Los hijos de Diana de Gales recuerdan a su madre con una exposici¨®n
El palacio de Kensington revive la imagen de la princesa como icono de moda para conmemorar el 20? aniversario de su muerte
Un exquisito ¡°jard¨ªn blanco¡±, plagado de rosas de ese color, de narcisos, tulipanes, margaritas y nomeolvides, conmemorar¨¢ desde la pr¨®xima primavera el vig¨¦simo aniversario de la muerte de Diana de Gales en los exteriores del palacio de Kensington, la que fue su ¨²ltima morada y es hoy la residencia de sus hijos. La princesa que en su d¨ªa amenaz¨® los cimientos de la monarqu¨ªa brit¨¢nica va a ser recordada, adem¨¢s, en una exposici¨®n que la ensalzar¨¢ sencillamente como un icono de la moda de su tiempo, portadora de aromas de modernidad en el estilo de esa rancia casa real.
El enfoque elude, por supuesto, cuestiones mayores, como el hecho de que la creciente sofisticaci¨®n del estilismo de Lady Di apenas escond¨ªa una crisis marital ¨Ce institucional-, la de que su matrimonio con el heredero de la corona acabar¨ªa resultando en un fiasco. Los nuevos tiempos, en los que Isabel II ha emergido como una figura extremadamente popular, han acabado por reinventar la figura de Diana como un personaje entra?able aunque lejano en el tiempo.
La celebraci¨®n de su vida, truncada en un accidente automovil¨ªstico en Par¨ªs en 1997, pretende capturar desde los jardines del palacio de Kensignton ¡°la energ¨ªa y el esp¨ªritu que convirtieron a Diana en una figura tan popular en todo el mundo¡±, en palabras del responsable del equipo de jardineros reales, Sean Harkin. En ese mismo recinto habitan hoy el querid¨ªsimo hijo mayor de Diana, el pr¨ªncipe Guillermo, junto a su esposa Catalina y los dos reto?os de la pareja, Jorge y Carlota, y tambi¨¦n Enrique de Inglaterra.
Ellos ser¨¢n los primeros visitantes de la exposici¨®n Diana: Her Fashion Story, que abrir¨¢ las puertas el pr¨®ximo febrero y que retrata a Diana como una de las grandes protagonistas de la moda de su tiempo. Desde las vestimentas rom¨¢nticas de una Lady Di virginal, a punto de ingresar en la casa de los Windsor, hasta el glamour de sus ¨²ltimos tiempos, embutida en vestidos de atrevido corte italiano que en el fondo encarnaban su desaf¨ªo al establishment. En la exposici¨®n luce el imprescindible vestido de terciopelo de Victor Edelstein con el que se puso a bailar con John Travolta en la Casa Blanca en 1985.
A la princesa Catalina, nacida Kate Middleton, se le identifica desde los sectores mon¨¢rquicos y m¨¢s conservadores con este estilo de moda brit¨¢nica tan atractivo desde el exterior. Porque se tratar¨ªa de vender, de exportar, una imagen, sin mayores consecuencias. Kate, el apelativo con el que el p¨²blico brit¨¢nico reconoce a la esposa de Guilllermo, siempre aparece perfecta y nunca da un paso en falso en cuanto a su vestimenta, generalmente alabada en Reino Unido y por las estilistas de la prensa extrajera. Y, sin embargo, ella nunca arriesga como lo hizo Diana en su tiempo, luciendo escotes imposibles para una miembro de la familia real brit¨¢nica o favoreciendo los atrevidos dise?os de sus modistos italianos favoritos.
Porque el objetivo de Diana era desafiar al establishment, mientras que el de Catalina es precisamente lo contrario desde una silueta que es capaz de asumir todos lo que se exija de ella.
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