Humillados
En Espa?a podr¨ªamos acoger a much¨ªsimos m¨¢s refugiados de los que decimos. Y el problema no es el Estado, somos nosotros

Tengo que reconocerlo. Lo que seguramente es el comienzo mejor para hacer que las cosas sean de otra manera. Como ha dicho Barack Obama en su despedida, pudimos y podemos. O sea, que s¨ª, que puedo decir con la mayor de las naturalidades, que me siento humillado cada vez que veo una foto en el peri¨®dico de inmigrantes pasando fr¨ªo, o hundidos en el barro, o huyendo de las explosiones. Veo esas fotos e intento no saber m¨¢s sobre lo que est¨¢n pasando. Paso entonces las p¨¢ginas y me meto todo lo que puedo en el grav¨ªsimo problema que supone para m¨ª que la Gran V¨ªa est¨¦ cortada unas horas al d¨ªa.
Un d¨ªa ya no puedo m¨¢s, y comienzo la lectura pausada del horror que viven aqu¨ª mismo cientos de miles de personas, y nosotros, no solo yo, no hacemos realmente nada. ?Es verdad que Espa?a no puede acoger m¨¢s que unos pocos cientos de refugiados? Yo creo que no es cierto, que si Alemania puede hacerse cargo de cientos de miles, si Grecia est¨¢ absolutamente inundada de personas que necesitan lo m¨¢s elemental, creo que si todo eso es posible sin que se hunda la econom¨ªa europea, en Espa?a podr¨ªamos acoger a muchos, much¨ªsimos m¨¢s de los que decimos. Y el problema no es solo, ni fundamentalmente, el Estado. El problema somos nosotros.
Hagamos la prueba: leamos enteras las noticias, las que explican que la gente hace cola para conseguir una sopa a una temperatura ambiente de veinte grados bajo cero. Y entonces, apartamos ligeramente el caf¨¦ humeante que tenemos en la barra del bar, y nos imaginamos que alguno de nuestros hijos est¨¢ ah¨ª, esperando la sopa.
Yo no digo que nadie se lleve a su casa a una familia siria, pero s¨ª que dedique alguna energ¨ªa cada d¨ªa para exigir que el partido al que vota ponga en marcha medidas que sirvan para mejorar la situaci¨®n de esa gente, o que fuerce a los Gobiernos a que lo hagan.
Son cosas que est¨¢n al alcance de la mano de cualquiera. No es inimaginable pensar que en Espa?a cupieran un mill¨®n de personas m¨¢s de las que hay ahora. No ¨ªbamos a convertirnos en pobres de solemnidad por eso. Tampoco pensemos que los inmigrantes van a pagar las pensiones de ma?ana. Imaginemos que es un acto de solidaridad y ya est¨¢. Un acto de solidaridad a cambio de nada. Tan solo con eso tendremos un pa¨ªs mejor, porque nuestros vecinos y nosotros lo seremos.
Un mill¨®n de personas m¨¢s.
Para cambiar la pol¨ªtica internacional hace falta m¨¢s tiempo.
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