Brexit, pero menos
Las C¨¢maras intentar¨¢n propiciar una salida que mantenga estrechos lazos econ¨®micos, jur¨ªdicos y humanos con Europa
La repentina conversi¨®n de la primera ministra brit¨¢nica, Theresa May, al antieurope¨ªsmo m¨¢s extremo acaba de tropezar con la justicia. Su proclama de que ¡°Brexit significa Brexit¡±, o sea, que la salida del Reino Unido de la UE debe ser a cara de perro, queda tocada en la l¨ªnea de flotaci¨®n. Ello es as¨ª porque un tribunal de primera instancia ha dictaminado que no es el Gobierno, sino el Parlamento, el que debe opinar previamente y elaborar una ley que module la presentaci¨®n a Europa de la voluntad de divorcio. T¨¦cnicamente, le compete activar el art¨ªculo 50 del Tratado de Lisboa que autoriza la secesi¨®n.
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Y resulta que el Parlamento es abrumadoramente europe¨ªsta. Dos tercios de sus miembros prefieren permanecer en la UE, aunque respeten los avatares de la azarosa democracia directa y plebiscitaria. Y aunque el refer¨¦ndum fuese consultivo y no vinculante jur¨ªdicamente. De modo que, aun siendo improbable que las C¨¢maras den marcha atr¨¢s sobre la decisi¨®n popular, al menos tender¨¢n a evitar un Brexit duro. As¨ª como a propiciar una salida que mantenga estrechos lazos econ¨®micos, jur¨ªdicos y humanos de los brit¨¢nicos con los otros europeos.
Cierto que el Gobierno ha anunciado que recurrir¨¢. Incluso de mala manera, vecina al desacato propio de los rebeldes antisistema, al asegurar que no alberga ¡°ninguna intenci¨®n de dejar que esta decisi¨®n modifique los planes previstos¡±.
Pero juegan contra ¨¦l el principio de legalidad y el del control del poder Judicial sobre el Ejecutivo, caracter¨ªsticos pilares del imperio de la ley en un Estado de derecho: y a¨²n m¨¢s si es tan antiguo y consolidado como el brit¨¢nico.
Hace varios siglos que el Reino Unido consagr¨® la soberan¨ªa parlamentaria, por la cual la ¡°prerrogativa real¡± reside al final no en el Gobierno, sino en las C¨¢maras. La de ahora constituye, pues, tambi¨¦n, una bella lecci¨®n de historia para los excitados esp¨ªritus del populismo antieuropeo.
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