Obligar a tu hijo a terminarse el plato tiene consecuencias en su salud
La obesidad en los padres repercute en los ni?os. Dos expertos nos dan pautas para evitar el sobrepeso de toda la familia
La obesidad es una epidemia en el mundo occidental. Tanto las autoridades sanitarias como profesionales de la salud insisten en pautas para combatirla en torno a una dieta equilibrada y el ejercicio f¨ªsico, y en la necesidad de prevenir el sobrepeso en los ni?os. Pero estas recomendaciones, que ya son dif¨ªciles de cumplir para muchas familias por el ritmo acelerado de vida actual y el bombardeo de publicidad de la industria alimentaria, se complican a¨²n m¨¢s cuando uno o los dos padres tienen sobrepeso u obesidad. ?C¨®mo afecta el peso excesivo de los progenitores en sus hijos? ?Cu¨¢les son las pautas a seguir para combatir este problema?
Tanto si los kilos extra en la familia ya son un hecho como si pretendemos evitarlos, los expertos se?alan que cualquier momento es bueno para hacer cambios en los h¨¢bitos alimentarios. Algunos parecen m¨¢s complicados, como retirar toda la boller¨ªa de los armarios. Toda. Sin concesiones. Ni siquiera la reposter¨ªa casera se salva de una obvia cantidad de az¨²car, perfecta para celebraciones especiales, pero poco aconsejable para el desayuno diario. Tampoco deber¨ªan entrar en casa los productos procesados, por mucho que la industria alimentaria y determinados lobbys aseguren que son sanos. Esto incluye los cereales industriales y l¨¢cteos azucarados, bebidas azucaradas y zumos (sean industriales o naturales) por la alta cantidad de az¨²cares libres, que seg¨²n los pediatras y nutricionistas deber¨ªan ser excluidos o muy limitados en el d¨ªa a d¨ªa de los ni?os. En su lugar proponen desayunos objetivamente saludables: cereales integrales, huevos revueltos o pasados por agua, pan integral con tomate, guacamole o humus, sugerentes cuencos de mango, papaya, pera, manzana o cualquier otra fruta de temporada y de proximidad, frutos secos sin sal ni az¨²car o yogur con avena y trozos de pl¨¢tano y fresas. Es decir, una dieta saludable no tiene por qu¨¦ estar re?ida con el sabor y la variedad.
Otro cambio ser¨ªa evitar la mala costumbre de obligar al ni?o a seguir comiendo cuando ya est¨¢ saciado. ¡°Sabemos que los padres con obesidad son m¨¢s proclives a obligar a su hijo a no dejar nada en el plato, aunque ya no tenga hambre, y a tomar con normalidad el exceso de peso. No es culpa suya, es una distorsi¨®n. Nadie pretende que su hijo sufra sobrepeso, pero en una casa donde los padres tienen obesidad es m¨¢s probable encontrar alimentos superfluos y excesos. Y ah¨ª es donde se puede intervenir, donde podemos cambiar¡±, se?ala Julio Basulto, dietista y nutricionista, especializado en obesidad y nutrici¨®n pedi¨¢trica que explica en cursos y talleres monogr¨¢ficos. Su reciente libro M¨¢s vegetales, menos animales (DeBolsillo, 2016) propone una pauta tan sencilla como el t¨ªtulo. No se trata de hacerse vegetarianos de la noche a la ma?ana, pero s¨ª de excluir las carnes procesadas (los bocadillos de jam¨®n no eran tan saludables como cre¨ªamos) y los alimentos superfluos de la dieta diaria.
La clave de comer en familia
Estos cambios en los h¨¢bitos de vida podr¨ªan ayudar a la prevenci¨®n de enfermedades derivadas del sobrepeso y superar una hipot¨¦tica obesidad hereditaria. ¡°La gen¨¦tica influye poco en el ¨¢mbito individual, pero mucho a nivel poblacional. Es decir, si uno de cada 80 casos de obesidad m¨®rbida es causado gen¨¦ticamente significa que es poco representativo. Los otros 79 se deben a causas ambientales: una infancia sedentaria, determinados f¨¢rmacos para aumentar el apetito, h¨¢bitos de ocio no saludables y vivir en una sociedad obesog¨¦nica como la nuestra¡±, se?ala el nutricionista.
Y a?ade la importancia de peque?os gestos de las familias que influyen positivamente en la educaci¨®n alimentaria de sus hijos: ¡°Existen estudios que han se?alado la relaci¨®n entre comer en familia y un descenso en el riesgo de obesidad o la buena relaci¨®n entre los padres que deriva en h¨¢bitos alimentarios saludables de los hijos. Cuando hacemos un esfuerzo para cuadrar horarios y comer con nuestros hijos al menos tres veces a la semana estamos contribuyendo al bienestar de los ni?os, a su autoestima y su seguridad y a que elijan alimentos m¨¢s saludables, como frutas y verduras cuando tienen hambre. Tambi¨¦n influye el ejemplo que damos en el deporte: los ni?os espa?oles hacen menos ejercicio que la hora diaria recomendada por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Mientras no cambiemos este tipo de vida sedentaria no podemos proteger a nuestros hijos de enfermedades en su etapa adulta. Los nutricionistas no queremos s¨ªlfides en la sociedad. Queremos reducir el riesgo de sufrir diabetes, problemas de articulaciones o enfermedades cardiovasculares en el futuro¡±.
?Influye la obesidad del padre en el desarrollo de los hijos??
Hasta ahora se hab¨ªa estudiado ampliamente la relaci¨®n entre la obesidad de las madres antes, durante y despu¨¦s del embarazo y la relaci¨®n con el neurodesarrollo de sus hijos. Algunas investigaciones se?alaban que neonatos en condiciones de obesidad podr¨ªan sufrir una exposici¨®n a la inflamaci¨®n durante su desarrollo cerebral, desregulaci¨®n de las adipocinas (tejido adiposo), insuficiencia de micronutrientes, hiperglucemia y un desarrollo an¨®malo en la producci¨®n de serotonina. Teniendo en cuenta que el ¨ªndice de obesidad en la poblaci¨®n adulta en Espa?a supera el 60%, seg¨²n el ¨²ltimo Estudio Nutricional de la Poblaci¨®n Espa?ola, y que la prevalencia del sobrepeso es m¨¢s elevada en hombres que en mujeres, habr¨ªa que preguntarse c¨®mo afectar¨¢ la obesidad en las pr¨®ximas generaciones.
La revista Pediatrics acaba de publicar un estudio que plantea la posibilidad de que los padres con obesidad transmitan en sus espermatozoides genes epigen¨¦ticamente mutados -modificados por el tipo de vida del padre-, que a su vez pueden influir negativamente en aspectos evolutivos del ni?o, como retrasos en la psicomotricidad, comunicaci¨®n interpersonal, habilidades sociales y resoluci¨®n de problemas en la temprana infancia. Otro estudio publicado en 2015 ya ratificaba estos datos. Romai Barr¨¨s y sus colegas de la Universidad de Copenhague, el Instituto Karolinska de Estocolmo y otros centros daneses y suecos demostraron que los espermatozoides de los hombres gordos y delgados salen con los genes marcados de maneras muy diferentes. El efecto se concentra sobre todo en los genes que controlan el desarrollo y la funci¨®n del cerebro, incluidas las geograf¨ªas gen¨®micas implicadas directamente en el control central del apetito. Presentaron su investigaci¨®n en Cell Metabolism.
¡°El estudio de Pediatrics que sugiere una posible relaci¨®n entre la obesidad de los padres y el retraso neurol¨®gico de sus hijos, aunque tienen un tratamiento estad¨ªstico correcto, habr¨ªa que tomarlos con cautela porque son observacionales y adem¨¢s se basan en cuestionarios que han rellenado subjetivamente madres y padres. No podemos afirmar que un padre con sobrepeso es la causa del retraso neurol¨®gico de su hijo porque no est¨¢ demostrado, no es causa-efecto sino una observaci¨®n. No ha sido contrastado por un experto, con m¨¦tricas concretas sobre el desarrollo psicomotor del ni?o, por ejemplo. Pero s¨ª es interesante empezar a preguntarse si la epigen¨¦tica de los hombres puede estar relacionada con el futuro de ese beb¨¦ y habr¨ªa que seguir investigando esta l¨ªnea¡±, afirma el pediatra Carlos Casabona, autor del libro T¨² eliges lo que comes (Paid¨®s, 2016) y firme defensor de la intervenci¨®n global ante la obesidad en una familia.
¡°Si a mi consulta llega un ni?o peque?o con sobrepeso suele coincidir que uno de los padres o los dos tambi¨¦n lo sufren. Por eso propongo intervenir a todos los niveles, con toda la familia. Si investigamos un poco m¨¢s puede que encontremos al hermano mayor que come mal: productos hiperprocesados y muy azucarados, que quedan al alcance de los menores, que ya tienen ese ejemplo de mala alimentaci¨®n. Incluso podemos reflexionar si ese ni?o come a menudo en casa de sus abuelos, porque muchos todav¨ªa sufren el ¡°s¨ªndrome de la posguerra¡± y ahora ceban a sus nietos con grandes cantidades de comida. Tambi¨¦n ser¨¢n excesivas las raciones de padres con sobrepeso porque es algo totalmente subjetivo y piensan que sus hijos necesitan comer m¨¢s¡±, termina Casabona.
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