La paciencia del pacto educativo

La semana pasada el profesor Benito Arru?ada publicaba una tribuna en la que criticaba la idea de un pacto educativo porque solo contribuir¨ªa a perpetuar los problemas que ya tenemos. El sistema educativo, en connivencia con los padres, dec¨ªa Arru?ada, forma a j¨®venes inmaduros, poco autocr¨ªticos e incapaces de ¡°posponer la gratificaci¨®n¡± para esforzarse m¨¢s. Todo esto, unido a la eliminaci¨®n de castigos, rev¨¢lidas o los cursos selectivos, habr¨ªan generado una falta tanto de actitud como de preparaci¨®n entre la juventud de hoy.

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No seremos nosotros los que discutamos que nuestro sistema educativo es mejorable (ni que el pacto no es una panacea). Pero si a los j¨®venes les falta disciplina, a los argumentos del profesor Arru?ada tambi¨¦n. En 2013 la OCDE public¨® el estudio PIAAC, que eval¨²a los conocimientos y competencias en matem¨¢ticas y lectura de la poblaci¨®n adulta en decenas de pa¨ªses. El patr¨®n general es que las generaciones recientes obtienen mejores puntuaciones que las anteriores. Hay varios motivos. Uno de ellos es que las competencias decaen a medida que uno envejece. Pero otro motivo es la universalizaci¨®n de la educaci¨®n en la segunda mitad del siglo XX. Los pa¨ªses pioneros como Estados Unidos tienen diferencias menores entre j¨®venes y mayores que los pa¨ªses que expandieron sus sistemas educativos m¨¢s tarde. Entre estos ¨²ltimos se encuentra Espa?a, que en 1955 ten¨ªa una participaci¨®n inferior al 10% en secundaria, comparada con el casi 80% de EEUU. De los 29 pa¨ªses participantes en PIAAC, Espa?a es el cuarto donde los j¨®venes sacan m¨¢s ventaja al grupo m¨¢s mayor en lectura. Los j¨®venes espa?oles de 16-24 a?os est¨¢n m¨¢s cerca de cerrar la brecha con la OCDE que cualquiera de las generaciones anteriores. No se deduce que est¨¦n peor preparados.

Espa?a es el cuarto pa¨ªs donde los j¨®venes m¨¢s aventajan a los mayores en nivel de lectura

Tambi¨¦n se critica que a las nuevas generaciones les falta actitud. Por ejemplo, no saben posponer las gratificaciones ¡ªes decir, no son pacientes¡ª, lo cual les hace esforzarse poco en decisiones que les afectan a largo plazo. Es una hip¨®tesis interesante, pero Arru?ada no aporta datos. Afortunadamente el a?o pasado se public¨® una investigaci¨®n que analiza preferencias y actitudes en distintos pa¨ªses (para ver patrones por generaci¨®n tendremos que esperar a que se publique la base de datos). Una vez m¨¢s, la realidad es m¨¢s aburrida que la teor¨ªa. A pesar de que no somos tan pacientes como anglosajones y escandinavos, los espa?oles estamos a la cabeza de los pa¨ªses del sur de Europa e incluso somos algo m¨¢s pacientes que los japoneses. No hay evidencia pues de que seamos particularmente impacientes.

Arru?ada achaca el supuesto declive del car¨¢cter a la eliminaci¨®n de los castigos, las rev¨¢lidas y los cursos selectivos, lo cual ha mermado la responsabilidad del alumno. Estamos de acuerdo en que el car¨¢cter ¡ªllam¨¦mosle habilidades socioemocionales¡ª es clave. No en vano predice resultados como la tasa de empleo, el salario o la graduaci¨®n. La raz¨®n por la que se han eliminado rev¨¢lidas y modelos selectivos (un proceso que lideraron pa¨ªses con excelentes resultados como Canad¨¢, Holanda o los pa¨ªses n¨®rdicos, por cierto) es porque no suelen ayudar a desarrollar esas actitudes que Arru?ada a?ora. S¨ª que ayudan, en cambio, a perpetuar fen¨®menos como el de la repetici¨®n, pol¨ªtica cara, ineficaz e injusta, en la cual Espa?a s¨ª que es una anomal¨ªa. Si queremos desarrollar car¨¢cter, convendr¨ªa mirar hacia iniciativas prometedoras como las clases de refuerzo y acompa?amiento (con altas expectativas) o las sesiones de terapia cognitiva para adolescentes. Tienen adem¨¢s la ventaja de haber sido evaluadas rigurosamente en vez de estar basadas en an¨¦cdotas.

Los partidos tienden a enfocarse en pol¨ªticas ¡°impacientes¡± y dejan fuera la educaci¨®n

El progreso de nuestro sistema educativo en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha sido sustancial, y es consecuencia de una mezcla de inversi¨®n, universalizaci¨®n y pol¨ªticas inclusivas. Aunque queda mucho por hacer, no vemos motivos que nos impidan seguir mejorando. Quiz¨¢ el pesimismo se deba a que a diferencia de la salud ¡ªdonde el gran aumento de la longevidad deja poco que discutir¡ª, a la educaci¨®n le ocurre la paradoja de que cuanto m¨¢s mejora, m¨¢s expectativas y preguntas sobre su efectividad genera. En cualquier caso, resulta extra?o que el profesor Arru?ada a la vez critique la idea de un pacto educativo y el aumento de la impaciencia. Un problema clave de econom¨ªa pol¨ªtica es que mientras los gobiernos deben rendir cuentas cada cuatro a?os, existen muchas pol¨ªticas cuyos beneficios tardan d¨¦cadas en verse. Por lo tanto, los partidos tienden a enfocarse en pol¨ªticas ¡°impacientes¡± y dejan fuera, entre otras, a la educaci¨®n. Un pacto o compromiso por la educaci¨®n, aunque sea de m¨ªnimos, es la clase de mecanismo que nos ayudar¨ªa a posponer la gratificaci¨®n de invertir en pol¨ªticas cortoplacistas.

Octavio Medina es economista y coordinador del Ciclo de Educaci¨®n de Politikon.