La monumentalidad oculta de las ciudades
FOTO: Sim¨®n Garc¨ªa
Marc Aug¨¦, el antrop¨®logo franc¨¦s que acu?¨® el t¨¦rmino No lugar, escribi¨® que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n de Par¨ªs ve¨ªa con mucha m¨¢s frecuencia el intercambiador de Ch?telet que el centro de su ciudad. Ten¨ªa claro que la gran masa de parisinos atraviesa a diario la ciudad sin verla, sin sacar la cabeza al exterior. Su recorrido urbano es, pues, el de los t¨²neles, los andenes y las escaleras del metro.
Prestar atenci¨®n a lo que no se ve es un atributo escaso en arquitectura. Oscar Tusquets lo alert¨® titulando uno de sus libros, Dios lo ve -la hist¨®rica reivindicaci¨®n del arquitecto brit¨¢nico Edwin Lutyens para justificar el cuidado de los detalles que se escapan a la vista-. Sin embargo, considerar que el metro, y sus instalaciones subterr¨¢neas pueden formar parte de lo que no se ve es una falta de respeto. Y de visi¨®n.
Son muchos los metros del mundo m¨¢s famosos por el espect¨¢culo que ofrecen que por su capacidad para democratizar el transporte y descongestionar las ciudades. De los andenes y t¨²neles decorados de manera palaciega en los metros de Mosc¨² o San Petersburgo al ingenio de las coloridas cavernas que salpican las estaciones de Estocolmo, son muchos los arquitectos que se han parado a pensar en los ciudadanos a los que se refer¨ªa Aug¨¦. Tal vez por eso, aunque muchos ferrocarriles siguen apostando por la sorpresa y el espect¨¢culo (el propio Tusquets firm¨® una escenogr¨¢fica estaci¨®n en el metro de N¨¢poles), las propuestas m¨¢s rompedoras de los ¨²ltimos a?os son las que tratan de deshacer la cualidad subterr¨¢nea de ese medio de transporte. En eso consisti¨® la reciente remodelaci¨®n del metro de Copenhague: en llevar luz hasta el subsuelo. Desnudar los andenes, hacerlos eficaces e iluminarlos con luz natural es una apuesta que prima la monumentalidad ¨Cel espacio- por encima de su decoraci¨®n. Una opci¨®n que da m¨¢s valor a lo esencial que a lo circunstancial, m¨¢s importancia a la verdad que a la comodidad.
De algo as¨ª habla la nueva l¨ªnea de metro que une Barcelona con su aeropuerto. Y seguramente por eso, las estaciones m¨¢s emblem¨¢ticas sean las que dise?¨® el equipo del arquitecto Jordi Garc¨¦s (Garc¨¦s, De la Seta y Bonet) apostando por el brutalismo y la crudeza que caracterizan algunas de sus intervenciones m¨¢s radicales. La fuerza espacial est¨¢ lograda, la monumentalidad oculta. La vida bajo el asfalto queda ampliada con estaciones como las de Mercabarna, Fira o Parc Logistic que este a?o se hicieron con el Premio Fad de interiorismo. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de ese logro y de la reivindicaci¨®n de una ruina moderna, este trabajo conduce a nuevas preguntas. ?Por qu¨¦ la mayor¨ªa de usuarios del metro lo consideran inacabado? ?Por qu¨¦ hay tantos usuarios del metro que no valoran esa monumentalidad por encima de los acabados? ?Qui¨¦n o qu¨¦ gana con este trabajo radical?
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