Hollywood, ya no te echamos de menos
Hay una escena fant¨¢stica en Bar Bahar que concentra lo divertido y amargo que puede ser a la vez buscar la libertad. Nour, una estudiante palestina de hiyab y abnegaci¨®n musulmana que comparte piso con dos chicas m¨¢s fiesteras, se da cuenta de que debe transformar la casa ante la llegada inminente de su novio, para quien el amor consiste en que ella cocine a tiempo en el mejor de los casos. Nour vac¨ªa ceniceros, esconde botellas, se ajusta el velo como manda la tradici¨®n y, en un momento final en que descubre otro cenicero donde puede haber de todo, duda y termina escondi¨¦ndolo bajo el sof¨¢.
All¨¢ va el amasijo de colillas pero, sobre todo, all¨¢ va su melena suelta, sus bailes y m¨²sica en soledad, su sonrisa, su rostro luminoso y su mirada despejada cuando est¨¢ en el piso. Con ¨¦l llega el gesto taciturno, la obligaci¨®n de tristeza y la retah¨ªla de deseos masculinos a los que Nour debe sumisi¨®n. Adelantemos la boda, te quiero en casa, no necesitas trabajar. Y all¨¢ tambi¨¦n, a ese rinc¨®n oculto bajo un sof¨¢ que ha visto muchas juergas, va much¨ªsimo m¨¢s, y es el movimiento underground que sacude Palestina, una realidad donde las mujeres pinchan discos, beben, se divierten y eligen a quien amar. Aunque les cueste alguna paliza.
No tem¨¢is: Bar Bahar, ¨®pera prima de la directora Maysaloun Hamoud, no es una pel¨ªcula ?o?a ni previsible sobre la opresi¨®n del velo. Es una salida del armario en toda regla de una realidad que no hab¨ªamos visto o sabido ver. Mientras las primaveras ¨¢rabes triunfaban alrededor y parec¨ªan estar pasando de largo de Gaza o Tel Aviv, una nueva generaci¨®n palestina ha empezado su primavera particular, su propio sexo-droga-y-rock-and-roll, que siempre ha sido una gran forma de comenzar. Nour estudia inform¨¢tica, Layla es abogada, Salma pincha discos y cada una lucha porque nadie les imponga su voluntad. Y ya no se quieren esconder.
Hab¨ªamos visto bell¨ªsimas pel¨ªculas de liberaci¨®n como Oriente es Oriente (Damien O'Donnell, 1999), Quiero ser como Beckham (Gurinder Chadha, 2002) o disfrutado de libros como El buda de los suburbios (Hanif Kureishi, 1990), obras que han sabido retratar a nuevas generaciones de musulmanes que luchan contra la tradici¨®n, pero el entorno era londinense, occidental. Bar Bahar engarza con esa bandera y nos traslada a Tel Aviv para ser testigos de la lucha contra la tradici¨®n musulmana en esa tierra, pero tambi¨¦n cristiana.
¡°El fundamentalismo es una enfermedad mortal¡±, dice la directora, Maysaloun Hamoud. Y fundamentalismo es el de los musulmanes que imponen su orden sobre las mujeres, pero tambi¨¦n el de los padres cristianos que quieren encerrar a su hija por lesbiana antes de sufrir la verg¨¹enza p¨²blica o el de los chicos supuestamente liberados que en ¨²ltima instancia intentan embridar a la mujer de la que no han dudado en disfrutar.
En todas estas gentes y familias, la bondad suele estar en las condenadas y la maldad en los bendecidos due?os de la verdad. Bar Bahar es hermosa, liberadora, sorprendente. Y nos ense?a que en Palestina no solo hay conflicto con Israel, sino ¡ªcomo en todas las culturas¡ª, consigo mismos.
Coda: Y podemos olvidarnos de Hollywood. Las mejores pel¨ªculas que hoy se est¨¢n viendo en el cine llevan sello brit¨¢nico (Yo, Daniel Blake, de Ken Loach) y palestino (Bar Bahar). Ba?os divertidos, hondos y necesarios de nuestro mundo real.
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