipo de barrios. Otros dicen que estas personas satisfacen estos gustos porque alguien previamente ha preparado el barrio para ellos. Yo creo que el proceso m¨¢s habitual introduce en la ecuaci¨®n una intervenci¨®n p¨²blica muy importante: aquella por la cual al principio, cuando al inversor privado la asusta poner su dinero en cierto barrio porque aun no es muy atractivo, son los fondos p¨²blicos los que contribuyen a pacificar ese territorio.
?Qui¨¦nes son esos pioneros urbanos?
?A. A. Gente con un modo de vida bohemio a los que no les importa coexistir con minor¨ªas raciales, clases bajas o presencia de drogas y prostituci¨®n.?
D.S. Y no solo es que no les importe, es que les ofrece distinci¨®n dentro de su grupo de pares. No es lo mismo decir que vives en la periferia, en urbanizaciones, que decir que vives en el centro, con un ritmo de vida vibrante, cultura, diversidad...
"Quien disfruta la mejora del barrio es gente que nunca ha luchado por ese barrio cuando estaba en la picota"
Ese el n¨²cleo del asunto.
A.A. El proceso de exclusi¨®n es el quid de la cuesti¨®n. Si estos procesos de generar focos de centralidad, de vida urbana, hitos culturales, estuvieran m¨¢s extendidos, una oferta m¨¢s dispersa, tal vez ese proceso de expulsi¨®n estuviese atenuado. Cuando todo ocurre en el mismo sitio es inevitable que haya ese desplazamiento.
D.S. En este modelo quien disfruta la mejora del barrio es gente que nunca ha luchado por ese barrio cuando estaba en la picota. El Bronx pasaba por ser un ejemplo de infierno, todas las personas que en su momento lucharon y protestaron por el abandono que sufr¨ªa son las que ahora hacen fiestas con famosos (Naomi Campbell, Adrien Brody, Carmelo Anthony, en la fiesta llamada Suite Macabra, por ejemplo), y tienen vetado el acceso por la seguridad privada. Y no solo a esas fiestas sino a la fiesta generalizada que se da en el barrio ahora que los precios inmobiliarios suben.
Estaremos de acuerdo en que est¨¢ bien que un barrio castigado por la violencia, la droga, etc, se regenere. ?Cu¨¢l ser¨ªa la forma sana de hacerlo, sin caer en la exclusi¨®n que provoca la elitizaci¨®n?
D.S. Aqu¨ª hay trampa porque hablamos de regenerar un espacio, un barrio, como Chueca. Pero si no se modifican las condiciones sociales que hacen que cierta poblaci¨®n ser drogodependiente o tenga que prostituirse, lo que se hace es desplazar el problema a otro lugar.
A.A. Hacen falta actuar desde varios puntos de vista. La degradaci¨®n f¨ªsica es un problema, pero no es menor que una tasa de paro brutal u otros. A nivel urbano: ?por qu¨¦ se produce la gentrificaci¨®n? Porque hay zonas que tienen un valor de posici¨®n interesante. Son c¨¦ntricas o se construye all¨ª un gran equipamiento cultural o de otro tipo. Esos valores de posici¨®n hay que distribuirlos por todo el espacio de la ciudad para aminorar la tensi¨®n.
D.S. Hay que desmercantilizar las viviendas, conseguir que haya vivienda social con precios fuera de mercado.
?Qu¨¦ pasa despu¨¦s del desplazamiento?
D.S. Se rompen las redes de solidaridad vecinal, la gente de rentas bajas se dispersa y pierden el apoyo de sus iguales, con lo que ya han trabado confianza. En Valencia est¨¢ Ruzafa, barrio gentrificado por excelencia de la ciudad, que contaba con una gran poblaci¨®n extranjera que se ha movido a barrios m¨¢s al sur y que, en muchos casos, ha perdido sus redes de apoyo. En Lavapi¨¦s hay comunidades enteras de senegaleses o banglades¨ªes que son dif¨ªciles de desplazar precisamente por esos lazos que no quieren perder.
?Este proceso ocurre solo en grandes ciudades?
A.A. Una mayor masa cr¨ªtica lo facilita. Cuando en las grandes ciudades viene capital de fuera a invertir es todo m¨¢s notorio. Como ha pasado en la Barceloneta con los apartamentos tur¨ªsticos y est¨¢ pasando tambi¨¦n en Lavapi¨¦s. Fondos de inversi¨®n extranjeros compran edificios para destinar apartamentos tur¨ªsticos que son m¨¢s rentables. Eso en una ciudad de provincia es m¨¢s dif¨ªcil.
?D.S. La gentrificaci¨®n no s¨®lo ocurre en Madrid y Barcelona. Por ejemplo, en el barrio bilba¨ªno de San Francisco nuevos vecinos como profesores universitarios o incluso personas de la izquierda m¨¢s abertzale han llegado a un barrio del que empiezan a marcharse algunos inmigrantes y gitanos. En La Magdalena, en Zaragoza, ha ocurrido algo parecido: todos los jueves la poblaci¨®n universitaria se re¨²ne all¨ª, cuando antes era un lugar que daba miedo.?
?Qu¨¦ grado de culpa tienen esos j¨®venes que frecuentan esos barrios?
D.S. Hay que distribuir las responsabilidades. Una de esas personas tiene menos responsabilidad que un especulador y mucha menos que las empresas y las administraciones publicas que allanan el camino. No hay que fustigarse como individuo por tener gusto por ciertos barrios. Basta con ser consciente de los procesos que se est¨¢n generando y tomar decisiones consecuentes. Adem¨¢s, si el proceso contin¨²a y siguen subiendo los precios, los primeros miembros de las clases medias que llegan pueden verse desplazados por otros a¨²n m¨¢s ricos. Es la supergentrificaci¨®n.
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