Los pa¨ªses en desarrollo, cuna de innovaciones sanitarias
Las vacunas eliminaron enfermedades enteras, pero siguen muriendo ni?os por dolencias de f¨¢cil tratamiento
Vivimos en una era de tr¨¢gicas paradojas sanitarias. Las campa?as de vacunaci¨®n masiva eliminaron enfermedades enteras, pero en pa¨ªses como Hait¨ª y Bangladesh siguen muriendo ni?os por dolencias de f¨¢cil tratamiento causadas por pat¨®genos comunes. La globalizaci¨®n sac¨® a millones de personas de la pobreza extrema, pero las dej¨® expuestas a enfermedades no transmisibles propias de la era postindustrial (de la diabetes a enfermedades cardiovasculares), en pa¨ªses que carecen de recursos para tratarlas.
Por debajo de estas paradojas asoma otra: la mayor parte de la investigaci¨®n m¨¦dica se realiza en econom¨ªas ricas, pero la carga sanitaria mundial recae en su mayor parte sobre pa¨ªses de ingresos bajos y medios. Hay algo groseramente ineficiente (incluso inmoral) en esta asignaci¨®n de recursos, que dificulta el desarrollo de soluciones sanitarias para quienes m¨¢s las necesitan.
Es verdad que la transferencia directa de capital y soluciones de los pa¨ªses ricos a los pobres sirvi¨® para encarar la primera generaci¨®n de problemas de desarrollo mundial. Algunos ejemplos incluyen los programas para aumentar la escolarizaci¨®n primaria y, en el caso de la salud p¨²blica, las campa?as de vacunaci¨®n masiva.
Pero la nueva generaci¨®n de problemas de desarrollo, que van de la calidad de la educaci¨®n a la mortalidad infantil debida a enfermedades curables, no ser¨¢ tan f¨¢cil de resolver. Estos problemas demandan creaci¨®n de capacidades permanentes y transferencia de conocimiento de los pa¨ªses ricos a los pobres, para que los segundos tengan una participaci¨®n mucho m¨¢s activa en el desarrollo de soluciones.
La globalizaci¨®n sac¨® a millones de personas de la pobreza extrema, pero las dej¨® expuestas a enfermedades no transmisibles
Dicho de otro modo, es necesario reorientar las estrategias e inversiones globales en materia de salud p¨²blica hacia la reducci¨®n de las divergencias estructurales entre los pa¨ªses ricos y los pobres en lo referido a la capacidad para la investigaci¨®n m¨¦dica y la implementaci¨®n de programas de salud p¨²blica. Para cumplir esta misi¨®n (que en mi opini¨®n, hoy deber¨ªa ser el objetivo principal del trabajo sanitario internacional), ser¨¢ fundamental el aporte de instituciones como el Centro Internacional de Investigaci¨®n de las Enfermedades Diarreicas (icddr,b), con sede en Dhaka (Bangladesh), donde trabajo como cient¨ªfico.
En la situaci¨®n actual, la mayor parte de la actividad internacional en salud p¨²blica se realiza con un modelo en el que investigadores de pa¨ªses avanzados dirigen equipos locales en los pa¨ªses en desarrollo. Si bien esto es mejor que imponer a estos pa¨ªses soluciones predise?adas (como ocurr¨ªa durante la Guerra Fr¨ªa), no es suficiente. La investigaci¨®n m¨¦dica y la implementaci¨®n de pol¨ªticas en los pa¨ªses de ingresos bajos y medios deben estar bajo direcci¨®n de investigadores y especialistas de esos pa¨ªses: personas capaces de combinar la experiencia cient¨ªfica de avanzada con una profunda comprensi¨®n de los contextos locales.
El valor de la innovaci¨®n dirigida por pa¨ªses en desarrollo est¨¢ sobradamente comprobado. En los ¨²ltimos 15 a?os, innovaciones cient¨ªficas promovidas por esos pa¨ªses contribuyeron significativamente al avance en pos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de las Naciones Unidas, particularmente los relacionados con la salud mundial.
Como ejemplo basta citar los aportes del icddr,b. Los investigadores del instituto se dedican a una labor cient¨ªfica innovadora y compleja, que incluye desde estudios epidemiol¨®gicos y ensayos cl¨ªnicos cl¨¢sicos hasta pruebas de modificaci¨®n conductual para reducir la difusi¨®n de enfermedades infecciosas, con resultados destacables.
Un ejemplo emblem¨¢tico del trabajo del icddr,b es la soluci¨®n de rehidrataci¨®n oral (SRO), una simple soluci¨®n balanceada de az¨²car y sal que se administra por v¨ªa oral a personas que padecen enfermedades diarreicas como el c¨®lera. Se calcula que la soluci¨®n, en cuyo desarrollo el icddr,b tuvo un papel central y que fue calificada como uno de los inventos m¨¦dicos m¨¢s importantes del siglo XX, evit¨® unos 40 millones de muertes en todo el mundo desde los a?os sesenta.
La mayor parte de la investigaci¨®n m¨¦dica se realiza en econom¨ªas ricas, pero la carga sanitaria mundial recae en su mayor parte sobre pa¨ªses de ingresos bajos y medio
M¨¢s cerca en el tiempo, mi equipo y yo desarrollamos un nuevo sistema econ¨®mico para administraci¨®n de ¡°presi¨®n positiva continua en las v¨ªas respiratorias con uso de burbujas¡± (BCPAP, por la sigla en ingl¨¦s), que permite mantener un flujo de aire continuo a los pulmones durante el tratamiento de la neumon¨ªa severa. Trevor Duke, director del Centro Internacional de Salud Infantil en el Royal Children¡¯s Hospital de la Universidad de Melbourne, tambi¨¦n particip¨® en el proyecto.
Los ensayos demostraron que nuestra versi¨®n de BCPAP, que usa materiales baratos y ubicuos (como tuber¨ªas de pl¨¢stico y frascos de champ¨²), es m¨¢s eficaz que la terapia de bajo flujo de ox¨ªgeno recomendada por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Despu¨¦s del ensayo, el Dhaka Hospital del icddr,b implement¨® el nuevo sistema econ¨®mico en vez de la terapia recomendada por la OMS, como parte del tratamiento est¨¢ndar de la neumon¨ªa infantil. Desde entonces, la tasa de mortalidad entre los pacientes tratados con BCPAP se redujo de 21% a s¨®lo 6%.
Este resultado notable se debe a que los investigadores del icddr,b (en su mayor¨ªa banglades¨ªes formados en el extranjero) est¨¢n familiarizados con los problemas que tratan de resolver y habituados a enfrentar restricciones de recursos serias y hasta cierto punto insuperables.
Los quince a?os de experiencia con los ODM dejaron en claro el potencial innegable de las innovaciones surgidas de pa¨ªses en desarrollo para la mejora de la salud p¨²blica. Felizmente, parece que los l¨ªderes mundiales se tomaron en serio esa lecci¨®n: los Objetivos de Desarrollo Sostenible (la ambiciosa agenda de desarrollo para despu¨¦s de 2015 adoptada por la ONU el pasado septiembre) se basan en un modelo de propiedad local de las iniciativas.
Pero a pesar del apoyo declarado a la investigaci¨®n y desarrollo con direcci¨®n local, la innovaci¨®n en los pa¨ªses en desarrollo todav¨ªa se enfrenta a serias restricciones que es preciso eliminar con urgencia. Obviamente, la principal es la falta de recursos humanos y financieros. Para reducirla, los pa¨ªses desarrollados y en desarrollo deben trabajar juntos para asegurar un nivel de inversi¨®n adecuado que permita sostener las iniciativas locales en forma fiable y sostenible.
Un adecuado apoyo de los mecanismos de financiaci¨®n locales e internacionales permitir¨ªa que en los pa¨ªses pobres surjan y prosperen m¨¢s centros de innovaci¨®n como el icddr,b. Al promover el uso compartido del conocimiento y la transferencia tecnol¨®gica, estos centros mejorar¨ªan la cooperaci¨®n entre los pa¨ªses en desarrollo y nos ayudar¨ªan a superar por fin las persistentes y tr¨¢gicas disparidades en el campo de la salud mundial.
Las innovaciones sanitarias desarrolladas en los pa¨ªses pobres del mundo pasaron la prueba de la escalabilidad y aplicabilidad en los lugares donde son m¨¢s necesarias. Puesto que la mayor parte de la poblaci¨®n mundial vive en lugares donde los recursos son limitados, debemos reconocer (y apoyar con inversiones) los esfuerzos de quienes est¨¢n extendiendo las fronteras de la ciencia m¨¦dica en los pa¨ªses en desarrollo.
Traducci¨®n: Esteban Flamini
Mohammod Jobayer Chisti es cient¨ªfico y jefe de investigaciones cl¨ªnicas, hospitales y direcci¨®n cl¨ªnica de la unidad de terapia intensiva en el Dhaka Hospital del icddr,b, Dhaka (Bangladesh).
Copyright: Project Syndicate, 2016.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.