Por el valor de un timple
Caco Senante fue acusado con gran estr¨¦pito de pagar demasiado por un instrumento musical; su absoluci¨®n, en cambio, ha sido recibida como una nota menor
Totoyo Millares es uno de los grandes m¨²sicos canarios. Su instrumento es el timple, que sirve tambi¨¦n de base para su m¨²sica, para la de Los Sabande?os, de Los Gofiones, de las parrandas.
A Rafael Alberti, el poeta que cant¨® al drago de las Canarias con la devoci¨®n de los surrealistas que descubrieron este ¨¢rbol m¨ªtico, le encant¨® aquel instrumento. Y estamp¨® su firma, aquella alegor¨ªa de p¨¢jaros que se llev¨® al exilio desde el Puerto de Santa Mar¨ªa, en el timple de Totoyo.
El timple tiene para los canarios un valor sentimental alt¨ªsimo. Sus formas asemejan una isla cuya cintura parece a la vez una bah¨ªa y un barranco. Esa simbolog¨ªa sentimental ha tenido una consecuencia judicial que muestra en qu¨¦ pa¨ªs vivimos.
Caco Senante, el que explic¨® c¨®mo se siente un canario en Madrid en una canci¨®n que fue emblema de la emigraci¨®n isle?a a la capital, recibi¨® el encargo de coordinar la imagen y las actividades de la Sociedad General de Autores, crey¨® que era interesante adquirir para esa organizaci¨®n, como emblema de su sede principal en las islas, el timple de Totoyo firmado por Alberti. Esa compra, autorizada por la directiva que le hizo el encargo, le cost¨® a la SGAE 30.000 euros. Un juez que atendi¨® una denuncia por el alto precio pagado por ese instrumento decidi¨® que esa era una cantidad excesiva, y a ojo o con otros elementos de medida decidi¨® esa autoridad judicial que el timple de Totoyo y de Alberti ten¨ªa un valor del 10% de esa cifra.
Ahora una autoridad judicial ha decidido archivar el caso y restituir a Senante a la vida normal, sin el peso que han sufrido su reputaci¨®n y su moral. El caso del timple caus¨® el correspondiente temblor medi¨¢tico, entrenado ya a considerar a la SGAE como el diablo de todas las batallas. La absoluci¨®n pronunciada ha sido recibida, sin embargo, como una nota menor. El contraste con el ruido anterior ha ocurrido en otros casos, naturalmente; a Pilar Navarro, que fue secretaria de Felipe Gonz¨¢lez, la acusaron durante a?os de haber usado los fondos reservados del Gobierno para su beneficio. Cuando dictaminaron que esa imputaci¨®n no era justificada los medios que la zahirieron ni siquiera se hicieron eco de la absoluci¨®n.
En este caso del timple canario la acusaci¨®n mezcl¨® a Teddy Bautista, que fue presidente de la SGAE, y a otros miembros de su directiva. Todos han sido exonerados de la responsabilidad de malversar fondos. Hace cinco a?os a Bautista y a otros directivos los fue a buscar la Guardia Civil a la sede de la entidad como si fueran a buscar narcotraficantes. Antes de ese asalto judicial y policiaco se hab¨ªa calentado el ambiente para que la SGAE pareciera, en efecto, una pandilla. La precipitaci¨®n con la que se actu¨® entonces y la lentitud con que va ese macro proceso indica que acaso entonces importaba m¨¢s rebajar la importancia de la SGAE que en saber de veras qu¨¦ pasaba con la tarea que la entidad desarrollaba.
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