La paz se siembra en el campo colombiano

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Hay coincidencia en que es en el campo colombiano, que sufri¨® los embates m¨¢s fuertes del conflicto que enfrent¨® al Gobierno de Colombia y las FARC durante m¨¢s de medio siglo, donde se deben sembrar las semillas de la verdadera paz. De hecho, el primer punto de los acuerdos entre ambas partes para poner fin al enfrentamiento que el Congreso refrend¨® el pasado d¨ªa 1 de diciembre habla de acometer una reforma rural integral en el pa¨ªs. "No es casualidad que as¨ª sea", ha recordado Juan Mesa, embajador de Colombia ante la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO), en la sede de la agencia que junto a la sociedad civil y entes como la Uni¨®n Europea acompa?ar¨¢ esa transformaci¨®n del campo. "Sin ¨¦xito en este punto, no tendremos oportunidad de consolidar la paz", ha resaltado el diplom¨¢tico.

"El conflicto armado coloc¨® al agro colombiano en la peor crisis de su historia, y cambi¨® la cultura alimentaria del pa¨ªs, obligando a importar productos que antes export¨¢bamos", ha resumido Pedro Nolasco, representante de la federaci¨®n sindical agr¨ªcola Fensuagro. De hecho, m¨¢s de 4,4 millones de colombianos est¨¢n en situaci¨®n de inseguridad alimentaria, seg¨²n datos de la propia FAO. Es decir, que no tienen asegurado comer lo suficiente. Hambre estrechamente relacionada con la pobreza, uno de los males a erradicar con esa reforma integral que prev¨¦n los acuerdos. Porque pese a disponer de m¨¢s de 20 millones de hect¨¢reas de tierra cultivable, en el pa¨ªs solo se explotan actualmente unos siete millones.

El primer punto de los Acuerdos de Paz contempla una reforma rural integral

Y, obviamente, gran parte de la poblaci¨®n rural que ha quedado excluida de los circuitos alimentarios, como se?ala Rafael Zavala, representante de la agencia internacional en Colombia. Entre otras cosas por haberse visto desplazados o "despojados" de sus tierras, en palabras de C¨¦sar Jerez, de la Asociaci¨®n Nacional de Zonas de Reserva Campesina. Una de las medidas a tomar es titular los terrenos agr¨ªcolas y formalizar la propiedad y la gobernanza de las mismas (el 60% de los predios campesinos carece de t¨ªtulo). En este sentido, los ponentes del evento celebrado este martes en Roma han coincidido en que pueden ser muy ¨²tiles las directrices voluntarias publicadas por la FAO, una especie de gu¨ªa para asegurar que en un pa¨ªs puede haber una tenencia responsable de las tierras. Jerez apuesta por registrar al menos siete millones de hect¨¢reas para asegurar que los agricultores familiares de las regiones rurales m¨¢s afectadas por el conflicto acceden efectivamente a la tierra.

Por eso, Jerez ha celebrado que por primera vez se vaya a hacer un catastro de las zonas rurales, que hasta ahora existe b¨¢sicamente en las ¨¢reas urbanas. "Lo que explica en gran parte el desplazamiento y el despojo" en las primeras, seg¨²n el representante de las zonas de reserva. Estas, creadas por una ley de 1994, nacieron con la idea de las organizaciones campesinas de estabilizar las econom¨ªas de los desplazados y evitar la concentraci¨®n de tierras. "Las zonas de reserva, de las que solo hay seis creadas, y otras siete que a¨²n no se han constituido legalmente [en total casi 2 millones de hect¨¢reas], son el escenario ideal para empezar a implementar la reforma contenida en el acuerdo", ha se?alado Jerez. "Tambi¨¦n son la ¨²nica figura que implica presencia efectiva del Estado" en amplias ¨¢reas de Colombia, ha a?adido.

Y para que las medidas contenidas en los acuerdos de paz respecto a lo rural avancen y no descarrilen, esa presencia del Estado tiene que hacerse notar cuanto antes, en opini¨®n de Zavala. "Una de las lecciones aprendidas en los procesos de paz es la necesidad de victorias tempranas", apunta el representante de la FAO. Esas pueden pasar por la construcci¨®n de una carretera, o la prestaci¨®n de servicios de salud. En definitiva "que la gente se sienta atendida por un Estado que antes estaba ausente: que vea resultados perceptibles y concreto de que las cosas est¨¢n cambiando".

Varias medidas se encaminan a que los campesinos tengan acceso a la tierra

Esas peque?as acciones, para Zavala, tienen que conjugarse con proyectos a largo plazo. "Especialmente para los j¨®venes que se dedicaban a cultivos il¨ªcitos, para que tengan una alternativa palpable". La coca¨ªna, la marihuana y la amapola ocupan cerca de 200.000 hect¨¢reas en el pa¨ªs y son el medio de vida de m¨¢s de 100.000 familias. Y los acuerdos tambi¨¦n contemplan acabar con ellas ofreciendo otras alternativas. "Hay que aprovechar la biodiversidad que ofrece Colombia", insiste.

Para Nolasco, de la federaci¨®n sindical, (que pide que el Estado tambi¨¦n libere a los activistas rurales presos y que cesen de una vez los asesinatos de l¨ªderes sociales) es b¨¢sico que los campesinos y sus organizaciones ¡ª"quienes han pagado el costo fundamental en esta guerra"¡ª est¨¦n presentes en todo momento en la planificaci¨®n y seguimiento de la reforma rural. "Las organizaciones campesinas tienen que ser verdaderos protagonistas de todo este nuevo proceso", sostiene. Incluida la gesti¨®n de los recursos y fondos, y todas las medidas encaminadas a que la paz eche ra¨ªces en el campo para perdurar. Las partes coinciden en que es una prioridad. No en vano, es el primer punto de los acuerdos de paz.