Siete d¨¦cadas de infancia
La miseria y el hambre, en una Europa devastada por el mayor conflicto b¨¦lico vivido hasta entonces, afectaban de lleno a los ni?os de 1946. Hoy, tienen otros nombres y rostros, pero la violencia, la pobreza y el exilio siguen siendo una realidad para millones
La preocupaci¨®n por la protecci¨®n de los ni?os es tan antigua como las agresiones que han sufrido a lo largo de la Historia. Han variado a lo largo de los siglos, eso s¨ª, los focos de atenci¨®n; desde la higiene hasta el amparo de los hu¨¦rfanos, pasando por la educaci¨®n, la violencia y su salud. Aunque todos estos asuntos siguen, de un modo u otro, en la agenda social como materias pendientes. En los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aprobados en septiembre de 2015 en la ONU, se fijan metas muy concretas encaminadas a mejorar la existencia de los peque?os m¨¢s vulnerables del planeta y asegurarles una vida libre de hambre, guerras y pobreza. Obviamente, los retos cambian al mismo paso que las amenazas.
Empecemos por echar la vista muy atr¨¢s. "Las primeras referencias hist¨®ricas relacionadas con el mundo de la infancia las encontramos en los Vedas (cuatro textos considerados los m¨¢s antiguos de India), con cap¨ªtulos dedicados a la higiene y cuidados del ni?o. En Mesopotamia el C¨®digo Hammurabi (2250 a. C) es la primera legislaci¨®n para la infancia, que recoge la protecci¨®n del pueblo babil¨®nico a los hu¨¦rfanos. Los ni?os gozaban en general de un buen trato en la sociedad egipcia, dado el car¨¢cter matriarcal imperante en dicha civilizaci¨®n. El Papiro de Ebers, que recopila la medicina egipcia, daba orientaci¨®n sobre su cuidado", recog¨ªa el pediatra Ra¨²l Trujillo Armas en su estudio Derechos del ni?o: evoluci¨®n y perspectivas desde la pediatr¨ªa social. Y matiza: "Salvo estos documentos, hay que anotar que en las civilizaciones primitivas, los ni?os eran los que recib¨ªan menos atenci¨®n. Muchas veces eran exterminados por motivos rituales como sacrificio a los dioses".
Es en el siglo XIX cuando empezaron a fortalecerse organizaciones transnacionales como Cruz Roja, y la atenci¨®n a la infancia empieza a considerarse una preocupaci¨®n global, aunque todav¨ªa de manera secundaria. La lucha contra la esclavitud centraba en gran parte los esfuerzos de los activistas. Los ni?os tendr¨ªan que esperar su turno hasta el siglo XX.
El 11 de diciembre de 1946, naci¨® Unicef, el Fondo de Emergencia de la ONU para la Infancia. Su misi¨®n: socorrer a los millones de cr¨ªos v¨ªctimas de la Segunda Guerra Mundial
"Una vez creado el ambiente adecuado fueron arraigando multitud de campa?as e iniciativas. En 1919, por ejemplo, la inglesa Englantyne Jebb fundo Save the Chidren Fund, y un a?o despu¨¦s la Uni¨®n Internacional de Secours aux Enfants", escribe en el ep¨ªlogo de su Historia de la Infancia, el pedagogo e historiador Boaventura Delgado. El 24 de septiembre de 1924, contin¨²a la cronolog¨ªa, la Sociedad de Naciones con sede en Ginebra adopto como suya la carta de la Uni¨®n Internacional que establec¨ªa que el ni?o debe poder desarrollarse de modo normal, material y espiritualmente, si pasa hambre, debe ser alimentado; y si sufre tiene que ser el primero en ser socorrido; no ser¨¢ explotado y recibir¨¢ educaci¨®n.
Las dos guerras mundiales que marcaron la Historia del siglo pasado pusieron a prueba aquellos preceptos. entre ambas, tambi¨¦n la Guerra Civil espa?ola (1936-1939) dispar¨® las alarmas sobre la situaci¨®n de la infancia en el pa¨ªs, especialmente los hijos de quienes defend¨ªan la Rep¨²blica. Hubo organizaciones que contribuyeron hasta a fletar barcos para ponerles a salvo. En este contexto incluso se cre¨® una ONG que luego ser¨ªa internacional, Plan, que inici¨® el primer programa de apadrinamiento de la historia. Pero fue tras la Segunda Guerra Mundial cuando los l¨ªderes decidieron unirse para poner freno conjuntamente a la violencia, especialmente a la que sufr¨ªan los ni?os. Apenas un mes despu¨¦s del fin de la contienda, con la rendici¨®n de Alemania el 7 de mayo de 1945, se fund¨® la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas (ONU). Y un a?o y medio m¨¢s tarde, el 11 de diciembre de 1946, naci¨® Unicef, el Fondo de Emergencia de la ONU para la Infancia. Su misi¨®n: socorrer a los millones de cr¨ªos v¨ªctimas del mayor conflicto b¨¦lico mundial vivido hasta entonces. Una tarea que, pese a los avances en siete d¨¦cadas de historia, no ha cambiado mucho. En la actualidad, el organismo afronta la peor crisis de refugiados que se ha producido desde su creaci¨®n, en la que los menores est¨¢n viendo menoscabados sus derechos.
El primer director ejecutivo de la instituci¨®n, Maurice Pate, quien ocup¨® el cargo durante 18 a?os, afirm¨® desde el principio que el organismo deb¨ªa responder a las necesidades de todos los ni?os, incluidos los de los pa¨ªses recientemente derrotados en la Segunda Guerra Mundial. As¨ª fue como estableci¨® el principio a¨²n vigente de neutralidad de la organizaci¨®n: las necesidades de los menores estaban por encima de las consideraciones pol¨ªticas.
Durante siete d¨¦cadas, Unicef ha sumado su labor a la que ven¨ªan haciendo las ONG internacionales especializadas en la infancia que ya exist¨ªan, como Save the Children o Plan Internacional. Muchos han sido los retos que los actores que trabajan en favor de los ni?os han tenido que afrontar. Y, a base de aciertos y errores, han aprendido c¨®mo ayudarles mejor. Algunos ejemplos est¨¢n recogidos en el especial Ni?os durante 70 a?os en el que se incluye este art¨ªculo.
Un gran paso se produjo el 20 de noviembre de 1959, coincidiendo con el D¨ªa Universal del Ni?o que se ven¨ªa celebrando desde hac¨ªa cinco a?os en esa fecha: se aprob¨® la Declaraci¨®n de los Derechos del Ni?o, que recog¨ªa 10 principios que abarcaban desde la no discriminaci¨®n, el derecho a un nombre y nacionalidad, al amor, la educaci¨®n o la protecci¨®n ante el abuso y la explotaci¨®n.
Comenzaba as¨ª:
La Asamblea General proclama la presente Declaraci¨®n de los Derechos del Ni?o a fin de que ¨¦ste pueda tener una infancia feliz y gozar, en su propio bien y en bien de la sociedad, de los derechos y libertades que en ella se enuncian e insta a los padres, a los hombres y las mujeres individualmente y a las organizaciones particulares, autoridades locales y gobiernos nacionales a que reconozcan esos derechos y luchen por su observancia con medidas legislativas y de otra ¨ªndole¡
El texto supon¨ªa un cambio de paradigma respecto a la ayuda asistencialista que hab¨ªa marcado el nacimiento de Unicef y la labor de m¨²ltiples organizaciones. Se reconoc¨ªa expresamente a los ni?os unos derechos universales propios que, justo dos d¨¦cadas de despu¨¦s, el 20 de noviembre de 1989, se desarrollar¨ªan en la Convenci¨®n de los Derechos del Ni?o. No fue f¨¢cil llegar a un consenso global. El documento fue debatido por gobiernos, instituciones religiosas y ONG, entre otros, durante 10 a?os hasta su versi¨®n final, que entr¨® en vigor el dos de septiembre de 1990. A¨²n hoy, dos pa¨ªses no han ratificado su compromiso con los 52 art¨ªculos en los que se desglosan los derechos econ¨®micos, sociales, culturales, civiles y pol¨ªticos de todos los menores. Son Estados Unidos y Sud¨¢n del Sur, despu¨¦s de que Somalia se adhiriera en 2015.?
El 20 de noviembre de 1989, se aprob¨® la Convenci¨®n de los Derechos del Ni?o, tras diez a?os de negociaciones entre gobiernos, lideres religiosos y ONG
Los avances, sin embargo, no solo se han visto sobre el papel. En la pr¨¢ctica, el impulso de las leyes, junto con la innovaci¨®n m¨¦dica y la tecnol¨®gica, ha permitido que algunas batallas se hayan ganado o est¨¦n a punto. Es el caso de la erradicaci¨®n de la polio. La invenci¨®n de la vacuna oral supuso un trampol¨ªn en la lucha contra la enfermedad, a punto de ser eliminada del planeta. O el dise?o robusto y barato de la Mark II (1975), la fuente de propulsi¨®n de agua manual que a¨²n hoy es el punto de recogida de agua segura para millones de personas en el mundo. En este apartado se puede citar tambi¨¦n algo tan sencillo como una cinta m¨¦trica con colores para medir el grado de desnutrici¨®n (o la ausencia de ella) en los menores de cinco a?os, o una simple b¨¢scula en la que pesarles para comprobar que su crecimiento es el adecuado.
Los resultados van llegando, aunque lentamente. Y amenazas distintas surgen: el cambio clim¨¢tico, el VIH y el estallido de nuevos conflictos. Bastan algunos ejemplos. En 1984, Etiop¨ªa sufri¨® una devastadora hambruna en la que murieron un mill¨®n de personas. Para los habitantes de aquel y otros pa¨ªses del cuerno de ?frica, la sequ¨ªa prolongada supuso hambre y muerte, y puso a prueba las estrategias de respuesta ante este tipo de crisis de las organizaciones encargadas de velar por la salud y supervivencia de los ni?os.
Como tambi¨¦n lo hizo, 20 a?os despu¨¦s, la crisis humanitaria tras el tsunami en el sudeste asi¨¢tico en 2004 que arras¨® con las vidas de m¨¢s de 225.000 personas (entre muertos y desaparecidos) y desplaz¨® de sus casas a m¨¢s de un mill¨®n, requiri¨® de una respuesta por parte de la comunidad internacional sin precedentes. Mucho se aprendi¨® entonces, sobre todo, que era necesario prepararse con anticipaci¨®n para reducir los efectos de futuras cat¨¢strofes. Y pronto tuvieron que pasar examen. El 12 de enero de 2010, la tierra se ceb¨® con los m¨¢s pobres de Hait¨ª. Hoy sabemos que la potente reacci¨®n global para ayudar a los supervivientes no fue suficiente. Fueron numerosos los casos de tr¨¢fico de ni?os e incluso de menores desaparecidos en los hospitales. M¨¢s a¨²n, una d¨¦cada despu¨¦s, muchas personas a¨²n esperaban poder reconstruir sus vidas, cuando la cat¨¢strofe se repiti¨®.
Atender todas estas emergencias no puede significar, en palabras del actual director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake, abandonar los numerosos programas de desarrollo que esta y otras miles de organizaciones est¨¢n llevando a cabo para mejorar la salud materna, reducir la desigualdad econ¨®mica, lograr la equidad de g¨¦nero, la educaci¨®n universal de calidad, la erradicaci¨®n del matrimonio infantil... y as¨ª, hasta 17 grandes Objetivos con sus 169 metas que el mundo se comprometi¨® a cumplir en 2030. Sin excepci¨®n.
La clave est¨¢, seg¨²n Lake, en que la ayuda humanitaria all¨ª donde sea necesaria, vaya acompa?ada de programas de desarrollo. Lo est¨¢n intentando en la actual crisis de refugiados. Millones de ni?os se han visto obligados a vivir bajo las bombas o huir. Pero la ONU no quiere que eso signifique que tengan que abandonar su educaci¨®n, y si su escuela ha sido destruida o ha quedado atr¨¢s en el camino, Unicef y la Unesco mandan a su profe una escuela en una maleta. Pero no olvidamos a Ayl¨¢n. Hay otras necesidades que no se pueden facturar: la seguridad frente al tr¨¢fico y la explotaci¨®n sexual, o una nueva vida perdida en la gran tumba que se ha convertido el Mediterr¨¢neo, intentando llegar a una Europa cerrada a cal y canto.
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