La parca
No logramos evitar rodear a la muerte de valores simb¨®licos, lecturas trascendentes y conclusiones tremebundas
Eso de que la muerte nos iguala a todos puede ser un buen recurso para cantautores, pero no aguanta ni un soplo de escrutinio cr¨ªtico. Las muertes de S¨®crates o Alejandro Magno llevan milenios sin perder inter¨¦s. Hay muertes que merecen una esquela, otras que dan para un obituario; hay muertes como la de Barber¨¢ que abren un d¨ªa el peri¨®dico, y otras como la de Castro que mesmerizan la atenci¨®n p¨²blica durante semanas y quinquenios. Las hay con leg¨ªtimas interpretaciones pol¨ªticas y las hay con un grotesco simulacro de ellas. La inmensa mayor¨ªa de nosotros moriremos de una forma tan an¨®nima, trivial y ordinaria como la hoja de un roble bajo el viento de noviembre.
Lejos de igualarnos, la muerte no hace m¨¢s que acabar de rematar el delito de inequidad que ya sufrimos en vida.
Los psic¨®logos suelen decir que nuestras sociedades no han aprendido a convivir con la muerte, y tienen mucha raz¨®n. La muerte es tan consustancial a la vida como lo pueda ser un fen¨®meno biol¨®gico, pero no logramos evitar rodearla de valores simb¨®licos, lecturas trascendentes, conclusiones tremebundas. No creo que hayamos divergido mucho de los neandertales en ese aspecto. Y es perfectamente posible que los neandertales tambi¨¦n so?aran con la inmortalidad. Al fin y al cabo cuidaban a sus enfermos y enterraban a sus muertos, contra toda l¨®gica econ¨®mica, al menos hasta donde podamos imaginar en qu¨¦ consistir¨ªa la econom¨ªa neandertal.
El sue?o de la inmortalidad, sin embargo, tiene en nuestros d¨ªas un ¨¢ngulo cient¨ªfico y tecnol¨®gico, y ah¨ª s¨ª que hemos progresado desde nuestros antepasados hom¨ªnidos. Supongamos, por ejemplo, que se cumpla el gran objetivo de la medicina regenerativa, que es fabricar c¨¦lulas, tejidos y ¨®rganos de repuesto para sustituir a los que se han da?ado por enfermedad, accidente o mera y simple vejez. De ser as¨ª, no habr¨ªa forma de morirse, ?no es cierto? Se te fastidia el h¨ªgado y te ponen uno nuevo. Se te enrancia el cerebro, y te inyectan poco a poco neuronas nuevas que vayan reemplazando a las rancias respetando los circuitos sin¨¢pticos a los que t¨² llamas yo. Alg¨²n d¨ªa las cremas antiarrugas estar¨¢n hechas de verdad de c¨¦lulas madre con tu propio genoma que rejuvenezcan tu piel sin necesidad de hacerse una boca de pez a lo Nicole Kidman, que cuesta una pasta y queda horrible. Alg¨²n d¨ªa.
Entre tanto hay una versi¨®n mortal de la inmortalidad que merece la pena estudiar a fondo: la ciencia de retrasar el envejecimiento, de forma que vivamos una vida larga y saludable y luego nos muramos de una maldita vez. A esa me apunto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.