?C¨®mo podemos predecir el a?o m¨¢s c¨¢lido si las previsiones meteorol¨®gicas son tan inciertas?
Diecis¨¦is de los diecisete a?os m¨¢s c¨¢lidos se han producido en este siglo, y sabemos que se debe a cambios clim¨¢ticos, no meteorol¨®gicos
La NASA y la NOAA (Administraci¨®n Atmosf¨¦rica y Oce¨¢nica Nacional de Estados Unidos) han informado conjuntamente de que 2016 fue el a?o m¨¢s c¨¢lido desde que hay registros. No es de extra?ar, porque los seis primeros meses del a?o fueron todos excepcionalmente c¨¢lidos.
Pero la noticia es significativa por lo que nos dice acerca del calentamiento global: antes de 2016, los 10 a?os m¨¢s c¨¢lidos registrados se hab¨ªan producido a partir de 1998. Y el a?o pasado fue el tercer a?o consecutivo en el que se ha alcanzado un nuevo r¨¦cord anual en la temperatura mundial.
A pesar del continuo aumento de la temperatura en todo el planeta, se mantiene el escepticismo acerca del origen antropog¨¦nico, o humano, del calentamiento global. Para algunos, el hecho de que los meteor¨®logos no puedan predecir fiablemente el tiempo atmosf¨¦rico con d¨ªas de adelanto es la prueba de que los cient¨ªficos no pueden predecir el clima de la Tierra dentro de unos a?os o unas d¨¦cadas.
?Por qu¨¦ los cient¨ªficos, entre los que me incluyo, confiamos en poder predecir temperaturas superiores a la media con meses de antelaci¨®n, y en qu¨¦ difieren las predicciones clim¨¢ticas de la previsi¨®n del tiempo?
Los movimientos de la atm¨®sfera
Los pron¨®sticos del tiempo tienen en cuenta la evoluci¨®n de los sistemas atmosf¨¦ricos, como los patrones de presi¨®n. La presi¨®n atmosf¨¦rica es la fuerza ejercida por el peso de las mol¨¦culas de aire. Las zonas en las que el aire desciende tienen una presi¨®n alta, y en general un tiempo c¨¢lido y agradable. Los sistemas de bajas presiones, tambi¨¦n conocidos como ciclones, suceden all¨ª donde el aire est¨¢ ascendiendo y en general producen un tiempo m¨¢s fr¨ªo y h¨²medo.
La precisi¨®n de las previsiones del tiempo con una antelaci¨®n aproximada de dos semanas ha mejorado enormemente en los ¨²ltimos a?os. Pero los sistemas atmosf¨¦ricos no persisten mucho tiempo, y las predicciones m¨¢s all¨¢ de ese marco temporal se vuelven mucho menos precisas.
Para algunos, el hecho de que los meteor¨®logos no puedan predecir fiablemente el tiempo atmosf¨¦rico con d¨ªas de adelanto es la prueba de que los cient¨ªficos no pueden predecir el clima de la Tierra dentro de unos a?os o unas d¨¦cadas
Por ejemplo, pronosticar la formaci¨®n de sistemas de bajas presiones (ciclog¨¦nesis) y el movimiento a lo largo de la costa este de Estados Unidos presenta una dificultad. Una desviaci¨®n de solo 75 kil¨®metros al este o al oeste respecto a la trayectoria pronosticada puede significar la diferencia entre una ventisca, un temporal de viento y lluvia o una falsa alarma.
De modo similar, las previsiones de la cantidad de lluvia que caer¨¢ en un d¨ªa de verano caluroso pueden ser muy inciertas. Cuando una previsi¨®n habla de ¡°tormentas el¨¦ctricas aisladas¡±, se esperan factores que controlan la formaci¨®n de tormentas, como calor diurno, flujo de humedad y vientos en altura. Pero esos factores evolucionan considerablemente a lo largo de un d¨ªa determinado, y eso dificulta la predicci¨®n de la lluvia total, en especial en una zona peque?a. Por eso resulta dif¨ªcil saber si llover¨¢ durante el desfile que tenemos previsto o en el pueblo de al lado; la expresi¨®n ¡°tormenta transitoria¡± resulta apropiada.
Eso no quiere decir que no debamos fiarnos de los avisos de tormentas fuertes. En este caso, las previsiones de alertas de fen¨®menos atmosf¨¦ricos adversos se hacen a menudo para regiones geogr¨¢ficas m¨¢s amplias, y solo cuando se dan las condiciones. Los factores que producen fen¨®menos meteorol¨®gicos adversos abarcan una zona m¨¢s amplia que los que producen tormentas aisladas. Mejoras tecnol¨®gicas como el perfeccionamiento del radar y el uso de supercomputadoras son tambi¨¦n ¨²tiles para predecir mejor los fen¨®menos meteorol¨®gicos adversos.
La funci¨®n del calentamiento oce¨¢nico
A diferencia de las previsiones basadas en sistemas meteorol¨®gicos transitorios, las predicciones clim¨¢ticas sobre temperaturas y precipitaciones, por ejemplo, emplean datos completamente distintos.
Para predecir con meses o d¨¦cadas de antelaci¨®n, los cient¨ªficos utilizan las variaciones oce¨¢nicas, otros factores naturales (variaciones solares, erupciones volc¨¢nicas) y la influencia general del aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atm¨®sfera. Estas variables evolucionan y ejercen su influencia a lo largo de meses y a?os, a diferencia de los patrones de presi¨®n atmosf¨¦rica, que pueden cambiar en cuesti¨®n de horas o de d¨ªas.
Un factor importante, con un efecto que var¨ªa de unos meses hasta aproximadamente un a?o, es El Ni?o, el calentamiento peri¨®dico de las temperaturas del oc¨¦ano en todo el Pac¨ªfico tropical. Este patr¨®n de calentamiento oce¨¢nico y sus efectos asociados en la atm¨®sfera ejerce una fuerte influencia m¨¢s all¨¢ de los tr¨®picos que puede incluirse como factor en las predicciones clim¨¢ticas.
Los datos sobre las temperaturas oce¨¢nicas son fundamentales, porque la mayor parte de la radiaci¨®n solar que alcanza la Tierra la absorben los oc¨¦anos. Movidos por esta energ¨ªa, los oc¨¦anos y la atm¨®sfera distribuyen el calor por todo el planeta.
Para predecir con meses o d¨¦cadas de antelaci¨®n, los cient¨ªficos utilizan las variaciones oce¨¢nicas, otros factores naturales (variaciones solares, erupciones volc¨¢nicas) y la influencia general del aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero
Los a?os posteriores a El Ni?o tienden a ser m¨¢s c¨¢lidos que los de condiciones casi normales (tambi¨¦n denominadas neutrales) o los influidos por La Ni?a. La presencia de La Ni?a provoca a menudo una bajada de la temperatura global. Esto nos indica que la cantidad relativa de calor en las aguas superficiales del Pac¨ªfico tropical puede emplearse para predecir las temperaturas globales con varios meses de antelaci¨®n, que es exactamente lo que sucedi¨® con la predicci¨®n de que el a?o pasado se alcanzar¨ªan temperaturas r¨¦cord.
En diciembre de 2015, el servicio brit¨¢nico de meteorolog¨ªa predijo que en 2016 se alcanzar¨ªa un r¨¦cord de calentamiento, entre 0,72 y 0,96 grados cent¨ªgrados por encima de la media a largo plazo (1961-1990). El anuncio realizado recientemente por este servicio de que 2016 se situ¨® 0,77? C por encima de la media se encuentra dentro del rango pronosticado. A comienzos de 2016, Gavin Schmidt, del Instituto Goddard de Estudios Espaciales, perteneciente a la NASA, predijo que las temperaturas en 2016 se situar¨ªan 1,3? C por encima de las de finales del siglo XIX, un c¨¢lculo notablemente aproximado al ascenso publicado hoy, de 1,2?C.
?Y respecto a 2017? En su actualizaci¨®n del 12 de enero,?NOAA pronosticaba una transici¨®n de un fen¨®meno de La Ni?a d¨¦bil a condiciones neutrales a lo largo de la primera mitad de 2017. La influencia de La Ni?a a principios de a?o es fundamental en las predicciones de que 2017 ser¨¢ ligeramente m¨¢s fr¨ªo que 2016, pero aun as¨ª se situar¨¢ entre los a?os m¨¢s c¨¢lidos de los registrados.
Deber¨ªa a?adirse que el calentamiento r¨¦cord de 2016 no se debi¨® solo al fen¨®meno de El Ni?o. De hecho, los a?os de El Ni?o se est¨¢n volviendo m¨¢s c¨¢lidos, como los de La Ni?a, debido a la tendencia general al calentamiento provocada por el aumento de las concentraciones de GEI.
Influencia combinada de factores humanos y naturales
Adem¨¢s de los efectos de los oc¨¦anos, se sabe que otros factores naturales influyen en la tasa de calentamiento. Las grandes erupciones volc¨¢nicas, en especial en los tr¨®picos, pueden tener un efecto de enfriamiento en todo el planeta al bloquear la radiaci¨®n solar. Por ejemplo, la erupci¨®n del Pinatubo en 1991 provoc¨® una ca¨ªda de la temperatura media en todo el planeta de aproximadamente 0,6?C.
Sin embargo, el enfriamiento es normalmente de corta duraci¨®n y acaba cuando los aerosoles volc¨¢nicos ¨Clas part¨ªculas diminutas que bloquean la luz solar¨C caen al suelo.
Las variaciones en la energ¨ªa solar tambi¨¦n influyen en el clima. Sin embargo, la tendencia al calentamiento observada en las ¨²ltimas d¨¦cadas no puede atribuirse a cambios en el sol. El impacto de la variabilidad solar en el cambio clim¨¢tico es evidente, pero se ha demostrado que a corto plazo el efecto de los GEI es mucho m¨¢s considerable.
El calentamiento se amplificar¨¢ debido a las retroalimentaciones provocadas por el ciclo del carbono, la humedad atmosf¨¦rica y otros factores
Las proyecciones de calentamiento en escalas temporales m¨¢s amplias ¨Cm¨²ltiples d¨¦cadas o m¨¢s¨C se basan en simulaciones de modelos clim¨¢ticos y en nuestro conocimiento de lo sensible que es el sistema clim¨¢tico a futuros aumentos de las concentraciones atmosf¨¦ricas de GEI.
Los modelos demuestran que, previsiblemente, el calentamiento futuro estar¨¢ dominado por un aumento de los niveles de GEI en comparaci¨®n con las variaciones debidas a la variabilidad interna del oc¨¦ano y a otros factores naturales. El calentamiento se amplificar¨¢ debido a las retroalimentaciones provocadas por el ciclo del carbono, la humedad atmosf¨¦rica y otros factores. Por ejemplo, el vapor de agua es un potente GEI, de modo que el aumento de la humedad atmosf¨¦rica potenciar¨¢ el calentamiento. Adem¨¢s, las emisiones del ?rtico son especialmente preocupantes y amenazan con convertirlo en fuente de carbono y no sumidero como hasta ahora.
Diecis¨¦is de los 17 a?os m¨¢s c¨¢lidos se han registrado en este siglo. El consenso abrumador entre los cient¨ªficos es que las acciones humanas est¨¢n calentando el planeta.
Al mismo tiempo, seguimos mejorando las predicciones meteorol¨®gicas y clim¨¢ticas, lo que nos llevar¨¢ a conocer mejor el comportamiento del sistema clim¨¢tico en distintos periodos de tiempo y en m¨²ltiples escalas espaciales. Esta investigaci¨®n mejorar¨¢ la precisi¨®n de los pron¨®sticos para el futuro, y la confianza en ellos.
Michael A. Rawlins es catedr¨¢tico adjunto del Departamento de Geociencia, Universidad de Massachussetts, Amherst
Cl¨¢usula de divulgaci¨®n
Michael A. Rawlins ha recibido financiaci¨®n de la Administraci¨®n Nacional de Aeron¨¢utica y del Espacio de Estados Unidos (NASA). En la actualidad no trabaja, asesora ni posee acciones de ninguna empresa u organizaci¨®n que pudiera beneficiarse de este art¨ªculo, y no ha declarado m¨¢s relaciones pertinentes que el cargo acad¨¦mico arriba mencionado.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la web The Conversation.
Traducci¨®n? de News Clips.
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