Tyler Br?l¨¦, un revolucionario en la sala vip
E N EL EXCLUSIVO barrio londinense de Marylebone se encuentra Midori House, cuartel general de un peque?o imperio construido a base de desafiar un pu?ado de verdades asumidas. El papel est¨¢ muerto. La radio es el pasado. Lo artesano est¨¢ re?ido con lo global. Las redes sociales son imprescindibles para crear una marca. Para influir y crecer es necesaria una audiencia masiva. Estos son axiomas de la narrativa imperante en el mundo moderno de los medios que Tyler Br?l¨¦ (Winnipeg, Canad¨¢, 1968) ha cuestionado desde que cre¨® Monocle en 2007.
Monocle naci¨® como una revista en papel y hoy sigue siendo esencialmente eso. Un tomo de m¨¢s de 100 p¨¢ginas, cuyo contenido no puede verse en Internet. Vende 80.000 ejemplares mensuales, a un precio de 11 euros, entre una especie de ¨¦lite global que constituye el objeto de deseo de todo anunciante de lujo. Lectores que vuelan en business. Invierten en casas, arte, coches, relojes, vinos, moda, dise?o. Un selecto club con una edad media de 35 a?os y unos ingresos medios, seg¨²n estudios de la compa?¨ªa, de 300.000 euros anuales.
Pero Br?l¨¦ no quiere o¨ªr hablar de elitismo, un discurso que le recuerda al tramposo argumentario de los partidarios del Brexit. ¡°Es esa narrativa asquerosa que sali¨® en el refer¨¦ndum, esa perversa equiparaci¨®n de lo elitista y lo cosmopolita¡±, opina. ¡°?No quieres ser parte de algo mayor? ?No quieres salir al mundo? ?Aprender un idioma? ?Eso es elitista? Es una postura muy peligrosa. El otro d¨ªa recib¨ª una carta de un lector de 19 a?os de Buffalo, Nueva York, que me dec¨ªa que Monocle le hab¨ªa abierto los ojos al mundo. ?Eso es fant¨¢stico! Animamos a un joven estadounidense a sacarse un pasaporte. Es genial, considerando a lo que nos enfrentamos hoy en ese pa¨ªs. No hay nada elitista en eso¡±.
Sentado en un sof¨¢ de dise?o dan¨¦s, Br?l¨¦ reflexiona sobre lo que convierte a su revista en un modelo de ¨¦xito contra corriente. ¡°Se remonta a la creencia en las marcas, y a c¨®mo la gente se asocia y quiere definirse¡±, explica. ¡°Hay una raz¨®n por la que compras unas zapatillas o unas gafas determinadas, o lees un peri¨®dico y no otro. Ofrece las noticias, pero tambi¨¦n un punto de vista. Lees EL PA?S o Le Figaro, y eso dice algo sobre ti y tus valores intelectuales o pol¨ªticos. En esta era digital, cuando todo est¨¢ en el m¨®vil, este no dice nada de ti. O tan solo que soy un canadiense pasado de moda que usa una Blackberry. Si creo en esto, es por los n¨²meros. Mire los resultados de The Guardian. Unos 206 millones de euros de p¨¦rdidas. El diario en papel sigue ganando el doble que la edici¨®n online. Entonces, ?por qu¨¦ lo est¨¢n desmantelando? Est¨¢n mucho m¨¢s avanzados en lo digital que nosotros, y no pueden hacerlo funcionar, por eso somos muy cautos¡±.
El Pa¨ªs Semanal comparti¨® una jornada de trabajo con Tyler Br?l¨¦ y pudo comprobar que su rutina es tan variada como la que se desprende cada fin de semana de su influyente columna The Fast Lane en el Financial Times. Esa que puede provocar que una l¨ªnea a¨¦rea cambie sus cabinas de primera clase. En Midori House, Br?l¨¦ pasa de una videoconferencia a un programa de radio en directo sobre el aniversario de Popeye. De una reuni¨®n en Winkreative, su agencia creativa, a revisar las pruebas de la revista. Pasea entre un bosque de l¨¢mparas Tolomeo, con breves interludios ante una mesa llena de revistas y ced¨¦s, pero sin ordenador.
El camino de este canadiense hasta convertirse en influyente editor y ¨¢rbitro del gusto global empez¨® en una cama de hospital en Afganist¨¢n, en la que se recuperaba de los disparos recibidos mientras cubr¨ªa un conflicto. ¡°Fue un punto de inflexi¨®n para m¨ª¡±, recuerda. ¡°Perd¨ª el uso de una mano y resolv¨ª que quer¨ªa seguir en el periodismo, pero no en ese tipo de informaci¨®n. Y quer¨ªa tener el control¡±.
El camino de este canadiense hasta convertirse en editor empez¨® en una cama de hospital en Afganist¨¢n.
Al volver, en 1996, fund¨® la revista Wallpaper*. Una biblia del cool urbano, un icono de los noventa. Un a?o despu¨¦s la vendi¨® al grupo Time. Ten¨ªa 27 a?os y se embols¨® algo m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares.
Vivi¨® a tope la ¨¦poca dorada de las publicaciones. Grandes presupuestos, vuelos en Concorde, etc¨¦tera. Pero la vida en una gran corporaci¨®n no era para ¨¦l. En 2002 Br?l¨¦ sali¨® de Time, se qued¨® con Winkreative y firm¨® un acuerdo de no competencia por cinco a?os. En cuanto venci¨®, en 2007, cre¨® Monocle, una revista con aversi¨®n al famoseo y pasi¨®n por la aviaci¨®n. El a?o pasado lanz¨® Monocle 24, una emisora de radio digital, y Winkreative y un pu?ado de tiendas y caf¨¦s repartidos por el mundo completan este peque?o imperio valorado en 115 millones de d¨®lares cuando vendi¨® un 4,7% al grupo japon¨¦s Nikkei en 2014.
Mantener la independencia financiera, explica, sigue siendo clave. ¡°Los inversores no superan el 15%. Controlar la marca nos permite, por ejemplo, decidir con qui¨¦n trabajamos. ?Nos gusta trabajar con Espa?a? S¨ª. Es una democracia liberal, es parte de la UE. Pero no estoy dispuesto a trabajar con Kazajist¨¢n o Azerbaiy¨¢n porque son reg¨ªmenes corruptos¡±.
Br?l¨¦ considera b¨¢sico defender lo que hacen, aunque eso los aleje de audiencias masivas.
Br?l¨¦ considera b¨¢sico defender lo que hacen, aunque eso los aleje de audiencias masivas. ¡°Ha pasado m¨¢s de una d¨¦cada de la revoluci¨®n tecnol¨®gica y lo ¨²nico que ha sucedido es que la velocidad de las noticias ha crecido y la calidad se ha devaluado¡±, opina. ¡°La gente no paga por la informaci¨®n y debemos recordar cu¨¢l es nuestro valor. Movemos a gente por todo el mundo para hacer historias y fotograf¨ªas, y eso es caro¡±.
Es muy cr¨ªtico con las redes sociales. ¡°Esa bestia no existe sin usted y sin m¨ª. Sin periodistas financiados por medios grandes, no existe la noticia. Hay un atentado en la Costa Azul y la gente es testigo, habla de ello, pero el combustible es lo que informa la BBC. Por eso creo que la BBC deber¨ªa lanzar su mensaje en su canal m¨¢s que alimentar a terceras partes¡±. Para Br?l¨¦, los verdaderos seguidores son quienes invierten en una suscripci¨®n anual y acuden a alguno de los 80 eventos que Monocle organiza cada a?o. Los modelos de ¨¦xito, opina, deben buscarse m¨¢s all¨¢ del cauce principal. ¡°Muchos miran lo que se hace en el mundo anglosaj¨®n porque creen que ellos deben de tenerlo resuelto. Pero claramente no est¨¢ funcionando. Muchas cosas interesantes quedan sumergidas¡±.
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