As¨ª es el pueblo pitufo de M¨¢laga cinco a?os despu¨¦s
J¨²zcar colore¨® sus casas de azul para la promoci¨®n de la pel¨ªcula Los Pitufos 3D en 2011. Hoy su econom¨ªa depende totalmente del turismo. Hablamos con sus habitantes y visitantes
Metido en una seta, Alfredo Oballe responde con precisi¨®n mec¨¢nica a la pregunta: "J¨²zcar fue declarado el primer pueblo pitufo del mundo el 16 de junio de 2011". Pasados m¨¢s de cinco a?os de que Sony eligiera este pueblo de la Serran¨ªa de Ronda para promocionar su pel¨ªcula y pintara de azul sus casas, su Iglesia y hasta el cementerio; se puede hacer balance: J¨²zcar es, m¨¢s que una aldea, un parque tem¨¢tico cuya actividad gira casi exclusivamente en torno al pueblo pitufo. Sin esto estar¨ªa muerto, dicen aqu¨ª.
Oballe pasa las ma?anas dentro de una seta, pero adem¨¢s de informador tur¨ªstico, es el presidente de la asociaci¨®n de empresarios, elegido por "unanimidad". "?Por qu¨¦? Porque yo concretamente no tengo ning¨²n negocio. ?Entonces qu¨¦ pasa? Pues que al no tener ning¨²n negocio, puedo ser el m¨¢s imparcial y encima estoy en el punto de informaci¨®n. Soy tambi¨¦n gu¨ªa tur¨ªstico de naturaleza. Estoy acreditado, tengo formaci¨®n reglada. Me puede preguntar lo que quiera". Le preguntaremos muchas cosas y a todas responder¨¢ con lo que ¨¦l denomina un "estilo propio".
Empecemos por el principio:
- ?Por qu¨¦ Sony eligi¨® este pueblo?, pregunta el periodista.
- ?Por qu¨¦ Sony Pictures escogi¨® a J¨²zcar? Bien. Yo creo que deber¨ªa de ponerlo. ?D¨®nde viv¨ªan los pitufos?
- En los hongos. En las setas. [Estamos en zona de setas] Bien. Segunda caracter¨ªstica: cuando usted iba a la aldea pitufa, no ve¨ªa la aldea pitufa hasta que no entraba en la misma aldea. ?Usted ha entrado por aqu¨ª? Ahora le voy a hacer una pregunta yo a usted: si usted llega concretamente a una capital, a una villa, un municipio, una poblaci¨®n, una aldea, usted va viendo unas casas; usted no va a ver las casas hasta que no llega aqu¨ª. Y la m¨¢s curiosa: ?cu¨¢ntos pitufos hab¨ªa en la aldea pitufa?
- 208. ?Cu¨¢nta gente hab¨ªa censada en 2011?
- Pues no lo s¨¦, Alfredo.
- 208.
- No puede ser. Ya es casualidad.
- Bueno, si no eran 208 eran 211 o 215. Pero nos acerc¨¢bamos [Seg¨²n los datos del Ayuntamiento, en 2011 hab¨ªa 242 vecinos].
David Fern¨¢ndez era el alcalde entonces y hoy tiene una tienda de productos locales. Un d¨ªa recibi¨® una llamada de un intermediario de Sony Pictures. "Quer¨ªamos saber si estar¨ªas interesados en cambiar el color del pueblo para promocionar una pel¨ªcula", le espet¨® aquel comercial. David respondi¨® que no pod¨ªa garantizar que todos los vecinos quisieran pintar sus casas de azul. "Pues habr¨¢ que hacer una asamblea popular de todo el pueblo y explic¨¢rselo a la gente con un Power Point", le contestaron.
"La ¨²nica vivienda que no se dej¨® pintar, fue bautizada como la casa de Gargamel"
El pueblo dijo s¨ª, con una sola excepci¨®n que pronto etiquetaron como la casa de Gargamel, y una condici¨®n: repintar¨ªan de blanco una vez concluida la promoci¨®n. Pero llegado el momento los vecinos renovaron su compromiso pitufo en un refer¨¦ndum. Gan¨® el azul con el 81% de los votos, y hasta hoy. Hace apenas dos semanas Sony repint¨® el pueblo por tercera vez.
"Es algo que en un momento dado es una utop¨ªa, pero ?qu¨¦ ocurre? Se pensaba en reactivar la econom¨ªa local o en la capacidad de generar empleo", recuerda Alfredo. En el proceso fue necesario convencer a la Junta de Andaluc¨ªa y al Obispado de M¨¢laga para pintar la Iglesia y las paredes exteriores del cementerio.
Oballe habla de la crisis, de la falta de empleo, de los pueblos vac¨ªos y sin vida. Y luego de J¨²zcar, pueblo pitufo. En el pueblo est¨¢n censadas 238 personas, aunque viven entre 110 y 130. Hay 16 parados registrados, el 15,36 % de la poblaci¨®n activa, que trabaja mayoritariamente en Ronda o pueblos cercanos, o se ha acogido hist¨®ricamente al PER. Hay un par de empresas de construcci¨®n, una herrer¨ªa y una carpinter¨ªa, que sumar¨¢n una decena de trabajadores. El resto, en torno a una veintena, tiene un trabajo vinculado al pueblo pitufo.
J¨²zcar recibe entre 600 y 1.000 visitantes al d¨ªa durante los fines de semana. "Ayer [8 de diciembre] concretamente fue b¨¢rbaro. Magn¨ªfica afluencia tur¨ªstica. El mejor del a?o", asegura Alfredo. Seg¨²n los datos el Ayuntamiento, el 6 de diciembre del a?o pasado se alcanz¨® el m¨¢ximo de visitas: 3.000 personas.
Chen Yong Yi y Yan Yen son una pareja de chinos que viven en Barcelona y pasan por J¨²zcar en su camino de Ronda a Sevilla. Dan sus razones en un esforzado castellano: "Pueblos como este habr¨¢ miles, pero nunca hab¨ªamos visto uno de un solo color". Josean y Carlos, de San Sebasti¨¢n, lo explican en crudo: "De un pueblo tan perdido solo te enteras si se pinta de azul o hay un crimen de siete personas".
- Yo te garantizo que todo el mundo que viene en agosto a la Costa del Sol, una de las visitas obligadas se llama pueblo pitufo. Tenlo muy claro, te lo digo yo a ti.
- Hombre, Alfredo, que a la Costa del Sol viene mucha gente¡
Y al lado, Francisco Ruiz, Jimmy, se sonr¨ªe: "Bueno. Digamos que antes de esto, ni los gatos ven¨ªan aqu¨ª".
Nuestro gu¨ªa resume c¨®mo le ha ido a J¨²zcar de la mano de los pitufos: "?Concretamente esta idea qu¨¦ ha hecho? Concretamente reactivar la econom¨ªa. ?C¨®mo ha reactivado la econom¨ªa local? A trav¨¦s de la apertura de nuevos negocios. Han abierto concretamente dos comercios y dos servicios nuevos de restauraci¨®n. ?Sabe cu¨¢ntas personas ven¨ªan aqu¨ª al principio? 2.000, 3.000. Dijimos: vamos a ponernos las pilas, porque esto es un milagro. Efectivamente, esto es un milagro". Oballe no da cifras de negocio, pero niega que se hayan hecho ricos como dec¨ªan algunos: "Somos humildes. Somos una aldea pitufa".
Milagros Calvente tiene en el sal¨®n de su casa una tiendecita y en el exterior, un peque?o espacio con camas el¨¢sticas y figuras pitufas ("Concretamente, paramentos verticales en vinilo de impresi¨®n digital a los que le han recortado la cara; mete usted la cara y sale concretamente, con la imagen pitufa que usted estime oportuna", aclara Alfredo a cada visitante).
El segundo comercio lo dirige Delia, que lleva 16 a?os en J¨²zcar y prestaba ayuda a domicilio cuando esto era "un pueblo fantasma". Ella pinta las caras de azul y Milagros, las u?as. Adem¨¢s, Delia tiene un photocall.?Pero ahora una cuesti¨®n legal inquieta a los comerciantes: la marca titular de los derechos de explotaci¨®n derivados de los pitufos comunic¨® al Ayuntamiento que los productos no oficiales deb¨ªan ser retirados.
"No puedo meter pitufos con el Real Madrid", explica Milagros, mientras ense?a una postal. "?Qu¨¦ eres, del Real Madrid o del Bar?a? Toma, te la regalo. Cuando vino Iniesta¡ No vend¨ª yo n¨¢, porque todo el mundo cre¨ªa que iba a dar aut¨®grafos y ven¨ªan a comprar postal y bol¨ªgrafo. Al final se puso enfermo y no dio ni un aut¨®grafo".
El nuevo acuerdo afecta tambi¨¦n a los murales que Iv¨¢n Sastre, uno de los due?os del hotel y restaurante El Bandolero, hab¨ªa pintado. El hombre est¨¢ fastidiado: "Yo no me lucraba y a la gente le encantaba. Por eso estoy jodido. Lo que pasa es que Sony es abstracto. ?Con qui¨¦n te enfadas? Yo no s¨¦ a qui¨¦n decirle: me ha dolido lo que has hecho". Mientras se queja, se inclina, porque bajo la pintura azul a¨²n puede ver a Gargamel: "Cuando llueve, yo lo veo, entre la ventana y la puerta. Un chiquito chino me hizo una entrevista y al mes lo puso de portada de un peri¨®dico chino y yo estaba emocionado. Y ahora no est¨¢".
Ya es casualidad, pero Iv¨¢n estudi¨® en la Escuela de Alta Cocina Cordon Bleu. Abulense, lleg¨® hace 12 a?os "por lo dem¨¢s" (las casta?as, las setas, la ornitolog¨ªa, los senderos). Ahora dobla trabajadores: de cuatro a nueve. Sin embargo, cree que el "turismo pitufo" no es sostenible: "El d¨ªa que pinten de blanco, se acab¨®". Viste un mono azul y un gorro rojo: "Al principio nos vest¨ªamos de pitufo para trabajar. Serv¨ªamos con unas mallas¡ pero es que son cinco a?os ya. Normalmente no hay problemas con los camareros porque son payasetes, pero yo tampoco los puedo obligar a ponerse unas mallas".
Alejandro Fern¨¢ndez, el due?o del Torricheli, estaba "quema¨ªllo porque el bar no tiraba". "Ahora a las 10 de la ma?ana ves a 40 chinos haciendo fotos y los fines de semana esto se llena", comenta. Tuti, el due?o del otro negocio de restauraci¨®n, lleg¨® sin empleo. Ahora dice que los fines de semana no dan abasto, que muchos se van sin poder comer y que hay lugar para quien "quiera ganarse la vida y tenga iniciativa".
?Molesta este jaleo a los pocos vecinos? "Aquellos no quisieron, porque son extranjeros y no han comprado una casa para verla pint¨¢", dice Enriqueta Mena se?alando el monte. Jes¨²s Fern¨¢ndez, que trabaja para una empresa de construcci¨®n, responde que "una cosa es la tranquilidad y otra c¨®mo estaba esto antes. No s¨¦ por qu¨¦ no les iba a gustar".
Manuel Fern¨¢ndez, exempleado de banca ya jubilado, cuenta que acaba de pasar unos d¨ªas en Valladolid, y que al decir que era de J¨²zcar "hasta te pagaban lo que estabas bebiendo y te abrazaban: "Oh, del pueblo pitufo". Y te met¨ªas a tomarte una cerveza y dec¨ªan "ya est¨¢ aqu¨ª otra vez el de los pitufos". Y el gu¨ªa dec¨ªa: "El pitufo, ?d¨®nde est¨¢?". Manuel, que se r¨ªe mucho, es el padre del exalcalde, y cree que el azul espanta las moscas en verano y que si hay un Gargamel es porque en todo reba?o hay una oveja negra. O blanca, en este caso.
"De un pueblo tan perdido solo te enteras si se pinta de azul o hay un crimen de siete personas"
Poco despu¨¦s, hablamos con Mar¨ªa Tirado, entre coqueta y "desmemori¨¢", que no quiere decir su edad ni posar para la foto porque s¨®lo se hizo una en su larga vida, "con el alcalde y la Paca de Charito Talina". "?sa y las del carn¨¦ porque no tuve m¨¢s remedio". "Yo conoc¨ª esto cuando los puso Delia y est¨¢ muy bonito. Pero lo que queremos es que est¨¦n los d¨ªas buenos. Calentarnos al sol", replica, reci¨¦n estrenado el alumbrado navide?o.
Nadie parece sentirse molesto con este azul penetrante que colorea la sierra, anaranjada con la ca¨ªda de la hoja del casta?o. Todos dicen que alg¨²n d¨ªscolo hay pero no aparecer¨¢ en todo el d¨ªa. "Porque son muy pocos y no quieren hablar", dice Jimmy, antes de que Alfredo aporte su visi¨®n de este conflicto soterrado: "Es muy complicado. Aqu¨ª en el bar se jugaba al domin¨®. Ahora como no pueden jugar un d¨ªa como ayer, algunos se enfadan". ?Y no pueden jugar en un local? "Es complicado porque ellos quieren jugar en el bar¡ [Reflexiona] Es muy complicado el tema".
"El problema es que somos muy pocos los que vivimos del pueblo azul", concede Tuti: "Hay mucha gente que le gustaba vivir su pueblo tal y como era y ahora se convierte en una marea y aun as¨ª siguen pintando su casa". Entonces explica que, en el fondo, lo que hay que aqu¨ª es una gran historia de generosidad en la que los vecinos aceptaron que su pueblo deb¨ªa ser azul para seguir existiendo: "Era de los pueblos m¨¢s deprimidos del Valle del Genal y ahora nos han puesto en el mapa a nivel mundial".
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