Y ahora, ?qu¨¦ hago yo con mi m¨®vil?
El coste de sangre, sudor y l¨¢grimas del aparatillo merece que lo valores m¨¢s all¨¢ de su precio
Si eres una de las personas que vieron el domingo el programa de Salvados, es probable que esta pregunta te haya mantenido en vela. Ahora que tu conciencia sabe de d¨®nde se extrae el colt¨¢n que pone en marcha tu m¨®vil (y dem¨¢s aparatos electr¨®nicos que te rodean); ahora que pones cara a quienes bajan por la mina; a las mujeres y los ni?os que m¨¢s sufren la violencia de los conflictos armados en el este del Congo; ahora, piensas, ?qu¨¦ hago yo con mi m¨®vil?
Primera opci¨®n: no tener m¨®vil
A grandes rasgos, hay al menos tres formas de cambiar la situaci¨®n. Si empezamos por los extremos, la m¨¢s radical ser¨ªa deshacerte de tu m¨®vil y no volver a comprar otro. Pero no creo que sea una opci¨®n asequible para todo el mundo, teniendo en cuenta los m¨²ltiples compromisos familiares, laborales y sociales que nos llevan de pantalla en pantalla. De hecho, no lo tires alegremente. Aguanta con el que tienes hasta que te sea imposible hacerlo. Ahora que conoces la historia de sangre, sudor y l¨¢grimas que lleva a sus espaldas el aparatillo, aprende a valorarlo m¨¢s all¨¢ de su precio. Consume responsablemente, y cuando te toque deshacerte de ¨¦l, no lo hagas de cualquier manera, procura reciclarlo o reutilizarlo.
Segunda opci¨®n: evitar metales de conflicto
Pero sobre todo, no desesperes, todav¨ªa tienes opciones para hacer algo. La segunda de ellas consistir¨ªa pedir a las empresas que eviten por completo el uso de minerales en conflicto (como el colt¨¢n, el esta?o, el wolframio o el oro) en la fabricaci¨®n de los componentes electr¨®nicos que son indispensables para ensamblar un m¨®vil. No obstante, la vamos a descartar tambi¨¦n porque, aunque hay algunas alternativas interesantes (como el uso de condensadores cer¨¢micos en vez de los convencionales, que emplean derivados del colt¨¢n), a d¨ªa de hoy es pr¨¢cticamente imposible fabricar dispositivos de ¨²ltima generaci¨®n sin alguno de estos minerales. Adem¨¢s, salvo que hayas elegido formar parte de la nueva tribu de los desconectados, es probable que no quieras volver a tener una patata de m¨®vil. Y en las comunidades mineras que viste por la tele, pese a todo, mucha gente quiere seguir viviendo de la mina, siguen viendo la extracci¨®n de mineral como una salida.
Tercera opci¨®n: forzar a las industrias a ser responsables
?Qu¨¦ hacer entonces? Nos queda una tercera opci¨®n que tener en cuenta, forzar a las industrias electr¨®nicas a que se comprometan a investigar y remediar los riesgos asociados a las violaciones de derechos humanos en sus cadenas de suministro de minerales. Para lograr esto se pueden transitar dos caminos: la v¨ªa legislativa, por un lado, y la larga marcha del consumidor comprometido, por otro. Vaya por delante que ninguna de las dos es un paseo.
En el caso de las regulaciones, al menos contamos con unos hitos que pueden orientar nuestra acci¨®n. Existen referentes normativos, como los Principios de Derechos Humanos y Empresas, que se?alan la responsabilidad individual de las empresas en el respeto de los derechos humanos all¨ª donde desempe?en su actividad comercial. Tambi¨¦n podr¨ªa citarse la Gu¨ªa de la Diligencia Debida de la OCDE sobre el suministro de minerales procedentes de zonas en conflicto, en la cual se identifican los pasos que pueden dar las empresas para mejorar su transparencia y afrontar los riesgos impl¨ªcitos en el trato con sus proveedores.
Ambos textos ofrecen recomendaciones de car¨¢cter voluntario, pero han inspirado leyes vinculantes. En Estados Unidos, la Ley de Reforma de Wall Street, m¨¢s conocida como la Dodd Frank Act, incorpora una secci¨®n (la 1502) que obliga a aquellas empresas estadounidenses que se abastezcan de minerales procedentes de los Grandes Lagos a aplicar las directrices de la OCDE.
Gracias a ello los consumidores estadounidenses pueden consultar los informes que publican y actuar en consecuencia a la hora de comprar un m¨®vil o cualquier otro dispositivo electr¨®nico. Algunos estudios advierten que la informaci¨®n es todav¨ªa muy deficiente. Pero la obligaci¨®n de informar al p¨²blico peri¨®dicamente implica un compromiso de las empresas a largo plazo.
Cuando te toque deshacerte de tu tel¨¦fono, no lo hagas de cualquier manera, procura reciclarlo o reutilizarlo
Europa se comprometi¨® a aprobar una legislaci¨®n similar hace dos a?os y el texto final ver¨¢ la luz en diciembre de 2016. Sin embargo, tenemos razones para pensar que va camino de convertirse en un coladero. En el acuerdo alcanzado el pasado 16 de junio por la Comisi¨®n, el Consejo y el Parlamento Europeo se opt¨® por un sistema mixto. Se dej¨® fuera a los importadores de productos acabados (m¨®viles, tablets, ordenadores, etc.), y s¨®lo los importadores directos de cuatro minerales (colt¨¢n, esta?o, wolframio y oro) tendr¨¢n que declarar su origen.
Por si fuera poco, en metales como el oro, se est¨¢ planteando fijar el umbral m¨ªnimo en 100 kilos, que valen en el mercado unos tres millones de euros. Las empresas que importen menos, quedar¨¢n libres de obligaci¨®n. Y con cada transacci¨®n de tres millones de euros, como te puedes imaginar, se pueden comprar muchas armas en ?frica.
As¨ª pues, nos queda iniciar la larga marcha del consumidor concienciado. ?sta comienza firmando peticiones para pedir a nuestros decisores pol¨ªticos una ley m¨¢s exigente, ahora que todav¨ªa est¨¢n a tiempo. Tambi¨¦n puedes pedir a las empresas tecnol¨®gicas que combatan la obsolescencia programada de sus productos. Y si necesitas un m¨®vil, puedes informarte de sus pol¨ªticas de suministro antes de tomar una decisi¨®n. Incluso puedes plantearte la posibilidad de comprar un m¨®vil que valore m¨¢s la ¨¦tica que las prestaciones.
La mala noticia es que mientras tanto, con o sin leyes, los conflictos asociados a la miner¨ªa seguir¨¢n produciendo v¨ªctimas. La buena es que ya estamos hablando de ello. Hay m¨¢s gente en esta lucha. Si quieres sumarte, busca informaci¨®n en las redes sociales usando el hastag #conflictminerals, participa en la campa?a Tecnolog¨ªa Libre de Conflicto que pusimos en marcha desde ALBOAN o apoya las iniciativas de otras organizaciones de la sociedad civil que est¨¢n trabajando en ello.
Guillermo Otano es t¨¦cnico de incidencia de la campa?a Tecnolog¨ªa Libre de Conflicto. Fundaci¨®n ALBOAN.
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