La era de la pol¨ªtica posverdad
Abundan los pol¨ªticos que no se preocupan por si lo que dicen tiene relaci¨®n con la realidad
En abril de 2010 una revista norteamericana humor¨ªstica llamada Grist, especializada en informaci¨®n medioambiental, public¨® un art¨ªculo en el que, por primera vez, se hablaba de ¡°pol¨ªtica posverdad¡±. El inventor del t¨¦rmino, David Roberts, se refer¨ªa a los pol¨ªticos que negaban el cambio clim¨¢tico, pese a toda la evidencia cient¨ªfica que exist¨ªa al respecto. Han pasado seis a?os y la expresi¨®n ¡°¨¦poca posverdad¡± est¨¢ presente en multitud de an¨¢lisis en medio mundo. Se est¨¢ utilizando la mentira en pol¨ªtica de una manera m¨¢s intensa y con mayor capacidad de penetraci¨®n que nunca, advert¨ªa The Economist en un reciente editorial.
?Mienten los pol¨ªticos m¨¢s que nunca? No cabe duda de que los pol¨ªticos han tenido siempre una relaci¨®n peculiar con la verdad. Pero una cosa es exagerar u ocultar, y otra, mentir descarada y continuadamente sobre los hechos. Personajes pol¨ªticos como Donald Trump o como algunos de los protagonistas de la campa?a del Brexit no han sido muy frecuentes en la historia de las democracias o, por lo menos, no han llegado a puestos de responsabilidad tan grandes. Cada vez m¨¢s pol¨ªticos se incorporan a la ¨¦poca posverdad, sin que los medios de comunicaci¨®n hayan sido capaces de frenar ese avance ni las opiniones p¨²blicas sean capaces de castigar esa actitud, tal vez como consecuencia de lo anterior.
Abundan los pol¨ªticos que no se preocupan por si lo que dicen tiene relaci¨®n con la realidad. En Espa?a, por ejemplo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha negado en numerosas ocasiones hechos sobre los que exist¨ªa total certeza. Ya no se trata solo de una caracter¨ªstica peculiar de una persona concreta, sino de una t¨¢ctica, una manera de enfocar la relaci¨®n con los ciudadanos en la que lo que se dice, se mantiene y reafirma puede ser absolutamente mentira, sin que eso tenga la menor relevancia. La negaci¨®n absoluta de los hechos, de los datos y de la evidencia, sin la menor precauci¨®n ni decencia, est¨¢ a la orden del d¨ªa en conferencias de prensa, comparecencias p¨²blicas y discursos ante Parlamentos o instituciones.
El inventor del t¨¦rmino, David Roberts, se refer¨ªa a los pol¨ªticos que negaban el cambio clim¨¢tico, pese a toda la evidencia cient¨ªfica que exist¨ªa al respecto
?Por qu¨¦ no reaccionan los ciudadanos? Hace ya tiempo que se sospecha que los votantes no se inspiran por los principios de la Ilustraci¨®n, dec¨ªa Roberts; no re¨²nen datos, sacan conclusiones y eligen despu¨¦s al partido que m¨¢s se acerca a esas conclusiones, sino que proceden de manera totalmente distinta. Primero eligen tribu, despu¨¦s adoptan los principios de esa tribu y finalmente eligen aquellos datos que apoyan esas posiciones, despreciando todos los dem¨¢s.
?Qu¨¦ ha pasado con el dictamen de los expertos? Se supon¨ªa que los ciudadanos, y los periodistas, que en muchas ocasiones no est¨¢n en condiciones de decidir inmediatamente si algo es verdad o mentira, recurrir¨ªan a los expertos para desenmascarar a los mentirosos. Pero en esta ¨¦poca posverdad, los expertos han puesto tantas veces su ideolog¨ªa o su soberbia por encima de cualquier otra cosa que los ciudadanos y periodistas desconf¨ªan de ellos como nunca antes. ?Acaso no declararon verdades cient¨ªficas cosas que poco despu¨¦s se demostraban equivocadas? El posicionamiento de las instituciones tampoco sirve para contrarrestar la ¨¦poca posverdad, porque en muchas ocasiones esas instituciones han sido capturadas por poderes financieros que tampoco tienen reparo en negar frontalmente la realidad.
La lucha contra la pol¨ªtica de la posverdad empieza, sin embargo, a tomar forma, ayudada por decisiones como la de The New York Times, que ha renunciado al famoso principio period¨ªstico de dar dos versiones enfrentadas y equivalentes. Por primera vez, el diario titul¨® el otro d¨ªa en primera p¨¢gina que Trump era un mentiroso. No se trata de decir a la gente lo que debe pensar, explic¨® el director del diario; se trata de decir qui¨¦n miente.
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