La experiencia de ser plagiado
No debemos permitir que la corrupci¨®n pol¨ªtica pase ahora a la vida acad¨¦mica
![Fernando Suárez, rector de la universidad Rey Juan Carlos.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BXDIYHK4XDKFIB35XYUS535C7Q.jpg?auth=586135dfd2d226fe2437e42398dead4a3280fe7ddfa80263a6332397429930ce&width=414)
No me lo pod¨ªa creer cuando los colegas de Historia del Derecho me advirtieron del plagio de mi art¨ªculo La peregrinaci¨®n a Santiago de Compostela (Anales de Historia Antigua Medieval, Buenos Aires, 2006), cuyo origen es mi aportaci¨®n al libro colectivo Il medioevo europeo de Jacques Le Goff (Parma, 2003). El autor fue Fernando Su¨¢rez Bilbao, rector de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, en el cap¨ªtulo del libro colectivo La Iglesia en la historia de Espa?a (Madrid, 2015), titulado Espa?a y Europa: las peregrinaciones a Santiago. Ocho de sus 16 p¨¢ginas son copia literal de mi trabajo, sin entrecomillados ni notas a pie de p¨¢gina que expliquen la procedencia de los p¨¢rrafos; y p¨¢ginas fusiladas y presentadas como si fuesen escritos de la mano de Su¨¢rez Bilbao, cuyo ¡°copia y pega¡± incluye referencias documentales y bibliogr¨¢ficas, citas y notas, todo.
No quiere decir esto que el resto del art¨ªculo fuese autor¨ªa de Fernando Su¨¢rez. Hace lo mismo con sendos trabajos de otros historiadores y juristas: Guillermo F. Arquero Caballero, Francisco Javier Sanz Larruga y Jos¨¦ Ricardo Pardo Gato. Rellena finalmente su art¨ªculo con p¨¢rrafos asimismo literales de varias webs de divulgaci¨®n jacobea, incluida una de EL PA?S digital sobre el Camino.
El m¨¦todo siempre es el mismo: reproducci¨®n literal de los textos ¡°importados¡±, ensamblados con una habilidad que delata una larga experiencia. No hay pr¨¢cticamente nada original del rector de la URJC en su publicaci¨®n sobre la peregrinaci¨®n. Otros han verificado lo mismo en los 14 trabajos de su autor¨ªa que fueron analizados comparativamente y divulgados a trav¨¦s de los medios. Calculo que el n¨²mero de investigadores y profesores afectados supera la treintena.
No cabe duda. Para la Real Academia Espa?ola, plagio es: ¡°copiar en lo sustancial obras ajenas, d¨¢ndolas como propias¡±. La Ley de Propiedad Intelectual (1996-1998) nos admite ¡°el derecho irrenunciable e inalienable de exigir el reconocimiento de su condici¨®n de autor de la obra¡± (art¨ªculo 14.3). El 270 del C¨®digo Penal considera delito ¡°la reproducci¨®n, distribuci¨®n, comunicaci¨®n p¨²blica o plagio de obras protegidas por la propiedad intelectual, con ¨¢nimo de lucro y en perjuicio de terceros, sin autorizaci¨®n de sus leg¨ªtimos titulares¡±. ?nimo de lucro que, en el caso que nos ocupa, estar¨ªa en los incrementos salariales que pudiera haber obtenido Fernando Su¨¢rez por los sexenios de investigaci¨®n y la habilitaci¨®n a catedr¨¢tico, fundamentados total o parcialmente en trabajos plagiados. La justicia decidir¨¢.
Hay que tomar medidas antes de que la degradaci¨®n de la Universidad se haga irreversible
Los afectados pasamos de la sorpresa a la indignaci¨®n; despu¨¦s, a la toma colectiva de conciencia de que, m¨¢s all¨¢ de los perjuicios individuales, los plagios repetidos del rector de la Rey Juan Carlos da?an gravemente el prestigio, la dignidad y la honorabilidad de la universidad espa?ola y su proyecci¨®n internacional, as¨ª como de las agencias de evaluaci¨®n cuyos filtros no detectaron, incre¨ªblemente, esta actividad plagiaria continuada que va m¨¢s all¨¢ de los sabidos ¡°casos aislados¡±.
El pasado 7 de diciembre, un grupo de los profesores afectados hemos dado a conocer el Manifiesto de los Cinco, pidiendo la dimisi¨®n del rector, la creaci¨®n de una comisi¨®n de investigaci¨®n realmente independiente y la revisi¨®n de los m¨¦ritos de investigaci¨®n de Su¨¢rez Bilbao por parte de la ANECA, la CNEAI y la Agencia Estatal de Investigaci¨®n. Ahora ya somos 300 quienes, dentro y fuera de Espa?a, hacemos p¨²blicos nuestros nombres, apellidos e instituciones (algo poco habitual trat¨¢ndose de cuestiones internas de la universidad) para que se tomen urgentes medidas contra los plagios del rector, antes de que la degradaci¨®n de la imagen y el funcionamiento de la Universidad se hagan irreversibles.
No debemos dejar que la corrupci¨®n pol¨ªtica pase ahora a la vida acad¨¦mica. Tampoco que a la crisis econ¨®mica de la universidad espa?ola, por causa de las pol¨ªticas de austeridad, se sume la crisis de los valores que siempre nos han regido, con la subsiguiente falta de credibilidad y autoridad de gestores y profesores. Ni la Conferencia de Rectores, ni la Comunidad de Madrid, ni el Ministerio de Educaci¨®n pueden permitir que quede impune este caso extremo de malas pr¨¢cticas y presuntos delitos por parte del m¨¢ximo responsable de una universidad p¨²blica: el robo de la identidad y el esfuerzo de otros investigadores. Un mal¨ªsimo ejemplo que har¨¢ imposible la persecuci¨®n del ¡°corta y pega¡± entre los alumnos, que desmoraliza a nuestros j¨®venes investigadores y doctores, muy golpeados ya por la falta de perspectivas laborales.
Carlos Barros es profesor de Historia Medieval en la Universidad de Santiago de Compostela.
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