M¨¢s all¨¢

Me f¨ªo muy poco de las encuestas y sus ex¨¦getas. La ex¨¦gesis de las sensibilidades del PSOE me aburre ya tanto como, supongo, a la mayor¨ªa de ustedes. Y estoy tan cansada de meter la pata en mis columnas de lunes poselectorales, que hoy he decidido levantar la cabeza y mirar m¨¢s all¨¢ de Galicia y de Euskadi. Hacia Tenerife, en concreto, donde hemos sabido que vive tan ricamente desde hace unos meses el alem¨¢n Lutz Bachmann, l¨ªder fundador del movimiento racista de extrema derecha Pegida. Sobre lo que ¨¦l se atreve a calificar como exilio voluntario, circulan dos versiones distintas y compatibles, incluso complementarias. Por un lado, su deseo de aislarse de los inmigrantes musulmanes a quienes califica como basura humana. Por otro, el miedo de su mujer, que quer¨ªa escapar, m¨¢s que de Alemania, de las consecuencias del odio que su marido ha sembrado durante a?os, y que culminar¨¢ el 3 de octubre en las manifestaciones que est¨¢ convocando desde Canarias. Su vida como turistas es un ejemplo paradigm¨¢tico de lo que los salvadores de la patria pueden llegar a entender por compromiso. En el extremo opuesto, Carlos Castresana, fiscal en excedencia del Tribunal Supremo, tan famoso por su actuaci¨®n en el caso Pinochet como por su labor en la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, recibir¨¢ el pr¨®ximo mi¨¦rcoles el I Premio a la Transparencia y Lucha contra la Corrupci¨®n, otorgado por la ONG Transparencia Internacional y el Consejo General de la Abogac¨ªa. Como dir¨ªa Cernuda, su ejemplar trayectoria ¡°nos consuela y cura¡± de la fragilidad moral y democr¨¢tica que aqueja a la Espa?a donde Bachmann ha decidido instalarse. A cambio, sin espa?oles como Castresana, para muchos de nosotros ser¨ªa muy complicado seguir viviendo en nuestro pa¨ªs.