La tauromaquia goza de buena salud en Portugal

La tauromaquia goza de buena salud en Portugal. La temporada, que comienza el 1 de febrero en el Alentejo y acaba el ¨²ltimo fin de semana de octubre en Santar¨¦m, program¨® 200 espect¨¢culos, 15 menos que la pasada temporada, debido a cancelaciones por mal tiempo. Aun as¨ª son el doble de los celebrados hace medio siglo. Al igual que en otros pa¨ªses, los festejos taurinos son objeto de iniciativas legales para su prohibici¨®n, aunque en Portugal no se mate al animal en la plaza. Cada a?o, organizaciones verdes presentan en el Parlamento propuestas para acabar con estos espect¨¢culos, pero nunca gozan del respaldo de los partidos mayoritarios, de derechas o de izquierdas. No se les ha subido el IVA y tampoco hay manifestaciones delante de los coliseos, no m¨¢s que la que congrega la cita anual contra la muerte del caracol. En el estuario del Tajo crecen algunas de las mejores ganader¨ªas taurinas, el caballo portugu¨¦s reina tanto en plazas espa?olas como en el circuito de la h¨ªpica y la doma y sus rejoneadores han estado siempre en primera fila, como la saga de los Moura. En las ¨²ltimas temporadas, adem¨¢s se percibe un resurgimiento de j¨®venes toreros portugueses a pie y m¨¢s espectadores de este estilo de tauromaquia.

Morante de la Puebla y Hermoso de Mendoza son las figuras espa?olas en la plaza lisboeta de Campo Pequeno, la mayor del pa¨ªs, aunque el espect¨¢culo m¨¢s popular siga siendo el de los forcados. Practicada siempre por aficionados, la suerte de los forcados consiste en coger al toro por los cuernos, m¨¢s exactamente por el testuz, a cuerpo limpio. A menudo, en el primer intento, salen por los aires con alg¨²n miembro dislocado y moratones asegurados. La fiesta est¨¢ muy arraigada en los pueblos, a menudo regidos por partidos de izquierda, desde la Gran Lisboa hasta las Azores. Excepcionalmente, apelando a la tradici¨®n, en un par de localidades se permite la muerte del toro en la plaza. Los intentos de ampliar esas excepciones, sin embargo, no han sido autorizados. Las tradiciones en Portugal son dif¨ªciles de cambiar y si desaparecen son por muerte natural.