La sabidur¨ªa artificial est¨¢ aqu¨ª
Los sistemas inteligentes nos ayudan a ser productivos, a comprar, a conducir de forma m¨¢s segura y a digerir la avalancha de datos
La inteligencia artificial (AI, en sus siglas en ingl¨¦s) es una disciplina dentro de la inform¨¢tica y la ingenier¨ªa cuyo objetivo es el desarrollo de sistemas inteligentes ¡ªcapaces de aprender y adaptarse¡ª tomando como referencia la inteligencia humana. Y de la misma manera que la inteligencia humana es diversa, compleja y m¨²ltiple, la inteligencia artificial tambi¨¦n lo es. De hecho, hay numerosas ramas de estudio dentro de la AI, incluyendo la rob¨®tica, la percepci¨®n por ordenador (visi¨®n, reconocimiento del habla, etc¨¦tera), el aprendizaje autom¨¢tico, la planificaci¨®n, el razonamiento, la representaci¨®n del conocimiento, el procesamiento del lenguaje natural, las ciencias sociales computacionales¡
La inteligencia artificial est¨¢ sin duda viviendo una etapa dorada. Cada vez se habla m¨¢s de ellos en los medios, aunque muchas veces en t¨¦rminos sensacionalistas. De hecho, cuando pensamos en AI a muchos nos viene a la cabeza una visi¨®n apocal¨ªptica de robots humanoides que conquistan el planeta. Sin embargo, todos interaccionamos con sistemas de inteligencia artificial en nuestro d¨ªa a d¨ªa, todos los d¨ªas. La AI ya impregna y enriquece nuestra vida cotidiana, pero ?d¨®nde se esconde?
En gran medida, en nuestros bolsillos: nuestro querido m¨®vil finalmente empieza a merecer el nombre de smartphone (inteligente) ya que nuestra relaci¨®n con ¨¦l, gracias a la AI, es cada vez es m¨¢s natural y sofisticada. Por ejemplo, si le preguntamos al m¨®vil ¡°d¨®nde hay un restaurante de sushi cercano¡±, detr¨¢s hay decenas de a?os de investigaci¨®n: un sistema de reconocimiento de habla para convertir el sonido en palabras escritas, un sistema de procesamiento del lenguaje natural para interpretar dichas palabras, algoritmos de b¨²squeda de informaci¨®n para encontrar un restaurante de sushi, y algoritmos de procesamiento de informaci¨®n geogr¨¢fica para identificar qu¨¦ restaurante de sushi est¨¢ m¨¢s cerca de nuestra localizaci¨®n actual.
Nuestros m¨®viles se merecen cada vez el calificativo 'smart', gracias a la inteligencia artificial
Cuando hacemos fotos o grabamos v¨ªdeos con nuestro m¨®vil entran en acci¨®n algoritmos de procesamiento de la imagen y de v¨ªdeo (ambas ¨¢reas dentro de la AI) para por ejemplo detectar caras autom¨¢ticamente. Y, por supuesto, los juegos con los que nos entretenemos tanto en el m¨®vil como en consolas y ordenadores utilizan t¨¦cnicas de AI que dotan a sus personajes e historias de la complejidad precisa en cada momento para captar nuestra atenci¨®n y mantener nuestro inter¨¦s durante el m¨¢ximo tiempo posible.
Nuestro acceso a Internet depende tambi¨¦n de la AI. Se estima que cada segundo se generan m¨¢s de 7.000 tuits, se hacen m¨¢s de 50,000 b¨²squedas de Google y se env¨ªan m¨¢s de 2,5 millones de mails. No seriamos capaces de encontrar contenidos (fotos, v¨ªdeos, y p¨¢ginas de web) relevantes en este inmenso oc¨¦ano de datos sin los algoritmos de inteligencia artificial que permiten analizarlos, as¨ª como estimar nuestras necesidades e intereses. Nuestras interacciones en las redes sociales tambi¨¦n est¨¢n mediadas por la AI: los posts que vemos en Facebook o en Twitter dependen de nuestro comportamiento pasado, modelado por sistemas de AI.
Gracias a la inteligencia artificial los tel¨¦fonos m¨®viles pueden procesar miles de datos para responder a preguntas sencillas como ?D¨®nde hay un restaurante de sushi?
La AI tambi¨¦n es parte integral de las compras online. Algoritmos de personalizaci¨®n y recomendaci¨®n (un ¨¢rea tambi¨¦n de la AI) reconocen nuestros intereses y nuestros gustos en base a compras pasadas, y nos recomiendan productos que consideran ser¨¢n de nuestro inter¨¦s. Se estima que como m¨ªnimo un 35% de los ingresos de Amazon son gracias a esas recomendaciones. Estas tambi¨¦n son un elemento fundamental en servicios de consumo de contenidos multimedia (como Netflix para pel¨ªculas, Spotify para m¨²sica, etc¨¦tera). Hay tant¨ªsimos contenidos disponibles ¡ªgenerando lo que se conoce como sobrecarga de informaci¨®n¡ª que, sin la ayuda de la AI, ser¨ªa pr¨¢cticamente imposible descubrir aquellos que son interesantes y relevantes. Y, por supuesto, los anuncios que vemos online ?¡ªun mercado mundial de aproximadamente 600.000 millones de euros¡ª tambi¨¦n son el resultado de aplicar t¨¦cnicas de an¨¢lisis de texto, aprendizaje por ordenador y personalizaci¨®n (todas ellas dentro de la AI) para estimar nuestros gustos y seleccionar publicidad potencialmente relevante.
Nuestros coches son otro ejemplo de AI invisible. Su instalaci¨®n en los coches ¡ªtanto en sistemas de entretenimiento multimedia como en sistemas avanzados de asistencia al conductor¡ª es un mercado valorado hoy en siete millones que alcanzar¨¢ los 122 millones en 2025, seg¨²n IHS Technology. Los coches sin conductor son en realidad coches conducidos por inteligencia artificial, capaz de percibir el entorno del coche con c¨¢maras, radares, l¨¢seres y otros sensores, interpretarlo, reaccionar en consecuencia y decidir qu¨¦ acciones deber¨ªa tomar el coche (por ejemplo, girar, frenar y acelerar).
Los algoritmos tambi¨¦n influyen en la econom¨ªa, el 35% de las ventas de Amazon se realizan gracias a este sistema de predicci¨®n
Las ciudades son cada vez m¨¢s inteligentes, gracias a la existencia de miles de sensores de todo tipo (de tr¨¢fico, de poluci¨®n, de ruido, de iluminaci¨®n, de sem¨¢foros, del transporte p¨²blico) cuyos datos son analizados por sistemas de AI para detectar anomal¨ªas, y ayudar a optimizar la gesti¨®n de la ciudad y la toma de decisiones. Gracias a la AI somos capaces de predecir las ¨¢reas con mayor criminalidad en una ciudad.
Los sistemas de producci¨®n, distribuci¨®n y log¨ªstica se apoyan en la inteligencia artificial para optimizar procesos; la ciencia, para realizar descubrimientos; la medicina, para ayudar a los m¨¦dicos en el diagn¨®stico y recomendar el mejor tratamiento, a partir del an¨¢lisis de millones de historiales m¨¦dicos, tratamientos, resultados o incluso del genoma humano. La medicina personalizada no ser¨¢ posible sin la AI, que adem¨¢s decide la gran mayor¨ªa de las transacciones de Bolsa.
Sin la inteligencia artificial no ser¨ªan posibles avances en campos como la medicina personalizada
M¨¢s que donde est¨¢ la AI, quiz¨¢s deber¨ªamos preguntarnos d¨®nde no est¨¢. Porque desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, e incluso mientras dormimos, interaccionamos con sistemas dotados de inteligencia artificial que, de manera casi transparente, nos ayudan a ser m¨¢s productivos, a conducir de manera m¨¢s segura, a entretenernos o a sentirnos conectados con nuestros seres m¨¢s queridos. La AI ya ocupa un lugar central en nuestras vidas. Y a medida que desarrollemos una relaci¨®n cada vez m¨¢s intensa e ¨ªntima con la tecnolog¨ªa, adquirir¨¢ a¨²n m¨¢s protagonismo.
Dado el potencial para mejorar la calidad de vida, tanto a nivel individual como colectivo, no puedo m¨¢s que sentir, como investigadora y como persona, una gran emoci¨®n y esperanza al saber que podremos apoyarnos en una tecnolog¨ªa cada vez m¨¢s capaz para abordar los grandes retos a los que nos enfrentamos como especie, incluyendo el calentamiento global, el envejecimiento de la poblaci¨®n, la prevalencia de las enfermedades cr¨®nicas o la falta de recursos. Desde luego, al mismo tiempo, surgen inevitablemente dilemas ¨¦ticos, morales, legales y regulatorios en un mundo codependiente de la AI pero estos son temas fundamentales que merecen otro art¨ªculo.
Nuria Oliver es directora cient¨ªfica de datos de Data-Pop Alliance, iniciativa conjunta de Harvard Humanitarian Initiative, MIT Media Lab y Overseas Development Institute.
Esto no es un parque de atracciones
Las voces que se han alzado para se?alar los peligros que puede llegar a plantear la inteligencia artificial van desde Stephen Hawking hasta el Instituto para el Futuro de la Humanidad de Oxford. Sin embargo, ninguna advertencia ha sido tan poderosa como el cine. Tal vez el mayor alegato que se ha realizado sobre el poder mal¨¦fico de las m¨¢quinas sea 2001. Odisea del espacio, la pel¨ªcula de Stanley Kubrick basada en un relato publicado en 1968 por Arthur C. Clarke. Hal 9000, el ordenador que se alza contra sus creadores, ilustra una pesadilla recurrente: que una m¨¢quina dise?ada por los seres humanos acabe rebel¨¢ndose contra ellos.
Con tornillos en la cabeza, Frankenstein ya respond¨ªa a este juego del aprendiz de brujo con la tecnolog¨ªa. Westworld, la serie de HBO que acaba de llegar a Espa?a, juega con la misma idea. Se trata de una adaptaci¨®n de una pel¨ªcula dirigida en 1973 por Michael Crichton que en Espa?a recibi¨® un t¨ªtulo muy inquietante: Almas de metal plantea una idea recurrente: ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si los robots con inteligencial artificial creados para animar un parque de atracciones del oeste comenzasen a tomar sus propias decisiones, incluso contra nosotros?
Entre el catastrofismo de un futuro en el que seremos despedazados por nuestros inventos y la ignorancia ante la transformaci¨®n que se avecina existe un t¨¦rmino medio. Basta con ver lo que los m¨®viles han hecho con nuestra vida cotidiana para comprender que nos enfrentamos a cambios m¨¢s profundos de los que podamos imaginar sin necesidad de visitar ning¨²n parque de atracciones del futuro.
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