El perd¨®n sin verdad no repara
Una decena de condenados por cr¨ªmenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura de Pinochet han pedido perd¨®n
Patria es una novela de quiebra y reconciliaci¨®n, de grietas y suturas en la que el perd¨®n parece un personaje secundario, arrinconado, hasta que lentamente empieza a cobrar vida. Lo hace de la mano de Bittori, la viuda de un empresario asesinado por ETA, que de forma tan arisca como armada de raz¨®n va empujando a todos hacia un terreno donde nadie plane¨® transitar: el de la verdad desnuda de ideolog¨ªas y el perd¨®n. Si buscan una obra necesaria, lean a Fernando Aramburu.
El perd¨®n parece y es una categor¨ªa moral donde la ley no puede entrar, pero en episodios de dictadura, represi¨®n, terrorismo o da?os colectivos causados por un abuso del poder debe encontrar un camino de la mano de la ley. Y de la verdad. Al menos si quiere ser efectivo. El ¨²ltimo cap¨ªtulo en la historia de desencuentros entre v¨ªctimas y culpables lo hemos vivido en Chile, donde una decena de condenados por cr¨ªmenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura de Pinochet han pedido perd¨®n en un acto religioso cerrado a la prensa en la c¨¢rcel vip de Punta Peuco, donde cumplen sentencia. Familiares de las v¨ªctimas han protestado, indignados por lo que consideran una maniobra para conseguir beneficios penitenciarios, y han denunciado una b¨²squeda intolerable de impunidad. Recordemos que a¨²n se desconoce el destino de los cuerpos de un millar de detenidos en la dictadura.
Entre los peticionarios de perd¨®n est¨¢ el general Iturriaga Neumann, exdirector de la DINA, condenado a 15 a?os de prisi¨®n por el asesinato en Buenos Aires del general Carlos Prats, quien fue comandante en jefe del Ej¨¦rcito en tiempos de Allende, y de su mujer. Tambi¨¦n Miguel Estay y Claudio Salazar, dos de los condenados a cadena perpetua por un caso emblem¨¢tico de la dictadura: el degollamiento y tortura de tres comunistas.
La petici¨®n de perd¨®n tiene lugar despu¨¦s de que la Corte Suprema de Chile rechazara la libertad condicional de Iturriaga ante la gravedad de los delitos, sentando una jurisprudencia que avisa a los siguientes ancianos-criminales que busquen una excarcelaci¨®n por su edad avanzada o una enfermedad. ¡°No se trata del robo de una gallina sino de sustracci¨®n de menores, desapariciones y tortura¡±, asegura el abogado de la familia Prats a La Tercera.
Cualquier proceso de superaci¨®n de un conflicto debe combinar cuatro pasos: verdad, justicia, reparaci¨®n y no repetici¨®n. El acuerdo de paz reci¨¦n sellado en Colombia articula los cuatro de forma avanzada (de momento en el papel), y el mundo ha contemplado procesos similares con mayor o menor ¨¦xito como en Sur¨¢frica, Irlanda del Norte, o la propia Chile, que cont¨® con su Comisi¨®n de la Verdad. Espa?a no puede dar muchas lecciones.
El perd¨®n es sin duda un estadio superior que puede ayudar a la reconciliaci¨®n, pero necesita a las dos partes. Y sin esquinar a la justicia ni una honesta aportaci¨®n a la verdad. Porque, como dice Bittori en Patria: ¡°No pueden matarnos dos veces¡±.
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