El s¨ªndrome de Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas

GABRIEL GARC?A M¨¢rquez, el gran genio del realismo m¨¢gico, dec¨ªa siempre que ¨¦l no ten¨ªa tanta imaginaci¨®n como se le atribu¨ªa: las cosas que pasan en Macondo eran las mismas cosas que suced¨ªan en Aracataca, su pueblo. ¡°Dicen que yo he inventado el realismo m¨¢gico, pero s¨®lo soy el notario de la realidad. Incluso hay cosas reales que tengo que desechar porque s¨¦ que no se pueden creer¡±.
Parece que otro de los grandes imaginadores de la literatura universal, Lewis Carroll, tampoco inventaba nada. Padec¨ªa una enfermedad neurol¨®gica ¨Cconocida en su honor como s¨ªndrome de Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas¨C que desfigura la percepci¨®n del tama?o de las cosas. El individuo afectado ve los objetos m¨¢s peque?os de lo que son en realidad (micropsia) o m¨¢s grandes (macropsia), igual que le pasaba a Alicia en uno de los episodios m¨¢s famosos del c¨¦lebre libro.
El individuo afectado ve los objetos m¨¢s peque?os de lo que son en realidad (micropsia) o m¨¢s grandes (macropsia), igual que le pasaba a Alicia en uno de los episodios m¨¢s famosos del c¨¦lebre libro.
Jorge Ferrer tiene nueve a?os y sufre el s¨ªndrome. El trastorno no es continuado, sino espor¨¢dico: su percepci¨®n es normal hasta que en un determinado momento se altera, y entonces empieza a padecer las alucinaciones. El trastorno comenz¨® en forma de pesadillas terribles en las que el ni?o, en estado de sonambulismo, vislumbraba a alguien que le persegu¨ªa a trav¨¦s de un bosque. D¨ªas despu¨¦s, le anunci¨® a su madre que la ve¨ªa muy peque?a: fijaba la mirada en un punto de su cuerpo y notaba c¨®mo la figura se alejaba hasta casi desaparecer. A partir de entonces, intermitentemente, la perturbaci¨®n sensorial retorna. De repente pide ayuda para trocear la comida porque el plato se ha empeque?ecido mucho o ve al acostarse c¨®mo el techo de la habitaci¨®n se aleja. La distorsi¨®n no es s¨®lo visual: cuando entra en esos estados, oye las voces susurrantes de sus padres como si fueran gritos formidables.
?Es la literatura un registro est¨¦tico de las anomal¨ªas y anormalidades humanas? El fil¨®sofo y psic¨®logo William James ¨Chermano de Henry James¨C recordaba en su libro Las variedades de la experiencia religiosa c¨®mo el materialismo cient¨ªfico hab¨ªa tratado de dar explicaci¨®n m¨¦dica a algunos de los comportamientos humanos m¨¢s extra?os: santa Teresa habr¨ªa padecido de histeria en sus percepciones m¨ªsticas, y san Pablo, a causa de una lesi¨®n en la corteza occipital, habr¨ªa sufrido al caerse del caballo su famosa conversi¨®n, trascendental para el cristianismo. Van Gogh, que pintaba los colores distorsionados, dej¨® escrito que ¡°el arte existe para consolar a los que est¨¢n rotos por la vida¡±.
Parece que Lewis Carroll era ped¨®filo, como sugieren varias biograf¨ªas, y sufr¨ªa micropsia y macropsia. Fue diagnosticado de epilepsia y luch¨® toda su vida contra la tartamudez. Pero supo transformar esos trastornos neurol¨®gicos y emocionales en una gran obra, que m¨¢s de siglo y medio despu¨¦s sigue siendo uno de los textos capitales de la literatura infantil y de la fant¨¢stica.
Jorge Ferrer, que siempre tuvo cierta afici¨®n art¨ªstica, ha comenzado a dibujar figuras extra?as, desproporcionadas, desde los primeros s¨ªntomas del s¨ªndrome. ?l, como Garc¨ªa M¨¢rquez, no tiene la sensaci¨®n de ser creativo, de deformar la realidad con su invenci¨®n. S¨®lo copia lo que su cerebro ve. ?Se despert¨® Kafka un d¨ªa convertido en cucaracha? ?Tom¨® Stevenson droga que le convert¨ªa por las noches en Mr. Hyde? Nunca lo sabremos con certeza, pero el valor simb¨®lico de sus obras no cambiar¨ªa.
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