Seis razones para rechazar el CETA
El acuerdo comercial entre Europa y Canad¨¢ es perjudicial para los derechos de las personas, la democracia y el clima
Nos enfrentamos a una profunda crisis democr¨¢tica, social, econ¨®mica y ecol¨®gica. Por tanto, lo que cabe esperar de cualquier acuerdo comercial es que sea ¨²til para superarla. ?Es el caso del CETA, el tratado de comercio e inversiones que han firmado la Uni¨®n Europea (UE) y Canad¨¢? Veamos en detalle que nos reservar¨ªa este acuerdo ¡ªde referencia para otros tratados comerciales como el TTIP¡ª en caso de ser ratificado.
Primero. El secretismo y la ausencia de debate democr¨¢tico en la negociaci¨®n de este acuerdo ha sido la norma. Hasta que la regi¨®n de Valonia alzara la voz, el CETA ha pasado desapercibido y la informaci¨®n hacia el gran p¨²blico y sus representantes directos, ya sea en el Parlamento Europeo o nacionales (pero no hacia las grandes corporaciones), ha brillado por su ausencia. ?Alguien duda de que para tener un debate democr¨¢tico sano y constructivo, necesitamos luz y transparencia?
Segundo. Este ¡°TTIP canadiense¡± introduce un tribunal especial que otorga derechos exclusivos a los inversores para demandar a pa¨ªses, socavando nuestros sistemas judiciales en Europa y Canad¨¢. Seg¨²n varios expertos legales, incluyendo la Asociaci¨®n Alemana de Jueces, estos tribunales podr¨ªan ser incompatibles con las leyes de la UE. Ante tal desprop¨®sito, Los Verdes Europeos hemos pedido que el Tribunal Europeo de Justicia se pronuncie sobre la posible incompatibilidad, algo que ha impedido el voto conjunto de la Gran Coalici¨®n en el Parlamento Europeo (incluyendo PP, PSOE, C's, PNV, PD). ?Desde cu¨¢ndo unos dem¨®cratas temen la justicia europea?
El acuerdo incentivar el transporte transatl¨¢ntico, la comercializaci¨®n del petr¨®leo m¨¢s sucio, el ' fracking' o las arenas bituminosas
Tercero. El CETA no solo no crear¨ªa ni un solo empleo, sino que los destruir¨¢: se estima una p¨¦rdida de 200.000 empleos en toda Europa y m¨¢s de 20.000 en Canad¨¢. Seguir¨ªa el camino marcado por su predecesor, el TAFTA (acuerdo de comercio entre EEUU, Canad¨¢ y M¨¦xico), cuya aplicaci¨®n ha causado la p¨¦rdida de un mill¨®n de empleos en EEUU. Si fuera poco, y tal como lo denuncian el movimiento sindical canadiense y europeo, los derechos laborales de sindicaci¨®n y negociaci¨®n colectiva no aparecen firmemente recogidos en ning¨²n cap¨ªtulo del tratado. ?A qui¨¦n le sorprender¨ªa entonces que la Comisi¨®n de Empleo del Parlamento Europeo votara hace poco en contra del CETA?
Cuarto. La UE ha negociado un tratado comercial con una "lista negativa" para los servicios, algo que no hab¨ªa hecho nunca antes. En pocas palabras, significa que a menos que los Gobiernos europeos excluyeran espec¨ªficamente algunos servicios, todos se abrir¨ªan autom¨¢ticamente a la competencia de proveedores extranjeros y ser¨ªa muy dif¨ªcil (y costoso) para los gobiernos devolver a la gesti¨®n p¨²blica los servicios privatizados. Despu¨¦s de la crisis del 2008, ?qui¨¦n en su sano juicio quiere m¨¢s cl¨¢usulas de liberalizaci¨®n?
Quinto. Al igual que el TTIP, el CETA es un obst¨¢culo para la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Incentivar el transporte transatl¨¢ntico, la comercializaci¨®n del petr¨®leo m¨¢s sucio, el fracking o las arenas bituminosas, frenar la producci¨®n de energ¨ªa limpia local, dar m¨¢s poder a las multinacionales energ¨¦ticas y por ende aumentar de forma radical las emisiones de CO2, va exactamente en sentido contrario al reci¨¦n ratificado Acuerdo Clim¨¢tico de Par¨ªs. ?Alguien sigue pensando que puede haber comercio sin clima para sostenerlo?
Sexto. Los Estados miembros y la Comisi¨®n Europea se disponen a sacrificar el 90% las indicaciones geogr¨¢ficas a nivel europeo con denominaci¨®n de origen. Con el CETA, los consumidores no tendr¨ªan ninguna garant¨ªa que el arroz valenciano, el vinagre de Jerez o el pl¨¢tano de Canarias, hayan sido producidos con unos criterios de calidad en el Pa¨ªs Valenciano, en Andaluc¨ªa o en Canarias. Estos productos podr¨ªan entonces ser fabricados y plagiados en Canad¨¢ sin que los productores espa?oles puedan plantear una sola queja. ?Acaso sab¨ªan ustedes que en Canad¨¢ ya existe la marca ¡°Orange Valencia¡± lista para competir con la naranja valenciana?
Por las razones democr¨¢ticas, sociales, econ¨®micas y ecol¨®gicas expuestas aqu¨ª, Los Verdes, y muchas organizaciones sociales, pedimos que antes de votar en el Parlamento Europeo, el Tribunal de Justicia Europeo se pronuncie sobre la legalidad del tribunal de arbitraje para inversores. Y si la Gran Coalici¨®n mantiene su votaci¨®n favorable en febrero en el Parlamento Europeo, animamos a la ciudadan¨ªa a que se movilice con una llamada a todas y todos los eurodiputados a votar en contra del CETA. Nuestro no a este acuerdo se debe a nuestro s¨ª a favor de otra pol¨ªtica comercial europea respetuosa con los derechos de las personas, la democracia y el clima. Rechacemos el CETA. Otro comercio es posible.
Florent Marcellesi es eurodiputado de EQUO / Primavera Europea.
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