La Meca, parque tem¨¢tico
EN LA DES?RTICA Arabia Saud¨ª, entre colinas oscuras, en La Meca, naci¨® Mahoma. Por ello es la ciudad m¨¢s sagrada del islam, y los musulmanes deben visitarla al menos una vez en la vida. Esa peregrinaci¨®n, el Hajj (esfuerzo), tiene su equivalencia cristiana en las de Roma o Santiago.
Con el dinero del petr¨®leo, los saud¨ªes llevan d¨¦cadas extendiendo el wahabismo por todo el mundo isl¨¢mico.
Con el dinero del petr¨®leo, los saud¨ªes llevan d¨¦cadas extendiendo el wahabismo por todo el mundo isl¨¢mico, persiguiendo a los homosexuales, encerrando a las mujeres, ya sea con leyes, paredes o telas, incitando al odio. Los mahometanos m¨¢s tolerantes y los occidentales son sus enemigos. Son extremadamente conservadores, aunque no en lo referente al patrimonio cultural. En unas d¨¦cadas han aniquilado decenas de lugares hist¨®ricos de La Meca, incluyendo gran parte de la antigua Gran Mezquita, la casa en la que se dec¨ªa que hab¨ªa nacido Mahoma y varias tumbas de sus descendientes (los fan¨¢ticos lo apoyan, pues as¨ª no se convierten en oratorios asociados a seres humanos y no a Al¨¢). Hoy es un inmenso negocio lleno de hoteles, restaurantes y centros comerciales en los que, al menos, siguen encontr¨¢ndose musulmanes de diferentes continentes. Al turismo religioso se ha sumado el de bodas y convenciones. Pronto se abrir¨¢ el hotel Abraj Kudai, a dos kil¨®metros de la Gran Mezquita, con 10.000 habitaciones, 70 restaurantes, cuatro helipuertos y cinco plantas reservadas para la familia real saud¨ª.
La de Bin Laden lleva invertidos m¨¢s de 26.000 millones de d¨®lares en este centro espiritual. Frente a la Kaaba se levant¨®, arrasando una fortaleza otomana del XVIII, el complejo Abraj Al Bait, uno de los dos o tres mayores edificios construidos del mundo, con 1.575.815 metros cuadrados. En esa zona el metro cuadrado cuesta medio mill¨®n de d¨®lares. Algunas suites con vistas al cubo donde se guarda la piedra negra se alquilan a 10.000 d¨®lares la noche. La capacidad de destrucci¨®n del fanatismo unido al af¨¢n de lucro no es nuevo (l¨¦ase Jerusal¨¦n. La biograf¨ªa, de Montefiore), pero aqu¨ª, y ahora, se lleva al extremo.
En hipocres¨ªa, La Meca ha igualado al Vaticano.
Las obras continuar¨¢n hasta 2040. Para entonces, en la Gran Mezquita, llena de escaleras mec¨¢nicas, en la que ahora cabe un mill¨®n y medio de fieles, cabr¨¢n siete. Y digo bien de fieles, pues los infieles tienen prohibida la entrada a la ciudad. Es una tradici¨®n: grandes viajeros, como Burckhardt, en 1812, o Burton, en 1853, labraron su prestigio al conseguir pisarla, jug¨¢ndose el pellejo. Luca Locatelli, que ha publicado recientemente unas fotograf¨ªas que ilustran todo esto en The New York Times, consigui¨® entrar tras su conversi¨®n. ¡°Quer¨ªa mostrarle al observador occidental que ser un turista religioso en La Meca no es nada extraordinario¡±, ha declarado. ¡°Cuando vamos a los grandes templos, ya sea San Pedro o La Meca, hacemos cosas similares¡±.
En hipocres¨ªa, La Meca ha igualado al Vaticano. En siglos pasados, los humildes monjes que viajaban a Roma se escandalizaban por el modo de vida de cardenales y papas. ?Se podr¨¢ decir en el futuro que quien puso la primera piedra del Abraj Kudai puso tambi¨¦n la de la reforma que tanto necesita el islam y que tanto contribuir¨ªa a mejorar la convivencia entre fieles, menos fieles e infieles?
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