Rafael Yuste, el hombre que descifra el cerebro
Este neurobi¨®logo afincado en Nueva York es el ide¨®logo del proyecto BRAIN, gran apuesta cient¨ªfica de EE UU. Su objetivo: descifrar los misterios del cerebro.
RAFAEL YUSTE nunca podr¨¢ olvidar aquella noche de abril de 2013 en que se sent¨® frente al televisor junto a Stephanie, su esposa, y sus dos ni?as, en su casa de Nueva York, para ver el discurso del estado de la naci¨®n de Barack Obama. Se qued¨® de piedra. De pronto, all¨ª estaba el presidente estadounidense repitiendo palabra por palabra el contenido de la propuesta que ¨¦l hab¨ªa presentado a la Casa Blanca. Aquello parec¨ªa casi un corta y pega del equipo cient¨ªfico presidencial.
En esa noche empezaba a tomar forma el proyecto del que es el impulsor, la iniciativa cient¨ªfica m¨¢s ambiciosa de la Administraci¨®n estadounidense saliente, que finalmente quedar¨ªa bautizada como BRAIN ¨Cque en ingl¨¦s significa cerebro y responde a las siglas Investigaci¨®n del Cerebro a trav¨¦s del Avance de Neurotecnolog¨ªas Innovadoras¨C.
Es preciso obtener una fotograf¨ªa din¨¢mica del funcionamiento de nuestro cerebro para entender mejor c¨®mo pensamos, c¨®mo aprendemos y c¨®mo recordamos. Eso dijo Obama aquella noche. Y ese es el objetivo por el que Yuste lleva a?os luchando.
Han pasado m¨¢s de tres a?os desde entonces y BRAIN es una realidad que avanza. En 2016 se le han asignado 300 millones de d¨®lares (278 millones de euros), en 2017 ser¨¢n 434 (403 millones de euros) y, en total, se prev¨¦ una inversi¨®n de 1.500 millones de d¨®lares a lo largo de 12 a?os. Queda por ver que el nuevo inquilino de la Casa Blanca no haga bailar esos n¨²meros, pero, al ser una iniciativa apoyada por republicanos y dem¨®cratas, nada deber¨ªa cambiar el rumbo fijado, seg¨²n dice el propio Yuste.
¡°Puede que El cerebro genere un mundo virtual que es la realidad que cada uno de nosotros ve. Es una hip¨®tesis que me parece razonablE¡±.
El impulsor y actual asesor de BRAIN, proyecto que desbanc¨® a otros relacionados con las energ¨ªas renovables o con mandar al hombre a Marte, es un madrile?o de 53 a?os, nacido el 25 de abril de 1963, criado en el barrio de Arg¨¹elles, neurobi¨®logo, m¨¦dico, entusiasta de Ram¨®n y Cajal y furibundo madridista. Afincado en Nueva York desde 1980, este catedr¨¢tico de la Universidad de Columbia es un agitador, un investigador que no se queda quieto, que lucha por coordinar los esfuerzos cient¨ªficos que en el campo del cerebro se hacen a lo largo y ancho del mundo. En diciembre ha estado trabajando en la confecci¨®n de un documento, firmado por la primera l¨ªnea de la investigaci¨®n estadounidense, para contribuir a que, efectivamente, el nuevo equipo cient¨ªfico de la Casa Blanca mantenga la apuesta por el cerebro.
La entrevista se celebra en San Sebasti¨¢n, donde Yuste recal¨® en el congreso Passion for Knowledge. Vestido en tonos beis, con su camisa amarilla y su bolsa naranja en bandolera, es un hombre afable, alejado del estrellato, a pesar de que la prestigiosa revista Nature le consider¨® en 2012 como uno de los cient¨ªficos m¨¢s influyentes del mundo.
En el pasado mes de septiembre, reuni¨® usted a unos 400 cient¨ªficos y consejeros cient¨ªficos de varios Gobiernos en la Rockefeller University de Nueva York para coordinar las iniciativas de investigaci¨®n que hay en torno al cerebro. Rodolfo Llin¨¢s, neur¨®logo colombiano-estadounidense de 81 a?os, dijo: ¡°Nunca antes en la neurociencia he visto tanta unidad para un fin tan glorioso¡±. Los neurobi¨®logos tenemos fama de estar siempre peleados. La dotaci¨®n del proyecto de Obama, de hecho, se redujo el primer a?o porque hab¨ªa muchas voces discrepantes. La reuni¨®n de la Rockefeller fue un intento de poner de acuerdo a los cient¨ªficos. Quer¨ªamos que los administradores nos escucharan con una sola voz. Tenemos el ejemplo del proyecto del genoma humano, que fue fruto de un esfuerzo colectivo.
Le acabamos de pedir que rememore aquella reuni¨®n. ?Qu¨¦ ha pasado en su cerebro en ese momento?, ?qu¨¦ ocurre cuando recordamos? Sinceramente, todav¨ªa no tenemos una teor¨ªa aceptada de c¨®mo funciona la memoria, hay muchas posibilidades. Si se leen los art¨ªculos cient¨ªficos, una hip¨®tesis es que haya un grupo de c¨¦lulas, posiblemente en la corteza cerebral, que se disparen a la vez. Cuando pensamos o nos acordamos de una cosa, se enciende una llama de actividad cerebral en un grupo de neuronas en distintas partes de la corteza del cerebro. Actualmente estamos trabajando en ello en el laboratorio.
¡°El cerebro se inventa un mundo, cada uno de nosotros ve un mundo distinto¡±, dijo usted en una entrevista. ?Es as¨ª? Esto es una hip¨®tesis, no es una afirmaci¨®n demostrada. Pero es una de las que a m¨ª me parecen m¨¢s razonables y tiene que ver con Immanuel Kant, que dec¨ªa que el mundo es un reflejo de la mente. Los datos que estamos obteniendo en mi laboratorio concuerdan con esa posibilidad. Puede que el cerebro genere un mundo virtual que es la realidad que cada uno de nosotros ve. Cuando estamos dormidos, esa m¨¢quina est¨¢ desconectada de la realidad; y cuando estamos despiertos, amarramos con nuestros sentidos esa simulaci¨®n de realidad virtual.
Una de las ramas de la investigaci¨®n que m¨¢s frutos est¨¢ dando es la optogen¨¦tica, que permite intervenir en el comportamiento de un rat¨®n (mediante destellos de luz que se disparan a trav¨¦s de un cable insertado en la cabeza del roedor). Su uso nos abre puertas para combatir enfermedades neurol¨®gicas, pero tambi¨¦n a todo tipo de debates ¨¦ticos. La tecnolog¨ªa es neutra, y esta en concreto va a tener una gran importancia para leer y generar actividad en el cerebro de animales vivos. Lo estamos haciendo en el laboratorio, y se podr¨ªan realizar este tipo de manipulaciones en humanos. La raz¨®n es ayudar a la humanidad. El proyecto BRAIN se lanza para intentar vencer la lacra de las enfermedades neurol¨®gicas. Si hay pacientes con problemas en su actividad neuronal, permitir¨ªa intentar corregirlos desde fuera, igual que un cirujano que extirpa un tumor. Estas tecnolog¨ªas se pueden utilizar con ¨¢nimo de lucro o con un objetivo negativo para las personas, por eso estamos intentando sacar adelante un panel de neuro¨¦tica.
?De qu¨¦ tipo de objetivo negativo estamos hablando? Si conseguimos m¨¦todos nuevos para registrar la actividad neuronal de una manera no invasiva, y la ciencia es capaz de descifrar lo que significan esos disparos neuronales, ser¨ªamos capaces de entender c¨®mo funciona la mente del animal o de la persona. ?Qu¨¦ significa entender? Desde el punto de vista cient¨ªfico, si puedes entender, puedes predecir lo que la persona o el animal har¨ªa, o comprender c¨®mo se reactivan los recuerdos que tiene esa persona. Esto parece ciencia-ficci¨®n, pero estoy seguro de que antes o despu¨¦s se va a llegar a este punto. Es algo que viene y debemos afrontar los debates cuanto antes. Otro problema es el acceso a las tecnolog¨ªas. Imaginemos un futuro, que va a venir seguro, en que nos empecemos a comunicar con los tel¨¦fonos a trav¨¦s de nuestra actividad cerebral. En vez de utilizar los dedos, tendremos unas gafas inteligentes o un implante en alguna parte del cuerpo de modo que accederemos en tiempo real a mucha informaci¨®n. Esto puede generar un tipo de comportamiento en los humanos que es mucho m¨¢s sofisticado y poderoso del que tenemos ahora. Podremos controlar brazos rob¨®ticos o exoesqueletos¡
El llamado enhancement, la ampliaci¨®n de capacidades¡ Exactamente. Puede haber enhancement de actividad mental y tambi¨¦n de actividad f¨ªsica. Lo cual nos lleva a la pregunta: ?cu¨¢les son las reglas bajo las cuales eso se deber¨ªa hacer? ?Qui¨¦n va a controlar esas t¨¦cnicas que, evidentemente, en un principio no ser¨¢n baratas? ?Vamos a acentuar las divisiones y desigualdades que hay en la humanidad? ?Va a ser una herramienta que en ¨²ltima instancia permita una mayor democratizaci¨®n de las sociedades, una mayor justicia e igualdad de oportunidades?
Sin caer en la ciencia-ficci¨®n, en el escenario que usted esboza se podr¨ªa hackear la mente de una persona¡ Hay riesgos. Y los humanos tememos lo desconocido, es una reacci¨®n natural. Este tipo de escenarios han sido explotados por pel¨ªculas y escritores, que acent¨²an lo negativo, que dicen que esto puede ser el fin del mundo. De hecho, hay gente muy prominente, cient¨ªficos como Stephen Hawking, que dice que las computadoras traer¨¢n el final de la humanidad¡
¡°en UN futuro, que VA A VENIR seguro, NOS COMUNICAREMOS CON LOS TEL?FONOS a trav¨¦s de NUESTRA actividad cerebral¡±.
Y usted, de hecho, tiende a ser cr¨ªtico con Hawking¡ S¨ª. Yo dir¨ªa: tranquilidad. La ciencia siempre ha sido un motor de progreso; el conocimiento siempre nos ha hecho libres. No hay m¨¢s que estudiar el pasado de la humanidad. Aunque hayamos creado tecnolog¨ªas capaces de destruirnos, como la energ¨ªa nuclear o las armas qu¨ªmicas, que podr¨ªan haber acabado con nosotros, nos hemos sabido organizar de una manera racional y se han canalizado estas t¨¦cnicas para hacer reactores nucleares, para ayudar a pacientes con enfermedades bacterianas. No s¨¦ por qu¨¦ no va a suceder lo mismo con la neurobiolog¨ªa del futuro. Estas t¨¦cnicas van a ser una liberaci¨®n, van a dar lugar a un nuevo humanismo.
?En qu¨¦ consistir¨¢ ese nuevo humanismo? Va a ser un humanismo certero y riguroso por fin, una vez sepamos c¨®mo funciona realmente nuestra mente. Va a tener implicaciones legales en lo que se considera un criminal; en el concepto del ¡°yo¡±; en c¨®mo se define a una persona; en qui¨¦n tiene la responsabilidad de una decisi¨®n. Ocurrir¨¢ como en el Renacimiento, cuando los m¨¦dicos empezaron a destripar cad¨¢veres. Todo el mundo estaba preocupad¨ªsimo, ?esto va a ser el fin del mundo!, se dec¨ªa, ?vamos a deshumanizar al hombre! Y fue todo lo contrario. Cuanto m¨¢s conocemos el cuerpo humano, m¨¢s nos asombramos del prodigio de la evoluci¨®n. Esto va a ser el Renacimiento al cuadrado.
Su padre le regal¨® Los t¨®nicos de la voluntad: reglas y consejos sobre investigaci¨®n cient¨ªfica, de Santiago Ram¨®n y Cajal, cuando usted ten¨ªa 14 a?os. ?Despert¨® este libro su vocaci¨®n de cient¨ªfico? Me lo le¨ª justo en la edad en que estaba pensando qu¨¦ hacer con mi vida. Me pareci¨® apasionante. Cajal da consejos sobre c¨®mo dedicarse a la ciencia, incluso dice con qu¨¦ tipo de persona te tienes que casar. Pero lo que m¨¢s me impresion¨® fue el ¨¦nfasis que pon¨ªa en la voluntad. Dec¨ªa que lo m¨¢s importante para garantizar el ¨¦xito no es ser inteligente, no es ser rico, no es ser guapo, es tener voluntad.
Y est¨¢ usted de acuerdo con ¨¦l. S¨ª, as¨ª es, desde mi humilde punto de vista. Incluso los cient¨ªficos que me he encontrado que han tenido m¨¢s ¨¦xito han sido los m¨¢s voluntariosos, los que tienen clara la idea de lo que quieren y hacen el esfuerzo de perseguirla. Como dice Cajal, t¨² puedes tonificar tu voluntad. Estoy eternamente agradecido a mi padre por ese regalo, me marc¨®. Me pareci¨® que no hab¨ªa nada m¨¢s bonito que pasar las noches mirando por un microscopio en un laboratorio, a oscuras, descubriendo los secretos del cerebro, y as¨ª ayudar a la humanidad.
?C¨®mo aliment¨® su sue?o de convertirse en cient¨ªfico en aquellos a?os en que viv¨ªa en Espa?a? Le¨ªa muchos libros de ciencia. Mi padre era abogado y mi madre farmac¨¦utica, as¨ª que iba a ayudarla al laboratorio, las muestras de sangre, el microscopio¡ A?os m¨¢s tarde, hice un curso en el laboratorio de biolog¨ªa marina de Woods Hole en Massachusetts. En el auditorio de ese sitio hay una cita que dec¨ªa que los aut¨¦nticos arist¨®cratas del mundo, la gente que de verdad tira del carro, son los cient¨ªficos. Ese fue otro espaldarazo.
¡°En nueva york suelo decir: ¡®vengo de un pa¨ªs donde la gente corre delante de los toros. HACEMOS LAS COSAS CON PASI?N¡±.
?Suscribe la frase? S¨ª, los cient¨ªficos son los aut¨¦nticos condes, los arist¨®cratas de la sociedad. Hacen un trabajo callado, cuidadoso, muchas veces sin apoyo social o econ¨®mico, pero son los que est¨¢n abriendo el camino para el resto de la sociedad, son la fuente del progreso. La ciencia y la ingenier¨ªa tiran del carro.
Usted es m¨¦dico, y su necesidad de investigar respondi¨®, en parte, a las limitaciones con que se encontr¨® en su pr¨¢ctica diaria. S¨ª. Estudi¨¦ Medicina en la Aut¨®noma, en la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz. Tuvimos que hacer una rotaci¨®n en psiquiatr¨ªa, y entrevist¨¦ a esquizofr¨¦nicos. Algunos eran peligrosos, paranoicos, ten¨ªamos que recibirlos acompa?ados de un guardaespaldas. Y me acuerdo de uno que era inteligent¨ªsimo y que estaba encerrado, caus¨¢ndose devastaci¨®n a s¨ª mismo y a todos los que estaban a su alrededor. Me dije: puedo dedicarme a la psiquiatr¨ªa o coger la pala e ir a hacer investigaci¨®n b¨¢sica sobre los circuitos neuronales para que alguien despu¨¦s pueda entender lo que le pasa a este tipo de paciente.
Algo muy parecido relataba en esta revista Karl Deisseroth, gran pionero de la optogen¨¦tica, que adem¨¢s de neurobi¨®logo es psiquiatra. ?l mencionaba la frustraci¨®n del especialista que necesita conocer m¨¢s del cerebro para no tener que tirar tanto de las medicaciones¡ S¨ª, nos conocemos mucho, hemos publicado juntos. El trabajo que hacen los psiquiatras es heroico porque tienen que atender a estos pacientes y solo disponen de tratamientos paliativos, que les quitan algunos de los s¨ªntomas, pero no resuelven el problema de fondo. No tenemos el suficiente conocimiento para enfrentarnos a estas cuestiones.
En sus investigaciones con ratones, utilizan ustedes en el laboratorio una droga que circula en seg¨²n qu¨¦ ambientes, la ketamina. ?Es una sustancia peligrosa para las enfermedades mentales? S¨ª, la utilizamos porque estamos estudiando qu¨¦ es lo que le hace esta droga al cerebro desde el punto de vista de la actividad de grupos de neuronas. La ketamina se utiliza de manera cl¨ªnica en los hospitales con un objetivo anest¨¦sico; a m¨ª me la han puesto alguna vez y no pasa nada. Yo tranquilizar¨ªa a los pacientes. Pero usada como droga recreativa, entre determinadas personas, y en seg¨²n qu¨¦ concentraciones, puede dar lugar a brotes esquizoides.
Si Cajal levantara la cabeza, de todo lo que est¨¢ ocurriendo en torno a la investigaci¨®n sobre el cerebro, ?qu¨¦ cree que es lo que m¨¢s le sorprender¨ªa? Si hay algo que me gustar¨ªa, ser¨ªa hablar con Cajal ahora. Pocos a?os despu¨¦s de su muerte, dos matem¨¢ticos estado?unidenses publicaron un paper que es el comienzo de las redes neuronales. Si Cajal hubiese asistido a eso, hubiera visto que todo encajaba, hubiera sido posible relacionar la gran s¨ªntesis que ¨¦l ten¨ªa en su cabeza de todas las partes del sistema nervioso con las posibilidades que dan los circuitos de redes neuronales.
¡°LA NEUROBIOLOG?A PUEDE TRAER UNA LIBERACI?N. UNA VEZ QUE SEPAMOS C?MO FUNCIONA LA MENTE, NACER? UN HUMANISMO RIGUROSO¡±.
En el a?o 2005, usted y Javier de Felipe, investigador del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas), organizaron una reuni¨®n de cient¨ªficos en Petilla de Arag¨®n, lugar de nacimiento de Cajal. ?C¨®mo fue aquello? Cuando los neurobi¨®logos estudian las c¨¦lulas de la corteza cerebral, las describen a su manera y les dan un nombre. Y cada cual tiene su ego, y les pone el suyo propio. Esto nos llevaba a una situaci¨®n en que no nos entend¨ªamos entre nosotros. Se nos ocurri¨® empezar a trabajar en una soluci¨®n com¨²n y pensamos en hacer la reuni¨®n en la casa de Cajal para que la gente se tragase su ego. Aqu¨ª estamos donde naci¨® el maestro, todo el mundo admira a Cajal, ?no? Pues vamos a ver qui¨¦n tiene las narices de poner su ego por encima del objetivo com¨²n en su casa. Invitamos a 25 personas y nos fuimos a Petilla de Arag¨®n. La gente se puso de acuerdo, no de manera completa, pero s¨ª en la terminolog¨ªa que utilizar¨ªamos para describir las c¨¦lulas. De ah¨ª sali¨® la famosa nomenclatura de Petilla. Esa reuni¨®n se puede ver como precursora de todo el proyecto BRAIN, que es un poco la misma idea: ponernos de acuerdo entre neurobi¨®logos en vez de estar pele¨¢ndonos los unos con los otros.
Detr¨¢s de esa reuni¨®n, como de la celebrada en la Rockefeller University, est¨¢ una de las caracter¨ªsticas que m¨¢s le define, seg¨²n nos contaba hace poco el investigador Javier de Felipe: que es usted un entusiasta. Soy un apasionado de la ciencia. Estoy feliz de haberme dedicado a ello y espero que mi contribuci¨®n sea positiva. Volviendo a Cajal, la voluntad y la pasi¨®n van muchas veces juntas. Es una cualidad que tenemos muchos espa?oles, de hecho. Cuando me preguntan por las reuniones y las iniciativas y me dicen: ¡°?Pero bueno, c¨®mo te metes en todos esos l¨ªos!¡±, yo siempre respondo: ¡°Mira, yo vengo de un pa¨ªs donde la gente corre delante de los toros. No somos un pa¨ªs de miedicas. Es un pa¨ªs donde estamos orgullosos de hacer las cosas con pasi¨®n¡±. Yo intento trasladar a Estados Unidos, a mi esquina de Nueva York, el esp¨ªritu de la sociedad que me ha criado. E intento infund¨ªrselo tambi¨¦n a la gente joven a la que formo.
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