Rasgos imperiales
Algunas empresas estadounidenses maniobran para enfrentar a los gobiernos europeos con la Comisi¨®n
Quince a?os despu¨¦s del shock del 11 de septiembre de 2001, y mientras Europa y, especialmente, Francia se enfrentan a una amenaza terrorista permanente, el abismo entre Estados Unidos y el Viejo Continente no deja de acrecentarse tanto en el frente econ¨®mico como en el diplom¨¢tico y el pol¨ªtico. Seg¨²n Barack Obama, el orden del d¨ªa hubiera debido ser la negociaci¨®n del proyecto sobre el nuevo Tratado de Libre Comercio transatl¨¢ntico, pero, por el contrario, las relaciones econ¨®micas est¨¢n marcadas por el ruido y la furia.
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Lo que est¨¢ en cuesti¨®n es la decisi¨®n de la Comisi¨®n Europea de infligir una multa r¨¦cord (13.000 millones de euros) al gigante norteamericano Apple por haber distorsionado la competencia y por eludir al fisco gracias a las ventajas que le concedi¨® Irlanda. La reacci¨®n de una instancia que los brit¨¢nicos llaman Corporate America (que agrupa a la flor y nata de los industriales estadounidenses) ha sido de una vehemencia in¨¦dita, por no decir ofensiva. Corporate America est¨¢ haciendo todo lo posible por conseguir que los Gobiernos europeos se alcen contra la Comisi¨®n, pues el contencioso no se limita a Apple. Bruselas estudia igualmente la adopci¨®n de sanciones contra otros gigantes como Google y Facebook, cuya especialidad es desarrollar sus actividades evitando pagar impuestos.
Estamos ante una ilustraci¨®n caricaturesca de una concepci¨®n imperial de las relaciones econ¨®micas seg¨²n la cual el business norteamericano deber¨ªa poder desarrollarse por todas partes, al amparo de la ley y los tribunales norteamericanos y haciendo caso omiso de las leyes ¡°locales¡±. Estados Unidos ha menoscabado sucesivamente la potencia de los bancos europeos (ayer multa r¨¦cord a la BNP Paribas y ma?ana al Deutsche Bank), la del primer constructor de autom¨®viles europeo (Volkswagen) y la de Airbus, ¨²nico rival de Boeing, que es objeto de una denuncia por corrupci¨®n por parte de un organismo brit¨¢nico muy inspirado por Estados Unidos.
Este proteccionismo disimulado procedente de EE UU nos aleja de un Tratado transatl¨¢ntico
Este proteccionismo disimulado quisiera adem¨¢s que Europa se abstuviera de defender sus intereses. Actitud que nos aleja cada d¨ªa m¨¢s de un Tratado transatl¨¢ntico que, en tales circunstancias, corre el riesgo de ser interpretado como el en¨¦simo intento de disoluci¨®n de la Uni¨®n Europea. Esta estrategia podr¨ªa parecerse a la orquestada a fines de los a?os 90 para debilitar de forma duradera a Jap¨®n.
Al mismo tiempo, y en este curioso no man¡¯s land que nos separa de la toma de posesi¨®n, en enero de 2017, del pr¨®ximo presidente norteamericano, el final del mandato de Barack Obama est¨¢ marcado por la debilidad. Sobre todo hacia Rusia, que, en nombre de la lucha contra el Estado Isl¨¢mico, ha conseguido que Bachar el Asad salga reforzado. Hasta el punto de suscitar una peque?a revuelta del Pent¨¢gono, que se niega a ceder sobre el terreno a las exigencias cada vez mayores de los generales rusos. Debilidad tambi¨¦n hacia la Turqu¨ªa de Erdogan. Concentrar fuerzas contra el Estado Isl¨¢mico es sin duda una necesidad, pero el juego de la Casa Blanca causa numerosas v¨ªctimas colaterales. A saber: los aliados kurdos, hasta ahora los m¨¢s decididos y valientes contra el Estado Isl¨¢mico, y tambi¨¦n los otros miembros de la coalici¨®n, entre ellos Francia. Cierto es que el marco general es el de una reorientaci¨®n de la estrategia norteamericana: menos Europa, menos Oriente Pr¨®ximo y m¨¢s Asia-Pac¨ªfico. En otras palabras: la necesidad de una defensa europea es cada vez m¨¢s urgente.
?Y qu¨¦ decir del panorama pol¨ªtico estadounidense? Una eventual victoria de Donal Trump, ahora plausible, entra?ar¨ªa una amenaza existencial sobre el conjunto de la relaci¨®n transatl¨¢ntica. El programa de Donald Trump es en efecto muy simple: proteccionismo m¨¢s aislacionismo.
Jean-Marie Colombani fue director de Le Monde.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
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