El (gran) problema de la informalidad en Latinoam¨¦rica
La informalidad laboral lastra las aspiraciones econ¨®micas de los pa¨ªses latinoamericanos y frena el aumento de la productividad.
Cada d¨ªa, de camino a su trabajo, seguramente se cruce con cientos de ellos. Y es muy probable que en su c¨ªrculo cercano haya varias personas en esa misma situaci¨®n. Quiz¨¢s, incluso usted sea uno de aquellos. Estoy hablando de los trabajadores informales, los que en Am¨¦rica Latina ascienden a 130 millones o casi la mitad de los empleados. Ellos constituyen uno de los principales frenos de la productividad y, por ende, del crecimiento econ¨®mico sostenido as¨ª como del bienestar de los habitantes de la regi¨®n.
Veamos c¨®mo opera: un trabajador informal no paga impuestos al Estado, no contribuye al sistema de seguridad social, y es probable que tampoco atienda a las normas y reglamentos de calidad y protecci¨®n al consumidor y del medio ambiente, porque no est¨¢ obligado.
De esta forma, la escasez de trabajadores formales se traduce en una menor recaudaci¨®n de impuestos, lo que deriva en menos disponibilidad de recursos para invertir en programas sociales o infraestructura, por ejemplo. Se genera adem¨¢s una alta vulnerabilidad del sistema de pensiones y de salud, a la vez que no se obtiene el rendimiento deseado de las actividades productivas, porque el trabajo informal tiende a ser de baja calidad y no suele aportar valor a?adido a las diferentes actividades econ¨®micas.
Pero la responsabilidad de esta situaci¨®n no deber¨ªa caer sobre los propios trabajadores, que en muchas ocasiones optan por la informalidad porque no encuentran empleos atractivos, o porque directamente no consiguen un trabajo en el circuito formal.
Hay una caracter¨ªstica compartida en Latinoam¨¦rica que deber¨ªa hacernos reflexionar: cuanto m¨¢s educado y formado est¨¢ el trabajador, menos probable ser¨¢ que trabaje en la informalidad
Se trata de un problema muy arraigado en la regi¨®n, que se resume en abundancia de mano de obra y, al mismo tiempo, escasez de empleos de calidad o aquellos que ofrecen buenos salarios, una afiliaci¨®n a sistemas de seguridad social y aportan conocimiento que mejora a la sociedad. A esto se suma que las empresas ¡ªy todo el aparato productivo¡ª en ocasiones no encuentran el capital humano que necesitan.
Esta situaci¨®n representa, al d¨ªa de hoy, el principal obst¨¢culo para que Latinoam¨¦rica vuelva a los niveles de crecimiento vigoroso de la primera d¨¦cada de este siglo. Dado el bajo precio de las materias primas y la todav¨ªa inestable situaci¨®n macroecon¨®mica global, en los pr¨®ximos a?os los gobiernos latinoamericanos deber¨¢n retomar pol¨ªticas p¨²blicas que fomenten la formalidad laboral con claros beneficios en la productividad.
En comparaci¨®n con otras regiones del mundo, el sector privado latinoamericano, que emplea a la mayor¨ªa de los trabajadores de la regi¨®n, no genera suficientes trabajos de calidad. Las empresas grandes no ofrecen todos los buenos empleos que deber¨ªan, y las empresas peque?as no crecen lo suficiente, lo cual reduce su capacidad de generar mejores empleos.
El car¨¢cter contra-c¨ªclico de la informalidad y los bajos ingresos percibidos por la poblaci¨®n menos educada y m¨¢s vulnerable, son indicios de la relevancia de la informalidad de subsistencia en la regi¨®n y de los riesgos que enfrentamos en el actual ciclo de bajo crecimiento.
Objetivo: aumentar la productividad
Las pol¨ªticas para incrementar la formalidad del empleo y la actividad productiva deben partir de reconocer que existe una relaci¨®n bidireccional clara y fuerte entre formalidad y productividad. S¨®lo en la medida en que las empresas o trabajadores sean productivos tendr¨¢n las capacidades para asumir los costos que implica ser formal, pero tambi¨¦n, las empresas o trabajadores formales que tienen mayor acceso a financiamiento y a canales formales de comercializaci¨®n tienen m¨¢s oportunidades e incentivos para aumentar la productividad.
En este sentido, desde CAF ¨Cbanco de desarrollo de Am¨¦rica Latina¨C estamos desarrollando actividades para impulsar en conjunto con los gobiernos de la regi¨®n, las pol¨ªticas p¨²blicas dirigidas a superar la informalidad en cada una de sus variantes. En particular, se debe atender la informalidad de subsistencia aumentando los niveles de educaci¨®n y/o competencias de la fuerza laboral. De igual manera, es necesario actuar sobre la informalidad inducida, en particular aquella que afecta a las mujeres y a las minor¨ªas ¨¦tnicas.
El desaf¨ªo reside en generar las condiciones necesarias para aumentar de manera sostenible el n¨²mero de trabajadores formales. Aunque la realidad en la regi¨®n es heterog¨¦nea (en algunos pa¨ªses hay trabas burocr¨¢ticas, en otros el costo del trabajador formal es alto, en otros no se penaliza ni controla la informalidad, etc.), hay una caracter¨ªstica compartida que deber¨ªa hacernos reflexionar: cuanto m¨¢s educado y formado est¨¢ el trabajador, menos probable ser¨¢ que trabaje en la informalidad.
Juan Carlos Elorza es director de desarrollo productivo y financiero en CAF.
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