En busca de la ¡®huella dactilar¡¯ de cada c¨¢ncer
La medicina personalizada y la inmunoterapia, ralentizadas por la falta de biomarcadores que permitan tratamientos espec¨ªficos para cada tipo de tumor
La investigaci¨®n en el c¨¢ncer se ha encontrado con un cuello de botella: las ¨²ltimas aproximaciones, la inmunoterapia (activar los anticuerpos para que destruyan las c¨¦lulas tumorales) y la medicina personalizada o dirigida (usar tratamientos que vayan contra prote¨ªnas o mutaciones caracter¨ªsticas de cada tipo de c¨¢ncer) tienen un requisito principal: necesitan que haya una caracter¨ªstica celular (una mutaci¨®n, la sobreexpresi¨®n de una prote¨ªna) propia de cada tumor. Y, por desgracia, eso no es as¨ª. "Nos gustar¨ªa contar con genes directores [drivers en ingl¨¦s] para todos los tumores", afirma Ignacio Gil Bazo, onc¨®logo de la Cl¨ªnica de la Universidad de Navarra y coordinador del taller sobre pruebas gen¨¦ticas en c¨¢ncer que se ha celebrado en el Centro de Investigaci¨®n M¨¦dica Aplicada de la universidad (CIMA) la ¨²ltima semana de septiembre.?
Ello ser¨ªa como tener el DNI de cada tipo de tumor, lo que permitir¨ªa tratarlos espec¨ªficamente y, algo casi igual de importante, no hacerlo si no hay un medicamento que se sepa que va a funcionar, dice Ignacio Wistuba, jefe de Patolog¨ªa Molecular Traslacional del MD Anderson Cancer Center y co-coordinador del seminario.
Gil Bazo admite que, aunque ha habido muchos avances en 20 a?os, desde que se desarroll¨® el primer medicamento contra una sobreexpresi¨®n de un gen, el HER2 en c¨¢ncer de mama, a¨²n hay muchos tumores para los que falta esa diana precisa, ese biomarcador que es mucho m¨¢s que un lugar al que dirigir el tratamiento. Tambi¨¦n es muy importante que sirven para un diagn¨®stico precoz o un indicador de riesgo cuando los hay. Algo que todav¨ªa no hay, por ejemplo, en c¨¢nceres tan frecuentes e importantes como el de pulm¨®n, colon, melanoma y tiroides, afirma el onc¨®logo. "En unos tumores vamos muy r¨¢pidos, y en otros muy lentos", dice.
Parte de este freno se puede deber a que "las compa?¨ªas han hecho un esfuerzo tit¨¢nico avanzando hacia la inmunoterapia", dice Gil Bazo. "Empezaron BMS y Roche, y ahora hay media docena de compa?¨ªas centradas en este ¨¢rea". Pero, contra lo que puede parecer, este abordaje de centrarse en estimular el sistema inmunitario para que ataque selectivamente a las c¨¦lulas cancerosas no se opone a la medicina personalizada, sino que van de la mano: "Si encontramos las mutaciones que presenta un tumor de manera selectiva, ser¨¢n los mejores ant¨ªgenos", explica, en alusi¨®n a que se podr¨ªan dise?ar anticuerpos espec¨ªficos para esas prote¨ªnas concretas, con lo que la respuesta inmunol¨®gica se centrar¨ªa en el c¨¢ncer. Con ello se evitar¨ªa un problema que tienen tratamientos como la quimioterapia.
Epigen¨¦tica y microambiente
Los genes (o su traducci¨®n biol¨®gica, las prote¨ªnas) son la clave de los tratamientos personalizados para el c¨¢ncer. Pero no se trata solo de ADN. La importancia de este abordaje es tal que una semana despu¨¦s del seminario del Centro de Investigaci¨®n M¨¦dica Aplicada de Pamplona sobre terapias dirigidas, el MD Anderson Cancer Center de Madrid organiz¨® otro sobre el mismo tema. Su coordinador, Juan Fernando Garc¨ªa, destac¨® otros dos factores que van a influir en estos tratamientos. uno de ellos es la epigen¨¦tica. "Muchas veces no podemos actuar sobre los genes, pero s¨ª sobre los factores que hace que se expresen", afirm¨®. Se trata de los interruptores moleculares que hacen que una determinada instrucci¨®n bioqu¨ªmica, que se codifica en un gen, se exprese o no. Ese es el sistema para que dos c¨¦lulas con la misma carga gen¨¦tica act¨²en una como una neurona y otra como un hepatocito.
El otro factor que destac¨® Joxel Garc¨ªa, de la MD Anderson de Houston, es el microambiente. "Un c¨¢ncer no es solo c¨¦lulas. Es estroma, col¨¢geno, vasos sangu¨ªneos, un entorno cambiante que se puede modificar por la terapia", explic¨® el m¨¦dico espa?ol. De hecho "los marcadores pueden estar en el ambiente", afirm¨®.
Todo este conjunto de factores permite pensar en avances en casi todos los tumores, pero no ser¨¢n radicales. La oncolog¨ªa avanza, salvo algunas excepciones, poco a poco. A base de peque?os avances que han ido a?adiendo, por ejemplo, meses de vida en algunos c¨¢nceres de pulm¨®n, se ha conseguido que su supervivencia aumente un 20% en 10 a?os como indica el Grupo Espa?ol de C¨¢ncer de Pulm¨®n. Por eso cualquier descubrimiento es apreciable, aunque tomado por s¨ª solo represente una mejor¨ªa m¨ªnima.
Las c¨¦lulas cancerosas son, en el fondo, como las dem¨¢s del organismo, con algunos procesos alterados. Por eso muchos tratamientos tienen tan importantes efectos adversos: aunque ataquen m¨¢s a las c¨¦lulas malignas, afectan a todas. Wistuba cree que por eso mismo, a diferencia de en el VIH o la hepatitis C, el resultado final no ser¨¢ dar todo el arsenal de golpe, sino que la clave estar¨¢ en dise?ar la secuencia para usar todo lo que hay disponible, desde la cirug¨ªa y la radioterapia a la inmunoterapia. "Sabemos que cada tratamiento tiene una toxicidad, pero, si se juntan, dos estas no solo se suman, sino que aumentan", explica. "Hay que estudiar el c¨¢ncer en cada persona de forma longitudinal".
Para este control continuo en el tiempo tambi¨¦n es fundamental encontrar esos biomarcadores que permiten saber el tipo de tumor y su progresi¨®n. Esta idea no es nueva, y es lo que se hace, por ejemplo, al medir la PSA en los c¨¢nceres de pr¨®stata. Pero el objetivo es tener un indicador m¨¢s fiable y para todos los tipos de c¨¢nceres. Y que se pueda detectar y controlar en la sangre. Por eso los investigadores a lo que para un paciente no es m¨¢s que un an¨¢lisis de sangre, ahora le llaman biopsia l¨ªquida. Su utilidad es clara: permitir¨¢ tener informaci¨®n continuada del estado del tumor sin tener que biopsiar continuamente, explica Wistuba.
Adem¨¢s, la medicina gen¨¦tica ya no solo se fija en las mutaciones del c¨¢ncer. Tambi¨¦n en cu¨¢ntas veces aparecen. "Uno de los restos es c¨®mo emplear la carga mutacional para dise?ar las terapias" afirma Gil Bazo.?
Todos estos enfoques apuntan a un futuro prometedor pero con resultados no inmediatos. "En cinco a?os hemos visto avances que nos hacen pensar que un an¨¢lisis del mecanismo global de cada c¨¢ncer con todos sus factores va a ser posible", dice Wistuba. "Se va a tener una o m¨¢s opciones de tratamiento". Y, m¨¢s adelante, de detecci¨®n precoz. "Para muchos el objetivo ser¨¢ eliminarlos. Para los que se detecten en un estado tard¨ªo, ser¨¢ cronificarlos. Y eso no nos debe parecer un fracaso", a?ade.
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