Siguen ah¨ª
Hay que pedir sin rodeos la condena del terrorismo, la denuncia de ETA
El intento de linchamiento de dos guardias civiles y sus mujeres en Alsasua ha servido para sacar a flote algo de la basura sumergida bajo la relativamente serena superficie del embalse vasco. No solo son resabios del terrorismo aparcado a la fuerza, sino que las formas torticeras de contar lo que pas¨® encienden a veces nostalgias activas del matonismo ¡°heroico¡± que padecimos hasta hace poco. Los viejos que ya no se atreven a dar ni paraguazos azuzan ocasionalmente a la carne de ca?¨®n juvenil que puede descontrolarse. Entonces se llevan las manos a la cabeza ¡ª¡°?no es eso, no es eso!¡±¡ª o tratan de absolver a los brutos, como ha hecho EH Bildu en el caso de Alsasua, empleando la t¨¦cnica defensiva del quinteto violador de sanfermines: la culpa es de la agredida, que abus¨® del tropel con p¨¦rfido disimulo.
Por eso es importante no conformarse con componendas que deploren la situaci¨®n vivida pero legitimen los motivos de quienes la provocaron. Cuando se habla de v¨ªctimas del terrorismo no nos referimos a todos los que han padecido abusos violentos (que siempre deben ser perseguidos), sino a quienes fueron atacados por la banda criminal y sus imitadores. Sin duda hubo miembros de las fuerzas del orden que cometieron delitos, pero traicionando su mandato social; ETA en cambio fue dise?ada como cu?a totalitaria contra la democracia. Por eso se equivocan los que exigen sin m¨¢s contrici¨®n por los da?os causados y una condena de la violencia: hay que pedir sin rodeos la condena del terrorismo, la denuncia de ETA. La Guardia Civil solo ¡°crispa¡± a los herederos de los que ya no campan por sus respetos gracias a ella. Para los dem¨¢s es garant¨ªa contra el regreso de los lobos. Etarras, c¨®mplices e imitadores: ?alde hemendik!
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