?Es Adam Morgan la ¨²ltima l¨ªnea de defensa?
Casi todas las editoriales tienen sellos dedicados al pensamiento conservador en EE UU
La difusi¨®n del pensamiento conservador y del pensamiento de derecha alternativa (nombre tipo posverdad para denominar a la extrema derecha) a trav¨¦s de editoriales especializadas es un fen¨®meno que naci¨® en EE UU a principios de los 2000 y que r¨¢pidamente tuvo su reflejo en las grandes compa?¨ªas editoriales del mundo. Hoy en d¨ªa, pr¨¢cticamente todas las grandes firmas, Simon and Schuster, Penguin Random House, HarperCollins, Hachette, etc¨¦tera, tienen sellos dedicados en exclusiva a lo que se llama ¡°no ficci¨®n conservadora¡±, ¡°ideas del conservadurismo contempor¨¢neo¡±, ¡°foro de principios fundamentales¡±, o simplemente alt-right.
Hasta qu¨¦ punto estas gigantescas editoriales han ayudado al ¨¦xito de Donald Trump y de movimientos extremistas en EE UU publicando los textos de sus principales portavoces es discutible: quiz¨¢s ha sido al rev¨¦s y han sido esos movimientos y think tanks, llenos de dinero y de ideas fundamentalistas e intolerantes, los que se han encargado de hacer sobrevivir a esos sellos, engrasando las cr¨ªticas y su ¨¦xito en las librer¨ªas. Sea como sea, este parece un buen momento para que los responsables de las grandes compa?¨ªas editoriales del mundo se paren un minuto a pensar qu¨¦ est¨¢ sucediendo y c¨®mo est¨¢n colaborando ellos en ese camino.
La guinda en esta discusi¨®n la ha puesto Threshold, el sello alt-right de Simon and Schuster, ofreciendo un contrato de 250.000 d¨®lares a Milo Yiannopoulos como adelanto por un libro. Yiannopoulos es conocido como impulsor de la web Breitbart News, muy significada por sus mensajes racistas, antifeministas y de claro contenido extremista. De hecho, Yiannopoulos tiene prohibido escribir en Twitter desde julio de 2016 por incitar al odio.
La falta de respecto en las democracias por las instituciones han llevado a que estas nos puedan hacer frente a personajes como Trump
La noticia del contrato de Simon and Schuster por un cuarto de mill¨®n de d¨®lares provoc¨® la reacci¨®n de Adam Morgan, el joven editor de una revista de cr¨ªtica literaria, The Chicago Review of Books, que no es la m¨¢s famosa del pa¨ªs, pero que tiene sus lectores. Morgan anunci¨® que, como protesta, su revista no publicar¨¢ durante 2017 ninguna cr¨ªtica de un libro de Simon and Schuster.
En un art¨ªculo, Morgan explica que una cosa es difundir los textos de conservadores radicales como Rush Limbaugh y Glenn Beck, por ejemplo, y otra, apoyar a Yiannopoulos para que difunda su mensaje de odio. ¡°Milo no es un l¨ªder intelectual, alguien que defiende una ideolog¨ªa, por mucho que yo no comparta su pensamiento. Es alguien que difunde y defiende mentiras y que representa un mensaje de abominaci¨®n¡±. Es verdad, admite, que otros autores que son admirables sufrir¨¢n tambi¨¦n las consecuencias, puesto que la revista ignorar¨¢ tambi¨¦n sus nuevos libros. ¡°Lo siento. Pero como editor de una revista quiero que Simon and Schuster sepa que difundir ese odio tiene consecuencias¡±.
Morgan ha sido virulentamente atacado por quienes creen que su actitud es contraria a la libertad de expresi¨®n. ¡°No lo creo¡±, explica ¨¦l mismo en The Guardian, ¡°esto no tiene nada que ver con la difusi¨®n de una ideolog¨ªa pol¨ªtica y mucho que ver con los derechos humanos y la decencia¡±.
Algo parecido piensan los 160 escritores de literatura infantil que publican con Simon and Schuster y que han firmado una carta de protesta: la editorial, afirman, est¨¢ poniendo su considerable prestigio y su apoyo financiero al servicio de ¡°un supremacista blanco que ataca y denigra rutinariamente a mujeres, minor¨ªas, musulmanes (¡) Independientemente del contenido del libro, Threshold ha elegido legitimar un sistema de creencias y unas conductas reprensibles¡±.
Como dice el conocido economista turco Daron Acemoglu, la falta de respeto en las democracias por las instituciones ha llevado a que esas instituciones no puedan hacer frente a personajes como Trump (o Milo Yiannopoulos). ¡°We are the last defense¡±, escribe. ?Es la sociedad civil, Adam Morgan, la ¨²ltima l¨ªnea de defensa?
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