Boquetes en el techo de cristal
Pese al avance que ha significado la ley de igualdad de 2007, persisten los sesgos de g¨¦nero
Dedicamos un gran esfuerzo a la educaci¨®n de estudiantes y adultos desde la perspectiva de g¨¦nero porque creemos que es una manera de vencer prejuicios y conseguir la igualdad. El resultado de esta estrategia, sin embargo, no puede ser m¨¢s desalentador: la actual brecha salarial en Espa?a es del 19% y la presencia femenina en puestos de responsabilidad, muy escasa. Mi generaci¨®n ya ha llegado tarde para lograr la igualdad, pero las m¨¢s j¨®venes tienen que conseguirla. No podemos desperdiciar el talento del 52% de la sociedad, la aportaci¨®n distinta y gratificante de tantas mujeres, no debemos abocarlas a la frustraci¨®n de mi generaci¨®n.
Los sesgos de g¨¦nero modulan nuestras decisiones. Incluyen comentarios del tipo: querr¨ªa contratar a mujeres, pero esta no es la adecuada (no encaja en la cultura, no es suficiente ambiciosa / es demasiado ambiciosa, como le est¨¢ pasando a Hillary Clinton). En los premios, las mujeres son la excepci¨®n: solo el 11% de los Nobel, el 10% de los Cervantes y el 0% de los Juan Carlos I de Econom¨ªa.
El prejuicio de g¨¦nero, como todos los prejuicios, es inconsciente. Un famoso experimento pidi¨® a distintos evaluadores (igual n¨²mero de hombres y mujeres) que consideraran el curr¨ªculo de un aspirante, bien preparado, ambicioso y con sobrada experiencia. El curr¨ªculo real era el de una ejecutiva, Heidi, pero en la mitad de ellos se cambi¨® el nombre por Howard. Todos (mujeres y hombres) puntuaron m¨¢s alto a Howard que a Heidi, dictaminaron que respond¨ªa mejor a los requerimientos del puesto y que el encaje de la mujer ser¨ªa m¨¢s dif¨ªcil. El experimento se ha repetido muchas veces con el mismo resultado decepcionante. Los prejuicios forman parte del ser humano; ignorarlos es una quimera; es m¨¢s inteligente reconocer su existencia, y dise?ar m¨¦todos y normas para evitarlos, que enfrentarse a ellos.
El prejuicio de g¨¦nero, como todos los prejuicios, es inconsciente
La formaci¨®n en temas de g¨¦nero en las empresas puede ser incluso contraproducente, como demuestran algunos estudios, alentando pol¨ªticas discriminatorias tales como contratar a un hombre con menos experiencia: ya se ha cubierto el cupo de fomento de la igualdad gracias a los cursos impartidos, ahora la empresa se puede permitir ciertas libertades. Es un efecto cl¨¢sico de los comportamientos forzados: hemos hecho r¨¦gimen durante una semana y podemos permitirnos un capricho.
La especialista en econom¨ªa conductual, Iris Bohnet, en su libro What Works (Lo que funciona) presenta varios experimentos cuyos resultados cuestionan la efectividad de la educaci¨®n para cambiar los prejuicios de g¨¦nero y conquistar la igualdad. Como alternativa propone acciones concretas, medibles: un ejemplo de norma pr¨¢ctica con resultado tangible es la obligaci¨®n de las orquestas americanas a tener las audiciones a plazas de m¨²sico con una cortina de por medio, hoy la mitad de sus m¨²sicos son mujeres.
Es un giro estrat¨¦gico, sutil pero de consecuencias potencialmente importantes: cambiar la ¡°normalidad¡± a trav¨¦s de leyes, normas o peque?os cambios en las costumbres para conseguir que la paridad se convierta en normal: igual n¨²mero de bibliotecas con nombres femeninos que masculinos; igual n¨²mero de mujeres y hombres en las presidencias y cargos directivos de las empresas; igual n¨²mero de catedr¨¢ticas y catedr¨¢ticos; igual n¨²mero de diputadas y diputados¡ este objetivo ya casi lo hemos alcanzado.
La ley de la igualdad de 2007 ha sido un ¨¦xito rotundo, las mujeres han inundado la esfera pol¨ªtica estableciendo su presencia como normal y demostrando su val¨ªa. Hoy las consideramos pol¨ªticas interesantes, carism¨¢ticas, capacitadas y preparadas, incluso m¨¢s que muchos de sus colegas masculinos. Comentarios cuestionando su preparaci¨®n han pasado a mejor vida. Deber¨ªamos aplicar los mismos m¨¦todos a otras ¨¢reas. Reglas sencillas, de dif¨ªcil escapatoria para quienes no quieren cumplirlas y que en muy poco tiempo cambian las cosas, modifican la normalidad y nos acercan a la igualdad.
Mi generaci¨®n ya ha llegado tarde para lograr la igualdad, pero las m¨¢s j¨®venes tienen que conseguirla
Establecer normas para las entrevistas laborales para evitar los sesgos (de g¨¦nero, pero tambi¨¦n de raza) es otra propuesta concreta. Objetivar todo el proceso y evitar cualquier elemento subjetivo: las preguntas se establecen con anterioridad, se deben formular a todos los candidatos en el mismo orden, no se admiten comentarios o preguntas subjetivas. Y mejor todav¨ªa si distintos entrevistadores conducen partes de la entrevista y luego consens¨²an los resultados. La informaci¨®n es tambi¨¦n imprescindible para asegurar el cambio: la publicaci¨®n de los salarios de las empresas por g¨¦nero permitir¨ªa a las empleadas justificar las peticiones de aumento de sueldo, ayud¨¢ndolas a vencer las reticencias propias de las mujeres para solicitar un (merecido) aumento.
Sabemos que las mujeres son m¨¢s autocr¨ªticas. En una presentaci¨®n reciente las emprendedoras empezaban la intervenci¨®n confesando sus nervios; sus compa?eros estaban igual de nerviosos pero se lo callaban. Una de las sugerencias para compensar el sesgo autocr¨ªtico es evitar las autoevaluaciones, que generalmente acaban con puntuaciones inferiores para ellas, y basarlo todo en datos objetivos y resultados.
La flexibilidad laboral ser¨ªa tambi¨¦n un gran avance hacia la estabilidad del trabajo femenino: convertir¨ªa en normal algo que ahora es excepcional, permitiendo compaginar una vida laboral exitosa con el cuidado de los hijos y dependientes. Empresas pioneras americanas ya han implantado el horario flexible para todos los trabajadores: algunos empleados escogen trabajar de nueve a cinco, otros prefieren otro horario sin por ello ser la excepci¨®n. Lo importante es cambiar el marco, adoptar un horario adecuado para los que tienen responsabilidades en casa aunque ello represente un coste: estamos tratando un problema dif¨ªcil que requiere un esfuerzo y cuyo beneficio ser¨¢ la incorporaci¨®n plena de la mujer al mercado laboral.
Regulemos e impulsemos buenas pr¨¢cticas en el sector privado y en el p¨²blico; pidamos m¨¢s presencia femenina en los medios de comunicaci¨®n; colguemos fotos de cient¨ªficas, artistas y literatas en los colegios, institutos y museos; ampliemos la visibilidad de las mujeres con iniciativas como el reciente d¨ªa de la escritora; estandaricemos las entrevistas de empleo; publiquemos anuncios laborales realmente neutros; demos publicidad y transparencia a los sueldos y promociones por g¨¦nero en todos los sectores; implantemos la flexibilidad laboral en los ¨¢mbitos que sea factible; y ayudemos a las familias con hijos y dependientes.
Acciones aparentemente peque?as pero de una enorme efectividad, que abren boquetes en el techo de cristal permiti¨¦ndonos respirar, ampliando las aberturas hasta el d¨ªa en que desaparezca el trato distinto por raz¨®n de g¨¦nero, cuando la igualdad sea la norma y no la excepci¨®n.
Pilar de Torres es economista y expresidenta de Gisa e Ifercat.
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