El ¨²ltimo deseo
DESPU?S de haber vivido y experimentado mucho, a los 80 a?os la antrop¨®loga francesa Fran?oise H¨¦ritier escribi¨® un ensayo, La sal de la vida, cargado de encanto y sabidur¨ªa, donde transmite la idea de que al final de la existencia lo que recordamos son los momentos sencillos y cotidianos, esos a los que tal vez no se presta atenci¨®n mientras est¨¢n transcurriendo. La chispa de la felicidad puede estar en una conversaci¨®n con alguien a quien queremos, en un paseo, una lectura, una m¨²sica determinada, un viaje no necesariamente lejano, un postre, un caf¨¦, un paisaje, un ba?o en el mar, el cuidado de un jard¨ªn¡
A esta misma conclusi¨®n han llegado los voluntarios de la organizaci¨®n solidaria holandesa Stichting Ambulance Wens (fundaci¨®n ambulancia del deseo), que desde su creaci¨®n en 2006 se ha dedicado a cumplir los ¨²ltimos anhelos de enfermos terminales. Un repaso a las historias contenidas en su web basta para comprobar que al final del camino no se echan en falta experiencias ex¨®ticas ni costosas aventuras; que son las peque?as cosas, las entregas y afectos, los recuerdos los que dan la aut¨¦ntica medida de lo recorrido y se fijan en la memoria como perlas de las que cuesta desprenderse.
Mario Stefanutto, un marinero retirado y gravemente enfermo le expres¨® al conductor que lo trasladaba al hospital lo mucho que le apetec¨ªa despedirse del puerto de R¨®terdam.
Todo comenz¨® con Mario Stefanutto, un marinero retirado y gravemente enfermo, que cuando iba a ser conducido de un hospital a otro, expres¨® al conductor que lo trasladaba lo mucho que le apetec¨ªa despedirse del puerto de R¨®terdam. Ese conductor, Kees Veld?boer, no se lo pens¨® dos veces y puso rumbo al lugar solicitado, volviendo d¨ªas despu¨¦s a buscar al paciente para llevarlo a navegar por ¨²ltima vez. ¡°Me hace bien saber que todav¨ªa hay personas a quienes les importan los dem¨¢s, que un simple gesto puede tener un gran impacto¡±, dej¨® escrito Stefanutto. A partir de ese encuentro, Veldboer cre¨® una asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro, que gracias a la generosidad de cientos de voluntarios y a las donaciones de gente solidaria dispone ya de seis ambulancias dotadas de c¨®modas camillas e incluso de una casa de vacaciones privada, en medio del bosque, de la que pueden disponer los enfermos que lo soliciten, siempre acompa?ados de profesionales en cuidados paliativos.
Ya son m¨¢s de 7.000 deseos cumplidos. Muchos de ellos tienen que ver con querencias de personas, familiares o amigos lejanos a los que se quiere reencontrar, o con regresar a los lugares en los que se realiz¨® un trabajo enriquecedor ¨Cest¨¢ el caso de un hombre que solicit¨® ir de nuevo al zool¨®gico en el que hac¨ªa labores de mantenimiento para despedirse de los animales¨C. Una visita a la playa est¨¢ entre los m¨¢s solicitados, pero tambi¨¦n una comida especial o la oportunidad de acudir a un espec?t¨¢culo deportivo, a un concierto. Entre lo m¨¢s llamativo, el hecho de que m¨¢s de un paciente haya deseado ir al Rijksmuseum para ver, por ¨²ltima vez, sus cuadros favoritos de Rembrandt, un dato que da la raz¨®n a Stendhal cuando dec¨ªa que el arte, la belleza, es una promesa de felicidad.
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