Urge saber qui¨¦n

Entre un 30% y un 40% de los votantes del PSOE se pronuncia en las encuestas a favor de mantenerse en la abstenci¨®n. Seguramente existe un fondo de ira por la manera en la que se desarroll¨® el Comit¨¦ Federal del mes de octubre, pero tambi¨¦n es probable que exista tanta incomprensi¨®n y desconcierto como enfado: no es f¨¢cil entender lo que est¨¢ haciendo desde entonces la Comisi¨®n Gestora.

Seg¨²n sus portavoces, su prioridad es ganar tiempo para pacificar el partido, de manera que se llegue al postergado congreso en mejores condiciones para lograr acuerdos. A la vista de las encuestas, es posible que se est¨¦ avanzando en la pacificaci¨®n de la nomenclatura del partido, pero no en la del electorado socialista, que sigue igual de descompuesto, sin un liderazgo al que referirse.

Creer que el formidable desencanto de los votantes socialistas puede resolverse con un programa, en lugar de con un liderazgo no es realista. Sus votantes no necesitan en este momento una comisi¨®n de expertos nombrados por una Gestora que elabore un texto de 200 p¨¢ginas con las detalladas medidas de gobierno (de hecho ya existe el documento de la Conferencia Pol¨ªtica), sino un equipo de gente joven y decidida que quiera llegar al gobierno en la primera ocasi¨®n posible y cuyo firme prop¨®sito sea echar al PP del poder. Es verdad que la socialdemocracia europea no sabe muy bien qu¨¦ hacer, pero en Espa?a el problema es que tampoco sabe con qui¨¦n.

Es ese equipo, con su l¨ªder leg¨ªtimo al frente (quiz¨¢s nacido de una tercera v¨ªa) el que tiene que llegar al Congreso con sus propias ideas, su propio programa y su propia fuerza. Y cuanto m¨¢s tarde en presentarse ese equipo, peor para el PSOE y para todo el electorado de izquierda. Porque no es posible pensar en un cambio de pol¨ªticas en Espa?a, sin que el Partido Socialista sea capaz de revitalizar a su electorado y de encabezar un nuevo proyecto sin el PP, olvid¨¢ndose de un bipartidismo que est¨¢ ya desaparecido en toda Europa, por mucho que siga provocando ¨¦xtasis en las nomenclaturas tradicionales.

El PSOE deber¨ªa acelerar su renovaci¨®n y esperar a pie firme el resultado de la lucha interna en Podemos. Iglesias y Errej¨®n ya saben que perdieron una ocasi¨®n formidable por culpa de su enso?aci¨®n con el famoso sorpasso y que ese error de estrategia, tan brutal, les est¨¢ pasando tambi¨¦n una enorme factura de desencanto entre votantes y simpatizantes.

Lo que seguramente no ayudar¨¢ a revitalizar al electorado socialista es la situaci¨®n actual. El PP no est¨¢ poniendo en marcha su programa, porque no tiene un acuerdo de gobernabilidad, (solo de investidura), pero el PSOE tampoco est¨¢ ejerciendo la oposici¨®n porque participa de acuerdos parciales. Su complicada propuesta a los electores es su utilidad. Transformar Espa?a desde fuera del gobierno y apoyando al contrario: al¨¦grense de lo bien que gobierna el PP gracias a nuestro esfuerzo, suena poco atrayente.

No es extra?o que Mariano Rajoy se muestre bastante satisfecho y que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar est¨¦ inquieto. Para Rajoy la soluci¨®n es perfecta: el centro derecha se hace pragm¨¢tico y compasivo, con ayuda del PSOE, y, seguramente, mayoritario, mientras ¨¦l se garantiza cuatro a?os de Gobierno (nada de una legislatura corta), sin grandes agon¨ªas. Un extra?o gobierno de concentraci¨®n nacional, con un ¨²nico punto verdadero, la naci¨®n. Para Aznar, por el contrario, el PP pierde car¨¢cter ideol¨®gico y deja de cavar en su mina conservadora. ?Y el PSOE? El PSOE pierde el tiempo mientras debate entre quienes dar¨ªan el reino y el caballo a cambio del bipartidismo y quienes saben que ese modelo est¨¢ muerto y quieren pelear por el liderazgo de la izquierda, el reino y el caballo.