La Real F¨¢brica de Tapices, diez a?os de Patrimonio hist¨®rico
La empresa evit¨® la quiebra y ha firmado recientemente un encargo de 1,2 millones de euros
Entre pasillos cubiertos de enormes telas y almacenes que guardan m¨¢s de 25.000 kilos de lana, el administrador de la Real F¨¢brica de Tapices, Alejandro Klecker, explica los avatares que el recinto ha vivido en los ¨²ltimos a?os. La antigua casa de manufacturas reales fue declarada en 2006 Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC) y Patrimonio hist¨®rico y esquiv¨® la quiebra durante la crisis. Este mi¨¦rcoles, cuando se cumple una d¨¦cada de esa declaraci¨®n, la f¨¢brica de m¨¢s de 7.000 metros cuadrados presume de haber sellado un encargo de 1,2 millones de euros, el mayor en 200 a?os.
Antes de que llegase la crisis financiera, la Real F¨¢brica de Tapices recib¨ªa encargos por valor de dos millones de euros anuales, seg¨²n su administrador. Poco despu¨¦s los ingresos se redujeron a cero; los pedidos no llegaban. Klecker asegura que durante la crisis se mantuvo a la plantilla, pese a que la empresa no generaba ingresos, lo que provoc¨® su endeudamiento. Para salvar la instituci¨®n, el Ayuntamiento de Madrid,?la Comunidad y el Ministerio de Cultura nombraron a un administrador en comisi¨®n de servicio. "Ten¨ªamos todos los elementos para ser viables, pese a la crisis econ¨®mica", asegura Klecker. Ahora la empresa se mantiene gracias a la fabricaci¨®n, venta y distribuci¨®n de bienes de lujo como tapices y alfombras.
Gracias a un plan de marketing?internacional, hoy la Real F¨¢brica de Tapices trabaja en dos encargos: uno procedente de L¨ªbano; un tapiz de casi 21 metros cuadrados que imita el cuadro de Dia al-Azzawi, sobre la matanza de Sabra y Chatila, y otro del Gobierno de Sajonia (Alemania), que consiste en la reproducci¨®n de 32 tapices que fueron destruidos durante la Segunda Guerra Mundial. Adem¨¢s, la instituci¨®n alquila espacios para eventos culturales y otras actividades.
La empresa tiene actualmente 44 empleados, aunque aspira a llegar a los 60 entre enero y mayo de 2017. Muchos de los trabajadores entraron all¨ª muy j¨®venes, como Jos¨¦ Antonio Carbajal, que empez¨® a trabajar en 1975, con 15 a?os. Carbajal cuenta como el proceso de aprendizaje segu¨ªa la jerarqu¨ªa de los antiguos artesanos: "Al principio hac¨ªamos las cosas m¨¢s f¨¢ciles: reproduc¨ªamos cielos, hojas... Despu¨¦s iba complic¨¢ndose, hasta que te convert¨ªas en maestro tejedor". Otros llevan menos tiempo, como la Yaiza Ram¨ªrez: "Estudi¨¦ en la primera escuela taller, en el a?o 98". Ramirez asegura que por su exclusividad, no tienen aun muy claro a qu¨¦ equivale el t¨ªtulo que obtuvieron: "Estamos intentando convalidarlo con alg¨²n t¨ªtulo acad¨¦mico". La artesana cuenta c¨®mo en la escuela hab¨ªa variedad de perfiles:? "Hab¨ªa gente de todo tipo, de 16 a catorce a?os, sin carrera o con carrera".
La antigua f¨¢brica se cre¨® en 1720, con la llegada a Espa?a de artesanos flamencos. En su origen estaba situada en la Plaza de Santa B¨¢rbara, a las afueras de Madrid. En 1888, con la ampliaci¨®n de la ciudad, la factor¨ªa se traslad¨® a la calle Fuenterrab¨ªa. El nuevo edificio, de estilo neomud¨¦jar, fue dise?ado por el arquitecto Jos¨¦ Segundo de Lema, el mismo que plane¨® la Residencia de Estudiantes de la capital. Pocos detalles han cambiado desde entonces. Hasta las m¨¢quinas de telares de la f¨¢brica, concebida desde su nacimiento y como Real F¨¢brica de Tapices, son las mismas que las de 1888.
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