Brocha gorda
Cifuentes provoca un incendio pol¨ªtico al jugar con el combustible de la financiaci¨®n
Desatar una guerra entre comunidades aut¨®nomas a cuenta de la financiaci¨®n de los servicios p¨²blicos es muy f¨¢cil. Los dirigentes nacionalistas e independentistas catalanes llevan a?os viviendo del ¡°Espa?a nos roba¡± para justificar su deriva secesionista. Por eso sorprende el m¨¦todo de brocha gorda utilizado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, que ha provocado el en¨¦simo incendio al jugar con un material tan inflamable como este. En un debate parlamentario, Cifuentes asegur¨® que los madrile?os ¡°est¨¢n pagando 3.000 millones de euros para que los andaluces tengan sanidad, educaci¨®n y dem¨¢s¡±.
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No es extra?a la indignaci¨®n de Susana D¨ªaz ni el rechazo de otros responsables andaluces, entre ellos los del PP. La presidenta de la Junta de Andaluc¨ªa acus¨® a Cifuentes de mentir respecto a las cifras y de recurrir a ¡°los insultos de los rufianes de turno¡±, en alusi¨®n a Gabriel Rufi¨¢n, diputado de ERC ¡ªque, entre otras invectivas lanzadas en el debate de investidura de Mariano Rajoy, pregunt¨® a los socialistas si no les daba verg¨¹enza doblegarse ante ¡°una cacique¡± que gobierna una de las comunidades con ¡°m¨¢s paro y fracaso escolar¡±¡ª. El propio Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, el partido que apoy¨® la investidura de D¨ªaz en Andaluc¨ªa y la de Cifuentes en Madrid, ha resaltado la desafortunada intervenci¨®n de la presidenta madrile?a.
El PP ha sostenido muchas veces que los impuestos los pagan los ciudadanos y no los territorios. En vez de apuntarse a un discurso que alimenta el desd¨¦n hacia Andaluc¨ªa, es necesario discutir con seriedad. Hay un debate pendiente sobre el sistema de financiaci¨®n auton¨®mica, pero los pol¨ªticos han sido elegidos para solucionar los problemas y no para sugerir que unos espa?oles se aprovechan de otros. Madrid es una de las comunidades ricas de Espa?a; la gran mayor¨ªa de las instituciones del Estado tienen su sede en ella, lo mismo que el domicilio fiscal de numerosas empresas con actividad en muchos sitios. Es normal que los contribuyentes madrile?os aporten a la solidaridad nacional por encima de otros.
En rigor, lo que Cifuentes pretend¨ªa era defender la pol¨ªtica de impuestos bajos frente a la que se practica en comunidades gobernadas por socialistas. Madrid no solo tiene un IRPF m¨¢s reducido, sino que el impuesto de sucesiones y donaciones y el del patrimonio pr¨¢cticamente no existen en esa comunidad. Si el resultado es bueno para estimular la econom¨ªa, pero no aporta suficiente dinero a las arcas p¨²blicas, tendr¨ªa que plantearlo de manera mucho m¨¢s documentada, en vez de presentar a los andaluces poco menos que como menesterosos.
Cifuentes es un s¨ªmbolo de la nueva generaci¨®n de pol¨ªticos del PP. Sin embargo, en este caso sigue la estela de veteranos como Esperanza Aguirre, que lanz¨® aquel infamante ¡°pitas, pitas, pitas¡± en se?al de desprecio a unas medidas tomadas por los socialistas en 2010, destinadas a compensar los efectos de un temporal catastr¨®fico para la agricultura andaluza. Cifuentes no deber¨ªa apuntarse a ese carro. Se ha equivocado. Y por eso ha de reconocer su error y pedir disculpas sin tapujos.
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