La resistencia constante en Gambia
El ciberactivismo es el ¨²ltimo reducto de la contestaci¨®n al expresidente Yahya Jammeh
El a?o 2014 se despidi¨® en Gambia con el estruendo de un intento de golpe de Estado. El a?o 2015 amaneci¨® con el silencio tenso de la sospecha de una purga. El levantamiento frustrado hab¨ªa dado al presidente Yahya Jammeh la en¨¦sima excusa para deshacerse de cualquier asomo de disidencia. Pero para entonces, ya hac¨ªa a?os que Gambia se hab¨ªa convertido en una gran c¨¢rcel en la que las celdas y los barrotes eran s¨®lo una de las formas de represi¨®n. El periodista Sanna Camara lo sabe bien. No informaba sobre cuestiones pol¨ªticas, sino sobre la trata de personas. Y pis¨® algunos callos. En agosto de 2014, tuvo que abandonar el pa¨ªs ante las presiones que estaba recibiendo. ¡°Me aconsejaron que era mejor salir de Gambia si quer¨ªa seguir trabajando, tem¨ªa que en alg¨²n momento pod¨ªa desaparecer o que me pod¨ªan enviar a prisi¨®n¡±, comenta el periodista y activista desde Dakar.
Para la comunidad internacional Jammeh se iba convirtiendo en una caricatura a medida que cada una de sus apariciones resultaba m¨¢s esperp¨¦ntica que la anterior. Sus declaraciones sobre su receta para curar el sida, la esterilidad o varios tipos de c¨¢ncer, o los exabruptos pretendidamente anticoloniales contra las potencias occidentales hac¨ªan ruido suficiente como para silenciar otras medidas. M¨¢s discretamente, Jammeh acogotaba a los medios de comunicaci¨®n, pon¨ªa coto a la libertad de expresi¨®n o dirig¨ªa su ira hacia la comunidad homosexual. Sin embargo, en medio de este clima asfixiante de control y falta de libertad para disentir ha habido un ¨¢mbito en el que se han refugiado los cr¨ªticos, uno de los pocos entornos en los que se ha mantenido la contestaci¨®n permanentemente: se trata del ciberactivismo, la reivindicaci¨®n en el entorno digital.
En la disidencia digital ha encontrado cabida la di¨¢spora gambiana, los exiliados pol¨ªticos y los pocos cr¨ªticos que continuaban en el interior del pa¨ªs y que se beneficiaban del anonimato que permiten los medios sociales, pero tambi¨¦n las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos. Los medios sociales han mantenido la tensi¨®n de la cr¨ªtica en un pa¨ªs en el que la censura y el control eran la norma. Es cierto que, ante las ¨²ltimas elecciones, muchas gambianas y gambianos han perdido el miedo y no s¨®lo han votado en contra de Jammeh, sino que previamente se hab¨ªan movilizado y se hab¨ªan manifestado como nunca antes lo hab¨ªan hecho desde que en 1994 el controvertido presidente lleg¨® al poder a trav¨¦s de un golpe de Estado. Desde el mundo digital, los ciberactivistas llevan a?os minando el prestigio del r¨¦gimen gambiano, intentando debilitarlo difundiendo la informaci¨®n que el presidente no quer¨ªa que se conociese.
Aisha Dabo es una de esas incansables ciberactivistas, una de las m¨¢s veteranas y de las m¨¢s reconocidas internacionalmente. Desde su residencia en Senegal se ha empe?ado en mantener esa tensi¨®n en las redes sociales para romper las barreras del r¨¦gimen gambiano. Recuerda los tiempos en los que la cr¨ªtica en el entorno digital era apenas una an¨¦cdota. ¡°A principios de los a?os 2000, los usuarios de las redes sociales ¨¦ramos muy pocos e intent¨¢bamos crear una comunidad¡±, explica Dabo. Los datos de Internet World Stats corroboran la evoluci¨®n: en diciembre del a?o 2000 hab¨ªa 4.000 usuarios de internet en Gambia, una cifra que pr¨¢cticamente se hab¨ªa multiplicado por 100 en junio de 2016 (hasta los 373.865 usuarios). Aunque esta activista no se refiere s¨®lo a los internautas dentro del pa¨ªs. Esa ut¨®pica comunidad habr¨ªa estado formada tambi¨¦n por los gambianos y las gambianas en la di¨¢spora. ¡°Hab¨ªa falta de experiencia en ese ¨¢mbito y eso hac¨ªa que la actividad fuese desordenada¡± confiesa Dabo, que recuerda la aparici¨®n de etiquetas sin ¨¦xito para muchas luchas.
El punto de inflexi¨®n, para esta referente del ciberactivismo gambiano, se produjo en 2012. ¡°Despu¨¦s de la ejecuci¨®n de los condenados a muerte, se crearon numerosas cuentas y p¨¢ginas con identidades falsas, debido a la censura. Eran personas que estaban dentro del pa¨ªs e intentaban protegerse del r¨¦gimen. En ese momento, hubo un cambio importante, porque muchas de esas personas no se hab¨ªan interesado hasta ese momento por denunciar p¨²blicamente a trav¨¦s de internet las acciones de las autoridades¡±, explica Aisha Dabo.
Ese cambio de actitud, hizo que poco a poco los activistas se fuesen organizando. Y las iniciativas han sido cada vez m¨¢s eficaces en la denuncia. Aisha Dabo recuerda #WatoSeeta (es el momento de partir) o #JammehMustGo, pero sobre todo el #JammehFact, la etiqueta mediante el que ciberactivistas gambianos y de otras comunidades pr¨®ximas como la senegalesa denunciaron masivamente las violaciones de los derechos humanos que atribu¨ªan al r¨¦gimen de Yahya Jammeh. El periodista y ciberactivista exiliado Sanna Camara se decanta por #GambiaRising. Ambas iniciativas se lanzaron en el mismo momento, cuando en abril empezaron a generalizarse las protestas de rechazo a Jammeh y con ellas la represi¨®n del r¨¦gimen.
Dabo se?ala con satisfacci¨®n que durante este tiempo la contestaci¨®n ha echado mano de un amplio abanico de herramientas digitales para desmitificar el r¨¦gimen de Jammeh, desde los grupos de Facebook hasta las comunicaciones a trav¨¦s de Viber o Skype o los grupos de WhatsApp, sin olvidar Twitter, evidentemente. Todos esos canales permit¨ªan difundir informaciones diversas del presidente. ¡°Al principio muchos no las cre¨ªan, pero se trataba de romper con las informaciones controladas que se difund¨ªan en el interior del pa¨ªs. Con el paso del tiempo la represi¨®n se fue endureciendo y las condiciones econ¨®micas empeoraron mientras Jammeh se enriquec¨ªa¡±, advierte Dabo que considera que Jammeh no ha sido h¨¢bil gestionando estas nuevas formas de comunicaci¨®n. ¡°En un momento dado, la mujer del presidente cre¨® una p¨¢gina de Facebook y un perfil de Twitter en el que compart¨ªa fotograf¨ªas informales de Jammeh intentando cambiar su imagen y humanizarlo. Pero el efecto fue el contrario, porque los ciudadanos ve¨ªan c¨®mo la primera dama se dedicaba a ir de fiesta en fiesta, a viajar, a vivir rodeada de lujo¡±, comenta la experta en comunicaci¨®n digital senegambiana.
La Cedeao privil¨¦gie la diplomatie, mais une intervention militaire est ? envisageable en dernier ressort ?-RFI #SaveGambiaDemocracy
— Aisha Dabo? (@mashanubian) December 12, 2016
En esta larga labor de desmontaje de Jammeh la diversas redes que se hab¨ªan ido tejiendo han resultado fundamentales. Por un lado, las organizaciones internacionales y las ONG que han amplificado el mensaje m¨¢s all¨¢ de las fronteras gambianas. ¡°Durante mucho tiempo, lo que pasaba en Gambia no interesaba a nadie, pero hemos seguido insistiendo y al final el mensaje ha acabado pasando¡±, confiesa la ciberactivista. La red fundamental ha sido la de las comunidades on line africanas y, especialmente, la senegalesa. ¡°Los dos pa¨ªses est¨¢n estrechamente ligados y no s¨®lo por una cuesti¨®n geogr¨¢fica, sino por lazos de sangre¡±, recuerda Dabo. ¡°La prensa y los blogueros siempre han sido solidarios. La prensa ha escrito sobre las campa?as que las ONG han amplificado y la red de blogueros senegaleses ha sido fundamental a la hora de hacer formaciones a activistas gambianos sobre seguridad en Internet y sobre la creaci¨®n de redes de comunicaci¨®n alternativas¡±, cuenta la periodista, que destaca en este sentido el papel de Africtivistes, la liga panafricana de ciberactivistas.
De pronto, el 2 de diciembre se produc¨ªa una noticia para la que nadie parec¨ªa estar preparado, una noticia, a priori, positiva pero que nadie esperaba. Yahya Jammeh anunciaba por televisi¨®n que aceptaba su derrota en las elecciones presidenciales celebradas menos de 48 horas antes. Reconoc¨ªa al candidato de las fuerzas opositoras, Adama Barrow, como vencedor de los comicios. Jammeh daba por buenos los resultados anunciados por la comisi¨®n electoral que le daban el 36,7% de los votos, mientras que atribu¨ªa a Barrow el 45,5% de las voluntades expresadas por los electores gambianos. El escenario era in¨¦dito, impredecible e incre¨ªble, Jammeh cerraba su trayectoria desp¨®tica sin aspavientos, aceptando la voluntad de las urnas sin resistirse ni intentar retorcerla. Y por un momento, la euforia se desataba. Los activistas exhalaban el aliento contenido de la tensi¨®n provocada por m¨¢s de dos d¨¦cadas de censura, control y falta de libertades. ¡°Jam¨¢s pens¨¦ que Jammeh aceptar¨ªa su derrota, fue toda una sorpresa. Despu¨¦s supimos que hab¨ªa habido presiones diplom¨¢ticas para que reconociese el resultado de las elecciones, que no era una decisi¨®n totalmente voluntaria¡±, comentaba Sana Camara.
Gambia no interesaba a nadie, pero hemos seguido insistiendo y al final el mensaje ha acabado pasando Aysha Dabo, activista
Sin embargo, el espejismo salt¨® por los aires en una semana. Jammeh volvi¨® por sus fueros. El 9 de diciembre compareci¨® de nuevo en la televisi¨®n, pero en esta ocasi¨®n para desdecirse, rechazar los resultados y exigir nuevas elecciones. En resumen, para abrir una enorme brecha de incertidumbre en el pa¨ªs. Sin embargo, la reacci¨®n de los ciberactivistas, que ni siquiera hab¨ªan tenido tiempo de acostumbrarse al ataque de sensatez de perdedor de las elecciones, no se hizo esperar. Volvieron a la carga en las redes sociales. Hab¨ªan tocado con la yema de los dedos el futuro que llevaban a?os so?ando y no estaban dispuestos a renunciar a ¨¦l. La campa?a en los medios sociales se concret¨® de manera inmediata en etiquetas suficientemente simb¨®licas como #SaveGambiaDemocracy (Salva la democracia gambiana) y #SaveNewGambia (Salva la nueva Gambia).
Estas etiquetas federaron la determinaci¨®n de los usuarios de colocarse del lado del presidente electo Adama Barrow y que pretend¨ªan aglutinar las informaciones acerca de los movimientos de la comunidad internacional. De hecho, pretend¨ªan mostrar a estos organismos internacionales cu¨¢l era la voluntad popular. Y a ellas se unieron algunas acciones tambi¨¦n simb¨®licas, como el ataque por parte de un grupo de piratas inform¨¢ticos a la web de la presidencia, en la que se coloc¨® la imagen del presidente electo, Adama Barrow y las leyendas ¡°President Elect Adama Barrow¡± y ¡°A luta continua, vit¨®ria ¨¦ certa¡±. O la petici¨®n digital a la primera dama, ZIneb Jammeh, para que disuadiese a su esposo y le convenciese de volver a aceptar la voluntad popular.
Finalmente, los esfuerzos de mantener la tensi¨®n en las redes sociales se cristalizaron a trav¨¦s de la etiqueta #GambiaHasDecided, mucho m¨¢s directa y con un mensaje mucho m¨¢s claro, que fue el que, con el paso de los d¨ªas, ha tenido una mayor aceptaci¨®n. #GambiaHasDecided ha seguido la evoluci¨®n de las delegaciones africanas que han negociado con los actores pol¨ªticos gambianos. La etiqueta difunde material multimedia, sobre todo, v¨ªdeos sobre la crisis en el pa¨ªs y, sobre las acciones de protesta. Paralelamente, las camisetas y las vallas publicitarias con el mismo lema han demostrado, por un lado, la convicci¨®n y la decisi¨®n de los ciudadanos y, por otro, c¨®mo han perdido el miedo a mostrar su rechazo a Jammeh. Adem¨¢s, han mostrado la solidaridad de otros movimientos sociales africanos.
22 years after illegally coming into power, Yahya Jammeh is imposing himself despite the choice of #Gambia-n citizens.#SaveNewGambia
— Befoune. (@befoune) December 11, 2016
Mientras la incertidumbre de la situaci¨®n se despeja, los ciberactivistas contin¨²an dispuestos a mantener la tensi¨®n en las redes, a disentir y a denunciar, como han hecho hasta ahora durante los ¨²ltimos a?os, cuando muy pocos se atrev¨ªan a alzar la voz en el pa¨ªs. ¡°Gambia estar¨¢ mejor sin Yahya Jammeh¡±, afirma convencido Sana Camara. ¡°Habr¨¢ libertad y progreso, porque el nuevo Gobierno se apoya en la voluntad de los ciudadanos sin coacciones ni amenazas. Es una revoluci¨®n popular y las perspectivas son ilimitadas¡±. Por su parte, Aisha Dabo, considera que todo el mundo debe contribuir a la construcci¨®n de la nueva Gambia. ¡°El presidente electo¡±, contin¨²a la ciberactivista, ¡°ha prometido que suprimir¨¢ las leyes que limitan las libertades de los ciudadanos, sobre todo, la libertad de expresi¨®n¡±.
Durante una semana, estos activistas, como muchos otros ciudadanos comprometidos y gambianos y gambianas de a pie, probaron el sabor de la libertad que durante 22 a?os les ha sido negada. Durante esos d¨ªas, Gambia fue adem¨¢s un ejemplo, para muchos movimientos sociales del continente. Ese corto periodo de euforia ha aumentado la determinaci¨®n de los protagonistas, pero tambi¨¦n complica la salida de la crisis porque parece que la ¨²nica opci¨®n es que Jammeh acepte su derrota y abandone el sill¨®n presidencial, pero no parece estar dispuesto a hacerlo. Dabo teme que la crisis pueda degenerar en violencia, aunque conf¨ªa en que ¡°la situaci¨®n se arreglar¨¢, aunque cueste¡± y cuando eso ocurra la defensora de los derechos humanos sentencia: ¡°Los ciberactivstas seremos solidarios con nuestros hermanos y hermanas africanos, como lo han sido con nosotros. ?frica necesita de nosotros y la lucha continuar¨¢ hasta que la victoria sea total, hasta que los derechos humanos y la voluntad de los pueblos sean respetadas en todos los Estados africanos¡±.
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