Esta es la pastilla que llevamos toda la vida esperando
?Una p¨ªldora de la felicidad sin efectos secundarios? La ciencia sue?a con ella (y los monos tambi¨¦n)
Un grupo de investigadores del Departamento de Neurobiolog¨ªa del Duke University Medical Center realiz¨® un curioso estudio con un grupo de monos Rhesus (Macaca mulatta) para comprobar por qu¨¦ estar¨ªan dispuestos a pagar estos simp¨¢ticos primates. Por supuesto, no es necesario se?alar que los monos no usan dinero, pero s¨ª saben diferenciar y expresar lo que les gusta m¨¢s o les gusta menos mediante intercambio de otras mercanc¨ªas que ellos consideran importantes. Para poder realizar el experimento, los cient¨ªficos utilizaron como moneda de cambio algo que a estos monos les encanta: zumo de cerezas.
El resultado de esta investigaci¨®n mostr¨® que los Rhesus estaban dispuestos a pagar m¨¢s zumo por dos clases de im¨¢genes: fotograf¨ªas de machos alfa de su misma especie y culos de monas (informaciones ambas muy ¨²tiles si eres un mono).
Detr¨¢s de cada poes¨ªa que nos conmueve, de cada canci¨®n favorita del verano, de cada bocado de delicioso tiramis¨², se esconde una reacci¨®n bioqu¨ªmica en la que nuestro cerebro abre o cierra el grifo de las dopaminas
Para Pepe Cervera, bi¨®logo, antrop¨®logo y periodista cient¨ªfico en RTVE, este pay per view de los monos Rhesus ¡°no est¨¢ tan alejado de las conductas humanas¡±. La clave se encuentra en que estas im¨¢genes activan los mecanismos de conexiones cerebrales de lo que se conoce como ¡°circuito de recompensa¡±. Eso a lo que llamamos ¡°placer¡± -y que experimentamos cuando comemos algo delicioso, practicamos sexo o contemplamos im¨¢genes que nos deleitan-, fisiol¨®gicamente no es m¨¢s que la liberaci¨®n de una serie de neurotransmisores, como la dopamina, que activan regiones denominadas n¨²cleos accumbens. Para el antrop¨®logo, ¡°nuestro cerebro es una especie de adicto a la dopamina que busca actividades y experiencias que enciendan ese interruptor bioqu¨ªmico liberador de neurotransmisores que nos ofrecen la sensaci¨®n de placer¡±.
Detr¨¢s de cada poes¨ªa que nos conmueve, de cada canci¨®n favorita del verano, de cada bocado de delicioso tiramis¨², se esconde una reacci¨®n bioqu¨ªmica en la que nuestro cerebro abre o cierra el grifo de las dopaminas para que el cuerpo experimente placer. Pero ya hemos visto que, en el consumo de drogas, la dosis necesaria se incrementa con el tiempo y surge una adicci¨®n dif¨ªcil de controlar.
¡°Existen numerosos f¨¢rmacos y drogas que reproducen los mismos mecanismos cerebrales dopamin¨¦rgicos del placer, lo ¨²nico que falta es eliminar los efectos adversos¡±, explica Cervera: ¡°Quiz¨¢ no muy tarde terminaremos teniendo al alcance de la mano una especie de pastilla de la felicidad". La cuesti¨®n entonces ser¨¢: ?qui¨¦n se tomar¨ªa esa pastilla? O, quiz¨¢: ?habr¨ªa alguien que no la tomase?
Nos es esta la ¨²nica pastilla por la que los laboratorios libran una apasionante pugna. Hay mucho m¨¢s sobre superpastillas y sus f¨®rmulas para la salud y el bienestar eternos. Y puede descubrirlo ma?ana s¨¢bado (8 de octubre) en el nuevo n¨²mero de BUENAVIDA, gratis con El Pa¨ªs (y a la venta, el resto del mes, por 2 euros).
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