Herm¨¨s reivindica el pragmatismo franc¨¦s
Ricardo Tisci organiza un inspirado desfile ¡®papillote¡¯ con los invitados envueltos en mantas de aluminio
Aunque menos de lo esperado,?Herm¨¨s es una de las pocas marcas que contin¨²a creciendo en este incierto a?o para la industria de la moda. Sus ventas han aumentado un 6% en la primera mitad del 2016. Y lo visto en su desfile parisino evidencia por qu¨¦ la maison se mantiene imperturbable: porque sigue siendo Herm¨¨s, el baluarte del lujo discreto. Nad¨¨ge Vanhee, su directora creativa, demostr¨® este lunes que atemporal no tiene que ser sin¨®nimo de tedioso. Su colecci¨®n para la pr¨®xima primavera-verano exaltaba el m¨²sculo artesanal de la centenaria firma y, al mismo tiempo, reivindicaba el pragmatismo, un valor muchas veces olvidado y otras tantas confundido con falta de creatividad.
La primera prenda en salir a la pasarela resum¨ªa la esencia de su propuesta: un vestido realizado en algod¨®n con grandes bolsillos y doblemente ce?ido al cuerpo; primero por una goma ancha y despu¨¦s, por un cintur¨®n de piel, en esta ocasi¨®n sin logo. Una prenda que recordaba intencionadamente a los uniformes de trabajo de los a?os cuarenta y cuya silueta ¡ªamplia y con la cintura alta¡ª se repetir¨ªa a lo largo de la presentaci¨®n en monos de piel y conjuntos de pantal¨®n y camisa.
Las faldas plisadas y estampadas con ilustraciones de Nigel Peake, y los vestidos-delantal con escote de camiseta remataban la propuesta de Vanhee.
Las colecciones de Herm¨¨s suelen ser dignas de observar con lupa. Y este lunes hubiera merecido la pena poner bajo la lente sus maravillosos colgantes decorados con miniaturas de bolsos en pieles ex¨®ticas. Tan peque?os, que no cabr¨ªa ni una barra de labios. Solo un secreto.
Riccardo Tisci fue m¨¢s pr¨¢ctico a la hora de dise?ar que de organizar su desfile, celebrado en los jardines del Museo de Ciencias Naturales. Un enclave buc¨®lico que decor¨® con enormes balones luminosos. Todas sus medi¨¢ticas musas ¡ªKim Kardashian (antes de que le robasen unos 10 millones en joyas), Gigi Hadid y Courtney Love junto a su hija, Frances Bean Cobain¡ª estaban all¨ª para arroparle. La idea era buena y la localizaci¨®n excelente. Los medios aguardaban expectantes. Solo fall¨® una cosa y, afortunadamente para el dise?ador de Givenchy, no fue la ropa sino el mercurio. Porque el italiano convoc¨® a sus invitados un 2 de octubre a las ocho de la noche en una explanada al aire libre. Y las hordas de la moda, que no gustan de llevar medias y est¨¢n dispuestas a ignorar el termostato con tal de exhibir sus estilismos largamente planeados, se estaban congelando.
Aunque no tuvieron en cuenta el proceso criog¨¦nico a la hora de elegir hora y lugar, alguien en Givenchy debi¨® reparar en las consecuencias que una epidemia de neumon¨ªa tendr¨ªa entre compradores y periodistas internacionales. Tal vez ignorando su impulso natural decidieron colocar sobre los fr¨ªos asientos de cemento unas mantas t¨¦rmicas de papel de aluminio semejante a las que se utilizan en un accidente de tr¨¢fico.
Hubo quien se resisti¨®, pero finalmente la mayor parte de los convocados acabaron envueltos en el papel met¨¢lico como si fueran una patata en papillote. Al menos, la manta hac¨ªa juego con la pasarela de espejo y jugaba a reflejar sus destellos. La imagen era surrealista, casi una met¨¢fora. El mundo de la moda uniformado y caliente viendo como una modelo mostraba ropa de primavera a 12 grados.
Las prendas jugaban curiosamente con el concepto de doble capa. Vestidos ajustados de cortes ondulantes con camisetas por debajo que funcionaban a modo de segunda piel. Al principio, en tonos neutros y, m¨¢s tarde, en estampados de rayas y lunares de colores que, al superponerse, creaban un caleidoscopio de resonancias z¨ªngaras. Entre unos y otros, Tisci profundiz¨® en una propuesta que ya hab¨ªa adelantado la pasada temporada: americanas con enormes bolsillos desmontables ¡ªy acompa?adas por pantalones de pata de elefante¡ª que se convirtieron en gabardinas, chalecos y que luego aparecieron decoradas con incrustaciones de cristal.
Completaban el estilismo unos enormes collares de gemas y zapatos de atar destalonados con calcetines. La est¨¦tica de la colecci¨®n evocaba a los primeros a?os del 2000 y, pese a resultar convincente y expresiva, carec¨ªa de la fuerza de otras temporadas.
Giambattista Valli?se present¨® el lunes m¨¢s atrevido y juvenil de lo acostumbrado. Desde que Jean Paul Gaultier trasladase el sujetador de la categor¨ªa de prenda interior a exterior, muchos han seguido su estela, pero pocos desde una aproximaci¨®n tan rom¨¢ntica como la del italiano. Sus sostenes de delicado encaje se superpon¨ªan sobre tops de mangas abullonadas o asomaban bajo vol¨¢tiles babydoll. Tambi¨¦n protagonizaban una evoluci¨®n exagerada del vestido de un solo hombro, que, adem¨¢s de dejar al descubierto una clav¨ªcula, tambi¨¦n revelaba un pecho. Los tejidos de peque?as flores de las primeras piezas dieron paso a rasos a rayas con bordados de cristales para terminar con los cl¨¢sicos encajes de la casa, algunos como el colmena rematados por peque?as abajas de pedrer¨ªa. Salpicando la colecci¨®n tambi¨¦n se vieron pantalones masculinos, minifaldas con canc¨¢n y blusas transparentes y una serie de vestidos cortos con aberturas hasta la cadera. Merecen especial menci¨®n sus chaquetas tipo bomber en colores pastel con las mangas drapeadas. Valli busca equilibrar este punto sexy con la inocencia de sus estampados y la ligereza de los tejidos y siluetas. Un dif¨ªcil equilibrio que sus fieles compradoras sabr¨¢n agradecer.
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