Mirando ver

Mucha gente cree, sensatamente, que la pintura es el arte de la l¨ªnea y del color. No es f¨¢cil entender que la pintura no es el arte de esos dos elementos y que puede haber gran pintura sin color ni dibujo. La arquitectura es el arte del espacio, la m¨²sica el arte del tiempo, pero la pintura es el arte de la luz.

En la exposici¨®n Metapintura, una de las m¨¢s intelectuales que ha ideado el Museo del Prado, se constata que la pintura sufre la perplejidad de ser un arte capaz de verse a la luz de s¨ª misma. Las artes pueden ser redundantes: hay arquitectura que habla de arquitectura, poes¨ªa que juzga a la poes¨ªa, m¨²sica que es eco de otra m¨²sica, pero el caso de las artes visuales es particular y provoca desconcierto en el espectador. Si no se fija bien, no ve lo que est¨¢ viendo.

Alg¨²n ejemplo. La tradici¨®n cristiana reconoce el rostro de Jesucristo en la Santa Faz, el pa?o que, impregnado por la sangre y el sudor de la v¨ªctima, conserv¨® sus rasgos. Cada pintor que pinta el pa?o de la Ver¨®nica est¨¢ retratando un retrato de alguien que nadie ha visto. Tambi¨¦n se cree que san Lucas pint¨® a la Virgen Mar¨ªa. Entre muchos otros, Guercino pint¨® a san Lucas pintando a la Virgen, ?pero la pintaba en estilo bizantino! Un anacronismo inveros¨ªmil y delicioso.

De todos los que han pintado la pintura el mayor es Vel¨¢zquez, quiz¨¢s porque no usaba dibujo y apenas color. S¨®lo luz. En Las meninas se juntan el espejo, el cuadro pintado dentro del cuadro y el cuadro que pinta al pintor pintando, imposibilidad que mueve a reflexi¨®n. Javier Bar¨®n ha elegido con gran consecuencia los modelos y ejemplos de esta pintura a la que vemos mirar. Vi¨¦ndolos record¨¦ aquel verso de Machado, en El milagro, cuando buscaba sus gafas en el estuche y exclamaba: ¡°?Ahora ver¨¢s si veo!¡±.