El acoso sexual en el trabajo: un secreto a voces
Las mujeres que sufren episodios de acoso en el ¨¢mbito laboral se resisten a denunciar
Cuando a Lola, enfermera, el m¨¦dico le pidi¨® que trajera unas radiograf¨ªas no esperaba lo que se encontrar¨ªa en el despacho. "En el expositor de radiograf¨ªas hab¨ªa colocado unas fotos m¨ªas en ba?ador que yo me hab¨ªa sacado en vacaciones", cuenta. Ella se las hab¨ªa mostrado a una compa?era ese mismo d¨ªa, y no entiende c¨®mo acabaron all¨ª. Pero s¨ª el motivo. "Para ¨¦l era una broma que hizo re¨ªr a todo el equipo, mientras yo me avergonzaba y me sent¨ªa desnuda ante todos", recuerda. Fue eso, una broma. Grosera, pero una broma. Como lo eran tambi¨¦n los piropos indeseados ("?Qu¨¦ rica est¨¢s!"), los pellizcos en el culo, o las continuas manos en el hombro que se deslizaban hasta el pecho. Tambi¨¦n los lascivos comentarios sobre su aspecto o el hecho de que ese mismo m¨¦dico le encerrase en un despacho para lanzarle insinuaciones.
Entonces Lola ten¨ªa 24 a?os y se sent¨ªa v¨ªctima de bromas inc¨®modas. Hoy sabe que lo era de acoso sexual en el ¨¢mbito laboral, y que aquello no eran chanzas inocuas, sino episodios de acoso que opt¨® por acatar cambi¨¢ndose de centro hospitalario. "Jam¨¢s lo denunci¨¦ porque ten¨ªa miedo, acababa de llegar al servicio y no sab¨ªa si me iban a renovar o no", explica, a¨²n con rabia. El miedo a perder el empleo es el principal factor que incapacita a qui¨¦nes lidian con situaciones de acoso en el trabajo -mujeres, en su mayor¨ªa- y que les disuaden de tomar medidas legales. Las denuncias por estos delitos han descendido en los ¨²ltimos a?os, contribuyendo a invisibilizar el problema. Un asunto que tal y como evidenci¨® un informe llevado a cabo por el Consejo General del Poder Judicial, contin¨²a oculto socialmente, porque el clima organizacional espa?ol es a¨²n tolerante con este tipo de comportamientos. A pesar de que la Ley de Igualdad de 2007 estableci¨® protocolos espec¨ªficos para la lucha contra este tipo de abuso, cunde la sensaci¨®n de que si se denuncia, la v¨ªctima acabar¨¢ perdiendo el empleo. Y si no lo hace, probablemente tambi¨¦n, porque en muchos casos estas mujeres acaban renunciando, camuflando su caso dentro de las bajas voluntarias.
Acoso y p¨¦rdida de empleo
"No conozco casos en los que no se haya perdido el trabajo finalmente. O bien por la v¨ªctima, que lo abandona voluntariamente, o bien por la propia empresa", concuerda la psic¨®loga Lourdes D¨ªez De las Cuevas, que lleva 30 a?os atendiendo a mujeres v¨ªctimas de estas y otras agresiones. Desde el Centro de Atenci¨®n a las V¨ªctimas de agresiones sexuales (CAVAS) asesoran a qui¨¦nes lidian con estas situaciones a diario, anim¨¢ndolas a que denuncien y no solo en el ¨¢mbito laboral, sino fundamentalmente en el penal. Y lo hacen a sabiendas de que es muy complicado que la demanda prospere: "La mayor parte de las veces se desestima antes de que llegue a juicio, y cuando llega ya es un ¨¦xito. Este a?o, por ejemplo, no han ganado ning¨²n caso", explica.
Los motivos por los que se desestiman son variados. La pasada semana la Audiencia Provincial de Murcia confirm¨® la absoluci¨®n de un encargado de El Corte Ingl¨¦s acusado de acoso sexual a sus empleadas. En esa ocasi¨®n, se estim¨® que las pruebas aportadas no eran adecuadas ni concluyentes. "Se ha avanzado mucho laboralmente, pero no penalmente. Los jueces siguen desestimando la mayor¨ªa de los casos porque se aduce que no fue prolongado en el tiempo o por falta de pruebas", concuerda De las Cuevas. Demostrar que el acoso se ha producido es el principal escollo para aquellas que dan el paso y optan por acudir a la justicia. Desde CAVAS se aconseja a las mujeres que lo documenten, o incluso que lleven un diario donde den cuenta de los abusos pormenorizadamente. "Pero muchas veces la prescripci¨®n, desde el punto de vista de salud, es que dejen el trabajo. Porque mantenerse ah¨ª ser¨ªa como tener c¨¢ncer y seguir fumando", apoya la psic¨®loga. Los cuadros de ansiedad y estr¨¦s postraum¨¢tico son habituales entre qui¨¦nes sufren acoso sexual en sus puestos profesionales.?
"El problema, adem¨¢s, es que por ejemplo las grabaciones de los acosos muchas veces no se admiten en los juicios", subraya Mari ?ngeles De la Hoz, terapeuta del centro. "Es verdad que un buen testimonio de la mujer y una buena elaboraci¨®n de un informe m¨¦dico influyen, pero al final lo que te piden en juzgado son pruebas. Y claro, de eso generalmente no hay pruebas. Acaba siendo la palabra de ellas contra la del acosador". ?Denuncie o no denuncie la v¨ªctima acabar¨¢ perdiendo el trabajo? "Desgraciadamente y siendo realistas es as¨ª. Pero la ¨²nica v¨ªa para continuar haciendo presi¨®n es denunciar", apostilla.
El poder del entorno y la falta de colaboraci¨®n
Cuando Lola sufr¨ªa los acosos constantes de superiores, se sent¨ªa sola. Con el tiempo, empez¨® a sentirse tambi¨¦n culpable: "Muchas veces estas conductas se daban delante de los compa?eros y nadie dec¨ªa nada, y eso influye mucho, porque te parece que eres la ¨²nica que le ves gravedad al asunto", explica. Eso traslad¨® la responsabilidad a ella misma. Empez¨® a ponerse m¨¢s ropa debajo del pijama hospitalario para evitar alusiones a su aspecto, y a escoger al mil¨ªmetro cada prenda y cada risa para evitar ser foco de atenci¨®n. "Me gener¨® una sensaci¨®n de agobio absoluto, porque me sent¨ªa culpable de lo que me estaba pasando", explica.
Algo que tambi¨¦n cumple con los par¨¢metros detectados por los profesionales que tratan a las v¨ªctimas de acoso. "Lo m¨¢s habitual es que el contenido sexual vaya aumentando a lo largo del tiempo. En el primer momento pasa muy desapercibido, porque ?hasta d¨®nde es una broma o es un acoso? ?hasta d¨®nde es una an¨¦cdota y est¨¢s exagerando? Lo que pasa es que no se queda ah¨ª, sino que va progresando en contenido sexual. Y entonces es cuando la v¨ªctima se acaba culpabilizando. Es una tela de ara?a perversa", eval¨²a De las Cuevas.
Coinciden en que la colaboraci¨®n del entorno laboral es tan fundamental como inexistente. En la mayor¨ªa de denuncias presentadas, el entorno profesional de la v¨ªctima ha decidido permanecer en silencio. Las apoyan en privado, pero cuando la cuesti¨®n llega a los tribunales optan por evitar las represalias laborales que a ellos les pueda acarrear. "Lo habitual es que dentro de las empresas, las conductas de acoso sean secretos a voces, que siempre presencia alguien. Pero en todos los casos que hemos llevado, jam¨¢s hemos encontrado que a la v¨ªctima le ayuden los compa?eros", revela la psic¨®loga.
"Si me hubiera ocurrido ahora, habr¨ªa denunciado sin dudarlo", dice Lola. La enfermera opina que se necesita m¨¢s debate p¨²blico sobre el asunto, para sacarlo de la esfera de lo privado. "Esto sigue sucediendo en este sector y en otros, porque as¨ª me lo han transmitido muchas personas. Pero hay mucho miedo a hablar", asegura. De hecho, ni siquiera cuando logran superarlo, quieren compartir su testimonio: "Estas v¨ªctimas no salen indemnes. Suelen arrastrar secuelas para el futuro que les afectan en los siguientes trabajos. Una de las mujeres que tratamos qued¨® incapacitada para desarrollar trabajo con hombres en la misma oficina", cuenta De las Cuevas. Otra de ellas, seg¨²n explica la terapeuta De La Hoz, "se bloqueaba cada vez que ten¨ªa que subir a un ascensor con m¨¢s personas".
Ante un escenario tan desesperanzador, los profesionales del ¨¢mbito insisten: es preceptivo denunciar. Equiparan los casos de violencia de g¨¦nero, donde, a fuerza de denuncias se ha logrado tambi¨¦n una mayor concienciaci¨®n social, que ha redundado en beneficio de las v¨ªctimas de estas agresiones. "Socialmente y legalmente se ha avanzado mucho en el campo de la violencia dom¨¦stica porque se hizo mucho ¨¦nfasis en denunciar. En el campo del acoso laboral la v¨ªa deber¨ªa ser la misma", dice De Las Cuevas; que tambi¨¦n resalta la necesidad de m¨¢s campa?as de concienciaci¨®n para sensibilizar, y para que m¨¢s mujeres sean capaces de identificar que lo que les ocurre a diario, es acoso sexual.
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