Un testigo de la ¡®explosi¨®n¡¯ que origin¨® a los animales
1.500 f¨®siles aclaran la posici¨®n de un enigm¨¢tico organismo en el ¨¢rbol de la vida
Un zo¨®logo extraterrestre se habr¨ªa aburrido como una ostra durante los primeros 4.000 millones de a?os de la historia de la Tierra. All¨ª no hab¨ªa ni un solo animal. Solo microbios de distintos tipos. Pero, hace 540 millones de a?os, se habr¨ªa visto desbordado de trabajo, porque durante un periodo relativamente corto la vida animal emergi¨® y estall¨® en toda su apabullante diversidad. Es la llamada ¡°explosi¨®n c¨¢mbrica¡±, y los cient¨ªficos acaban de colocar en su sitio una de las piezas f¨®siles m¨¢s enigm¨¢ticas que nos legaron aquellos tiempos de novedad evolutiva, de oportunidad y de muerte.
Los animales enigm¨¢ticos en cuesti¨®n se llaman hiolitos, y est¨¢n tan extintos como lo pueda estar una obra de la madre naturaleza. Sus primeros f¨®siles se descubrieron hace la friolera de 175 a?os, cuando Darwin estaba a¨²n lejos de decidirse a publicar El origen de las especies. Y su cuerpo es tan extra?o que ha tra¨ªdo de cabeza a los paleont¨®logos durante m¨¢s de un siglo. Tienen una concha c¨®nica, una especie de tapadera (op¨¦rculo) que protege la parte ancha del cono y dos ap¨¦ndices curvos, superficialmente parecidos a cuernos, a los que los paleont¨®logos conocen como helenos, por alguna raz¨®n.
Hasta ahora se los hab¨ªa clasificado como moluscos, como un grupo enteramente nuevo de animales o, peor a¨²n, como incertae sedis (posici¨®n incierta), que es el eufemismo que usan los tax¨®nomos para confesar que no tienen ni idea de d¨®nde colocar algo. Joseph Moysiuk y sus colegas de las universidades de Toronto (Canad¨¢) y Cambridge (Reino Unido) han estudiado 1.500 f¨®siles de hiolitos que guardaban dos museos y han resuelto el enigma.
Los hiolitos no son moluscos, ni tampoco un tax¨®n nuevo, sino miembros de un grupo bien conocido por los paleont¨®logos: los lofoforados. El nombre quiere decir que tienen una especie de cresta con tent¨¢culos (lof¨®foro) que usan para comer. Moysiuk y sus colegas presentan la investigaci¨®n en Nature.
¡°La gran mayor¨ªa de espec¨ªmenes de nuestro estudio¡±, explica Moysiuk a este diario, ¡°est¨¢n preservados en el Museo Real de Ontario. Los m¨¢s importantes de ellos provienen de dos yacimientos descubiertos hace poco en el Burgess Shale [esquisto de Burgess, en Canad¨¢], conocidos como el ca?¨®n de M¨¢rmol y el glaciar Stanley. Los f¨®siles de estas colecciones, que nunca se hab¨ªan estudiado hasta ahora, revelan muchas estructuras de tejido blando que no se hab¨ªan preservado en otros yacimientos¡±.
Las partes de un animal que fosilizan mejor son las que ya est¨¢n mineralizadas en vida, como la concha de un molusco, el exoesqueleto de un crust¨¢ceo o los huesos y dientes de un vertebrado. El santo grial de la paleontolog¨ªa es dar con ejemplares que preserven los tejidos blandos. De los 1.500 espec¨ªmenes investigados por Moysiuk y sus colegas, nada menos que 254 han preservado los tejidos blandos. Ese tesoro paleontol¨®gico ha permitido a los cient¨ªficos demostrar que los hiolitos ten¨ªan una cresta con tent¨¢culos (lof¨®foro) muy similar a la de los lofoforados, lo que ha rescatado a estas criaturas del infame t¨ªtulo de incertae sedis.
El papel del esquisto de Burgess
El Burgess Shale, o esquisto de Burgess, es un icono de la biolog¨ªa evolutiva. Situado en las Monta?as Rocosas canadienses, en la Columbia Brit¨¢nica, y formado sobre todo por esquistos negros, fue descubierto en 1909 por el gran paleont¨®logo estadounidense Charles Walcott, que volvi¨® all¨ª todos los a?os hasta su muerte en 1924 y recogi¨® m¨¢s de 60.000 f¨®siles que sentaron los fundamentos de la explosi¨®n c¨¢mbrica.
De los 1.500 espec¨ªmenes investigados por Moysiuk y sus colegas, 254 han preservado los tejidos blandos
La taxonom¨ªa (clasificaci¨®n de los seres vivos) consiste en una jerarqu¨ªa que agrupa las especies en g¨¦neros, los g¨¦neros en familias y luego en ¨®rdenes, clases y filos. Los filos (o phyla) son por tanto grupos enormes, que se definen por el plan general de dise?o (bauplan, en alem¨¢n) de un gran n¨²mero de especies. Walcott clasific¨® las extra?as criaturas del Burgess Shale en los filos conocidos (moluscos, artr¨®podos, cordados¡), en lo que, muchos a?os despu¨¦s, el famoso evolucionista neoyorkino Stephen Jay Gould desacreditar¨ªa como ¡°el calzador de Walcott¡±.
Para Gould, aquellos enigm¨¢ticos f¨®siles representaban weird wonders (prodigios extra?os), ecos de filos completamente distintos de los conocidos, experimentos fallidos de la evoluci¨®n primigenia de los animales.
Pero las investigaciones de los ¨²ltimos a?os han dado m¨¢s la raz¨®n a Walcott que a Gould. Moysiuk explica: ¡°Muchos de los prodigios extra?os de Gould, f¨®siles de aspecto estrafalario que parec¨ªan eludir toda clasificaci¨®n, tienen ahora su lugar en el ¨¢rbol de la vida, como ramas laterales de los principales filos animales; tras 175 a?os de estudio, los hiolitos pueden ahora contarse entre estos ¨²ltimos¡±.
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