Ciudades inteligentes: mapas, datos y smart citizens
Todav¨ªa estamos en la fase de reflexi¨®n y dise?o de lo que ser¨¢n las ciudades inteligentes
Las ciudades ya no son s¨®lo un territorio, un espacio delimitado, definido por sus l¨ªmites administrativos. Ya no podemos gobernar s¨®lo con mapas, hay que ver todas las capas de la realidad si ¨¦sta se quiere transformar. Las capas de relaciones, flujos, datos, v¨ªnculos y causalidades que la actividad de las personas ¨Dy su din¨¢mica composici¨®n organizativa¨D generan. Las administraciones locales y metropolitanas ya no pueden limitarse a su actuaci¨®n sobre la dimensi¨®n f¨ªsica, si desean gobernar el bien com¨²n y ampliar el espacio de lo p¨²blico. Un mundo de regulaciones (del tr¨¢fico o del suelo, por ejemplo) es imprescindible, pero no suficiente para embridar el desarrollo aut¨®nomo de la actividad humana, que tiende siempre al desorden que hipoteca el futuro o divide el presente de los m¨¢s desfavorecidos. Necesitamos una concepci¨®n nueva que entienda que las grandes oportunidades para generar m¨¢s ciudad (sostenible), pasa por ampliar y promover m¨¢s ciudadan¨ªa. Una ciudad que no se piensa s¨®lo desde su c¨®digo postal, sino desde su c¨®digo digital. La ciudad debajo de los adoquines.
Pocas veces los procesos de transformaci¨®n de las ciudades hab¨ªan sido tan evidentes como ahora. El crecimiento constante, el consumo energ¨¦tico y de recursos, o el aumento de las desigualdades urbanas son fen¨®menos que se han acentuado durante el inicio de este siglo. Este ha sido en parte el pretexto con el que se ha redactado un documento en el que ponernos todos de acuerdo, un nuevo instrumento, como es la Nueva Agenda Urbana que surgi¨® en H¨¢bitat III. Un texto que busca poner en el foco la necesidad de una urbanizaci¨®n sostenible e igualitaria y en el que quiz¨¢ echamos de menos un posicionamiento algo menos acr¨ªtico con el desarrollo de la ciudad inteligente.
La conferencia de Naciones Unidas dibuj¨® un camino, aunque no es el ¨²nico. Existen visiones alternativas que plantean la ciudad m¨¢s como un proceso que como un modelo a seguir. Son visiones que tratan de actuar sobre todos los aspectos urbanos: desarrollo econ¨®mico, desigualdades, espacio p¨²blico, participaci¨®n y, s¨ª, tambi¨¦n la forma como imaginamos las ciudades inteligentes.
Es necesario detenerse y pensar c¨®mo las ciudades van a seguir integrando todas las soluciones tecnol¨®gicas que se nos han presentado como los elementos esenciales de las Smart Cities. Quiz¨¢ lo primero deber¨ªa ser reconocer que el entusiasmo inicial por la utop¨ªa tecnol¨®gica no ha tra¨ªdo los ¨¦xitos esperados. Despu¨¦s de a?os de argumentario centrado en las herramientas y sus resultados, el recibimiento ha sido m¨¢s bien tibio por parte la ciudadan¨ªa, cuando no un rechazo frontal. Tambi¨¦n es cierto que algunos experimentos, como el de la ciudad coreana de Songdo, que ten¨ªa que ser la primera gran ciudad inteligente y ha terminado por convertirse en un dolor de cabeza para los gestores p¨²blicos, no han ayudado. Ahora sabemos que la utop¨ªa no s¨®lo contiene errores, tambi¨¦n es cara e inviable, incluso para ciudades como San Francisco.
El entusiasmo inicial por la utop¨ªa tecnol¨®gica no ha tra¨ªdo, de momento, los ¨¦xitos esperados
Todav¨ªa estamos en la fase de reflexi¨®n y dise?o de lo que ser¨¢n las ciudades inteligentes. Y el planteamiento tecnol¨®gico ha dominado, pero no se ha impuesto. A d¨ªa de hoy, es evidente que la ciudadan¨ªa y ciertos sectores pol¨ªticos no est¨¢n dispuestos a dejar que las grandes corporaciones sean las ¨²nicas con voz y altavoz en este debate. Si el modelo de ciudad dominante en las ¨²ltimas d¨¦cadas est¨¢ transform¨¢ndose, persiguiendo como ideal una urbe m¨¢s democr¨¢tica, parece razonable pensar que su relaci¨®n con los dispositivos de la sociedad del conocimiento y su materia prima, los datos, tambi¨¦n forme parte de este proceso de cambio.
Relacionar la implantaci¨®n de las soluciones tecnol¨®gicas con el hecho de que una ciudad sea o no inteligente no fue un buen punto de partida. La etiqueta Smart ha querido dar un nuevo sentido ¨Dquiz¨¢ un nuevo impulso¨D a una relaci¨®n de simbiosis, la de la urbe con la tecnolog¨ªa, que carece de todos los atributos que hoy m¨¢s valora la ciudadan¨ªa: sentido de lo colectivo, transparencia, colaboraci¨®n. Al contrario, el rol de los ciudadanos hasta ahora se ha limitado al de proveedores de informaci¨®n y de simples usuarios de servicios de todo tipo. Una imagen de ciudad muy inteligente pero poco humana.
En este sentido, el debate que se produce estos d¨ªas en el Smart City Expo World Congress en Barcelona es una buena oportunidad para enfocarnos de nuevo. Ahora que hemos recuperado el Derecho a la Ciudad de Henri Lefevre como un elemento central del desarrollo urbano, es necesario situar la reflexi¨®n en estos t¨¦rminos. Hablemos m¨¢s de ciudades conectadas, de realidades urbanas complejas, de herramientas que se adaptan a las nuevas formas de participaci¨®n (y no al rev¨¦s), de ciudadanos productores y gestores de su rastro digital, de propiedades compartidas de los datos que generamos, del reto de la brecha digital, de soberan¨ªas tecnol¨®gicas.
El debate que se produce estos d¨ªas en el Smart City Expo World Congress en Barcelona es una buena oportunidad para enfocarnos de nuevo, a pensar ciudades m¨¢s humanas
En definitiva, hablemos m¨¢s de ciudadan¨ªa conectada o lo que algunos han empezado a denominar como Smart Citizens.?
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