Retrato de la maternidad subrogada en M¨¦xico
PATY AGUARDA a la vera de un camino polvoriento para hacer de gu¨ªa hasta su casa, una vivienda como las que se multiplican a las afueras de Villahermosa, capital de Tabasco: paredes de cemento y un inveros¨ªmil tejado de zinc que vuelven asfixiantes los 40 grados del exterior. Presume de haberla construido, para su marido y sus tres hijos, con el dinero que ha ganado como gestante sustituta. Sonr¨ªe y le brillan los ojos cuando cuenta su trayectoria: est¨¢ de cinco meses y este es su tercer embarazo subrogado. Ser¨¢ el sexto parto en sus 34 a?os.
¡°Es como un trabajo¡±, dice Paty. No siente que se hayan aprovechado de ella: ¡°Si Diosito me dej¨® para esto, le vamos a ayudar¡±.
Cuando conoci¨® la existencia de la gestaci¨®n sustituta, su marido estaba desempleado y ella ten¨ªa un modesto trabajo de promotora. Le pareci¨® una buena opci¨®n para saldar deudas que ten¨ªan y despreocuparse del fin de mes. Por los tres embarazos que llev¨® a t¨¦rmino gan¨® en total 510.000 pesos (unos 23.000 euros), sin contar los regalos personales de los padres contratantes. Los primeros, gais canadienses, le pagaron la fiesta de 15 a?os de su hija mayor y compraron para su nueva casa una lavadora, un equipo de m¨²sica y una televisi¨®n que ense?a con orgullo. La segunda, una madre soltera tambi¨¦n canadiense, le dio, fuera de lo acordado, 10 billetes en d¨®lares que resultaron ser 25.000 pesos (alrededor de 1.200 euros). Espera que con los padres actuales, homosexuales franceses, le vaya igual. Los anteriores le siguen mandando fotos y v¨ªdeos de los ni?os que ella dio a luz.
La maternidad subrogada es objeto de debate internacional. Entre los pa¨ªses que la permiten, con distintos tipos de restricciones, destacan Estados Unidos, Reino Unido, Brasil, Tailandia, Rusia, Ucrania, India y M¨¦xico. El caso de Tabasco, al sur de M¨¦xico, fue durante 18 a?os ¨²nico en el mundo. Sin figurar en una ley de salud o de reproducci¨®n asistida, se permiti¨® esta pr¨¢ctica a trav¨¦s de una modificaci¨®n en el C¨®digo Civil de 1997 por decreto. Ah¨ª se indicaba que la filiaci¨®n era la de los contratantes, que ellos ser¨ªan los padres legales.
Pero hasta 2008 no se registr¨® el primer nacimiento por gestaci¨®n sustituta, una pr¨¢ctica que tom¨® vuelo a partir de 2012. El Registro Civil permit¨ªa inscribir el beb¨¦ como hijo de los padres contratantes tan solo con una copia certificada del contrato de maternidad subrogada. Ante la demanda internacional de parejas cuyos pa¨ªses no permiten esta pr¨¢ctica, comenzaron a proliferar en Tabasco agencias intermediarias a la caza de beneficios. La norma ni prohib¨ªa ni permit¨ªa el intercambio comercial. Una gestante mexicana pod¨ªa cobrar entre 13.000 y 15.000 d¨®lares (entre 11.700 y 13.500 euros) por un embarazo; los padres contratantes pod¨ªan pagar por todo el proceso entre 50.000 y 70.000 d¨®lares ¨Centre 45.000 y 63.000 euros¨C, la mitad de lo que cuesta en Estados Unidos, donde la pr¨¢ctica est¨¢ regulada con mayor o menor grado de restricciones solo en algunos territorios.
El negocio de las agencias da los ¨²ltimos coletazos. La reforma al C¨®digo Civil de Tabasco de diciembre del a?o pasado proh¨ªbe cualquier tipo de intermediario. A partir de enero, solo se permite la maternidad sustituta a parejas mexicanas y por motivos de salud que afecten a la fertilidad, lo cual excluye a los homosexuales. El Congreso mexicano debate ahora extender a todo el pa¨ªs esas restricciones. En el caso de Tabasco, siguen vigentes los contratos firmados antes de la entrada en vigor de la norma, por eso a¨²n hay decenas de mujeres embarazadas para extranjeros.
¡°S¨ª, se me hace mala onda que hayan quitado el programa [de gestaci¨®n], ?porque quiero otro y ya no voy a poder!¡±, dice riendo Paty. Admite que el motivo para ser madre sustituta fue econ¨®mico, pero asegura que hay algo m¨¢s: ¡°Son familias que pueden ocuparse de los ni?os y que quieren much¨ªsimo un beb¨¦. Cuando naci¨® el primero, ay, ?con qu¨¦ alegr¨ªa ellos gritaban, lloraban, me abrazaban! Todo eso tambi¨¦n llena de felicidad¡±. ¡°Es como un trabajo¡±, contesta cuando se le pregunta si no siente que haya vendido su cuerpo o se hayan aprovechado de ella por su situaci¨®n. ¡°Si Diosito me dej¨® para esto ¨Cle digo a mi marido¨C le vamos a ayudar¡±.
Su manera de ayudar ha llegado hasta reclutar a chicas para las agencias. Su hermana, sus cu?adas y todas las vecinas del viejo barrio donde viv¨ªan. ¡°Es una cadena; se corre la voz¡±.
En el barrio de las hermanas Mirna y Nohem¨ª todas las vecinas de la calle, aseguran, han sido gestantes sustitutas. La madre de ambas recuerda cuando las vecinas hablaban a sus espaldas y ella las defend¨ªa: ¡°Que est¨¢n vendiendo a los hijos, que no s¨¦ qu¨¦¡ El hijo de uno es de su sangre, y ellos no son de su sangre. Ellas solo est¨¢n prestando la casita¡±.
Mirna, de 35 a?os y con tres hijos propios, est¨¢ reci¨¦n ¡°transferida¡±, por primera vez. As¨ª llama al procedimiento por el que le implantan el embri¨®n de la pareja contratante. Para ello, debe someterse a una preparaci¨®n endometrial, que consiste en tomar hormonas. Antes que ella, se prest¨® como gestante sustituta Nohem¨ª, de 32 a?os, con marido y dos hijos propios. Las normas para aceptarlas de las agencias serias inclu¨ªan un l¨ªmite de edad de 35 a?os y haber tenido hijos previamente. Descubri¨® la agencia de subrogaci¨®n a trav¨¦s de una p¨¢gina de Facebook que captaba a mujeres. Desde entonces, se multiplicaron las empresas intermediarias. Y a¨²n hoy, con la norma modificada, es posible rastrearlas con una b¨²squeda simple.
El a?o pasado, Nohem¨ª entreg¨® unos gemelos a una pareja de gais australianos y, apenas dos meses despu¨¦s, se qued¨® embarazada por tercera vez de su marido. Cinco criaturas han salido de este cuerpo, delgado a pesar de haber parido hace apenas dos semanas. El caldo de cultivo de esta proliferaci¨®n de gestantes sustitutas han sido la ley y las circunstancias. Ninguna de las dos hermanas pas¨® de secundaria. Confiesan que su padre, con el que vivieron desde que su madre se fue de casa con otro hombre, las maltrataba. ¡°Yo opt¨¦ por irme a los 18 a?os¡±, relata Mirna se?alando la min¨²scula casa de la matriarca, donde viven ahora las hermanas con todos los ni?os.
En estos a?os de descontrol, cuando han salido a la luz casos de gestantes subrogadas ha sido porque algo sali¨® mal: cl¨ªnicas clausuradas por operar sin licencia, supuestos m¨¦dicos sin t¨ªtulo, agencias que cerraron intempestivamente y dejaron tirados a sus clientes en pleno embarazo¡ ¡°Hubo el caso de una muchacha a la que se le muri¨® el beb¨¦ dentro y casi se muere ella tambi¨¦n¡±, recuerda Selene.
Selene se escap¨® de la casa donde la ten¨ªan cautiva la due?a de la agencia que la hab¨ªa contratado y su marido. Hab¨ªa llegado un mes antes con sus dos hijos, de uno y cinco a?os, para ser gestante. Le hab¨ªan prometido hogar, alimentaci¨®n y colegio para sus ni?os mientras durara todo el proceso, hasta parir en Tabasco. Pero el escenario que encontr¨® fue muy distinto: una vivienda compartida con nueve mujeres y sus respectivos hijos, donde no hab¨ªa qu¨¦ comer y ellas mismas ten¨ªan que limpiar. ¡°Estaba lleno de cucarachas, el agua verde, no hab¨ªa luz, no hab¨ªa muebles, era horrible¡±, dice Selene, de 29 a?os, que no quiere dar su nombre verdadero ni mostrar su cara por temor a represalias. Las ten¨ªan encerradas con candado. A la semana, ya quer¨ªa regresar a su casa: ¡°El maltrato psicol¨®gico era grande¡±. La amenazaron con que, si se iba, deb¨ªa pagar ¡°todo lo que hab¨ªan gastado¡± en ella hasta ese momento. Con la excusa de ir al supermercado y la ayuda de una amiga, huy¨® con su prole, pero los due?os de la agencia denunciaron a la amiga por robo.
A pesar de su odisea, Selene lo volvi¨® a intentar. Su marido estaba sin trabajo. ¡°Ahorita la situaci¨®n est¨¢ muy dif¨ªcil. Vas a pedir prestado al banco y te exigen muchos intereses¡±, se justifica. ¡°Haces esto, ayudas a una persona, recibes tu dinero y no le debes nada a nadie¡±. Hace un a?o dio a luz a una ni?a para una pareja de homosexuales israel¨ªes, con otra agencia, y ahora quiere ser la gestante del segundo hijo que buscan. ¡°Porque yo soy buena para tener beb¨¦s¡±, enfatiza. La ley, en teor¨ªa, ya no ampara a los extranjeros. ¡°Ahorita ya es directo con los pap¨¢s, porque hicimos una bonita amistad¡±. Por esa ni?a que sali¨® de sus entra?as, ?qu¨¦ siente? ¡°Cari?o, pero no de madre; un cari?o como si fuera una sobrina¡±.
En Tabasco no solo han parido mujeres de este Estado. La ley se aplicaba siempre que se diera a luz aqu¨ª, sin importar d¨®nde transcurriera el embarazo. Es el caso de Isabel, de 27 a?os, madre soltera de una ni?a de seis, que vive en una modest¨ªsima casa baja encaramada a una de las barrancas urbanas que se alternan al oeste de Ciudad de M¨¦xico. Ella dice que no lo hizo por dinero, sino por razones m¨¦dicas. Antes de prestarse a la gestaci¨®n sustituta, confiesa, hab¨ªa ¡°abusado¡± de la donaci¨®n de ¨®vulos. ¡°Est¨¢ permitida cinco o seis veces. Cada seis meses. Eso es normal y puede no afectar. Yo donaba cada tres meses¡±. Lo llama donaci¨®n, y as¨ª figura en las p¨¢ginas de todas las cl¨ªnicas que ofrecen este servicio. Pero tambi¨¦n es a cambio de dinero: a ella, por cada extracci¨®n le pagaban 10.000 pesos (unos 500 euros). Que en M¨¦xico no exista una ley de reproducci¨®n asistida no solo deja con vac¨ªos legales la maternidad subrogada, sino tambi¨¦n la donaci¨®n de c¨¦lulas reproductoras o, por ejemplo, la in¨¦dita fecundaci¨®n de un embri¨®n con ¡°tres padres¡±, que dio a conocer la revista New Scientist el pasado septiembre.
Isabel asevera que el doctor le dijo que su salud corr¨ªa riesgo debido al abuso en la extracci¨®n de ¨®vulos y, para evitarlo, le recomendaba embarazarse. Seg¨²n la literatura m¨¦dica, uno de los posibles efectos secundarios de la donaci¨®n de ¨®vulos, para los que se toma un medicamento similar al tratamiento de fertilidad, es la hiperestimulaci¨®n ov¨¢rica. Sus casos m¨¢s graves pueden llegar a co¨¢gulos de sangre e insuficiencia renal, pero en ning¨²n caso se recomienda m¨¦dicamente embarazarse. Al contrario: el s¨ªndrome puede empeorar en ese estado.
Pero Isabel insiste en que si no hubiera habido dinero de por medio, lo habr¨ªa hecho igual, ¡°por darle a mi hija una mam¨¢ con mejor salud¡±. Ahora, con el ni?o ya entregado, se encuentra ¡°feliz y satisfecha¡±. Le gustar¨ªa estudiar una carrera y ser polic¨ªa federal.
Quien pas¨® preocupada el final de su embarazo es Guadalupe, de 33 a?os, que dio a luz este diciembre a una ni?a para una pareja gay estadounidense. Al principio se encontraba tranquila, como se mostr¨® en la sesi¨®n de fotos para la que abri¨® su casa, una estrecha vivienda confundida en el mosaico de un desarrollo de protecci¨®n oficial en Cuautitl¨¢n Izcalli, en el Estado de M¨¦xico. Las vacaciones escolares permitieron a sus tres hijos estar presentes en la sesi¨®n, al igual que su marido, que trabaja de noche en un almac¨¦n.
Una agencia dedicada a este negocio tuvo a selene encerrada con otras mujeres y sus ni?os hasta que diera a luz. No hab¨ªa qu¨¦ comer.
Entonces explic¨®, despreocupada, c¨®mo fue el proceso, por el que dej¨® su trabajo de conserje en una guarder¨ªa, con el que ganaba 2.000 pesos (unos 91 euros) al mes: ¡°Te hacen una entrevista y, si pasas todo, te quedas y te dan un cliente¡±. La transferencia, cuenta, result¨® r¨¢pida: ¡°Como unos 15 o 20 minutos¡±. Y fue desgranando c¨®mo le iban a ir pagando por sus servicios: en la firma de contrato, 3.500 pesos (160 euros); en la transferencia, 3.000 pesos (140 euros); el primer d¨ªa de ultrasonido, 5.000 (230 euros), y, a partir de las 12 semanas, se desembolsan 10.000 (unos 460 euros) en cada revisi¨®n m¨¦dica. Completar¨ªan el monto 75.000 pesos (3.500 euros) en el momento del parto, 30.000 (1.370 euros) m¨¢s si fueran gemelos. En total, 150.000 pesos (6.700 euros).
Pero transcurridas varias semanas escribe inquieta: ¡°Me da miedo todo esto¡±. Una amiga suya, tambi¨¦n gestante sustituta, casi perdi¨® la vida por una hemorragia que sufri¨® durante la ces¨¢rea. Result¨® tener placenta previa, circunstancia que ocurre en uno de cada 200 embarazos, y tuvieron que extraerle el ¨²tero. No hay compensaci¨®n extra en caso de histerectom¨ªa. Los padres se comprometieron en el contrato a pagar los gastos m¨¦dicos de la gestante hasta que se le d¨¦ de alta, pero las embarazadas firmaron que son conscientes de los riesgos de la pre?ez y del parto. Ninguna ley las libra de la posibilidad de padecerlos.
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